Una especie de familia, de Diego Lerman

A pesar de la falta de medios, el talento del director Diego Lerman y de la actriz española Barbara Lennie elevan una pelicula que sigue la odisea de una mujer para adoptar.

Cuenta Una especie de familia una historia con resonancias más amplias. Narra el viaje a provincias de una acomodada doctora de Buenos Aires en la treintena, a la que da vida Bárbara Lennie, para adoptar al hijo de una paupérrima campesina. Allí se encuentra con una red de chantajes y engaños que pondrán a prueba su tesón y temple. No es muy distinto a lo que explicaba hace no tanto Daniela Fejerman en La adopción, donde veíamos la odisea de un matrimonio español que trata de hacerse con un bebé en Europa del Este. Aquella era una película notable y esta también lo es, aunque no son iguales. En Una especie de familia el aspecto social es más importante.



Dirigida por Diego Lerman, al que conocemos por La mirada invisible (2010) o Refugiado (2014), vemos un filme lastrado en parte por la falta de medios ya que la puesta en escena por momentos es demasiado parca. Pero vemos también una obra en la que el talento de sus participantes logra suplir esas carencias. Bárbara Lennie está grandiosa como esa burguesa de ciudad y probables buenas intenciones que se desespera por momentos ante un tinglado, no hay otra palabra, en el que no está muy claro si es la verdugo, la víctima o ambas cosas a la vez. Una situación imposible en la que todos actúan en algún momento como villanos, pero también despiertan nuestra compasión. Obran por pobreza económica o movidos, como es el caso de la protagonista, por un sobrehumano deseo de ser madre.



Hay una escena vibrante en la película, esa primera pelea entre Lennie y la madre biológica del niño en la que todas las tensiones y dilemas que plantea explotan en la pantalla. Una intensidad dramática que marca el punto álgido de un filme que se sigue como un thriller y que nos somete a un catálogo rico e interesante de las muchas contradicciones de una realidad endiablada en la que como, decía Sender, la humanidad es más miserable que mala.



@juansarda