Dennis Lim: "No hay ni un atisbo de nostalgia en Twin Peaks: el regreso"
Dennis Lim
El director de programación de la Film Society del Lincoln Center, autor del ensayo David Lynch. El hombre de otro lugar, analiza en El Cultural la última temporada de Twin Peaks.
P.- ¿Qué opinión le merece la nueva temporada de Twin Peaks?
R.- Me parece completamente extraordinaria, mucho más de lo que podría haber esperado. Es el Lynch más radical, completamente libre y liberado. Es impresionante verla. Es una serie, pero en realidad no tiene nada que ver con la televisión, no muestra atención a ni una sola de sus reglas. Todos los intereses de Lynch están ahí y Twin Peaks: el regreso profundiza enormemente en ellos. Desde mi punto de vista es tremendamente satisfactoria (aunque supongo que habrá gente que la considere tremendamente insatisfactoria). En esta tercera temporada están su cine, sus pinturas, su música… Todas sus perspectivas contenidas en un único trabajo. Además es una obra completamente inesperada, y hay algo casi perverso en ello. Ya ocurrió con Twin Peaks; Fuego camina conmigo porque la gente quería una continuación y Lynch les ofreció una precuela en la que el público sabía lo que iba a pasar: Laura Palmer muere. En El regreso la gente quería regresar a Twin Peaks con el agente Cooper y después de 15 episodios Cooper sigue desaparecido y Twin Peaks está irreconocible. Pienso que es una película de 18 horas y, aunque se titula El regreso, realmente trata sobre la imposibilidad de regresar. No hay ni un atisbo de nostalgia en ella.
P.- ¿Alguna idea sobre el final que quiera compartir?
R.- Desde mi punto de vista el final es genial, pero estoy de acuerdo con Lynch en esa idea de no hacer muchas interpretaciones. Creo que está relacionado con esa idea ya mencionada de la imposibilidad de regresar, con la importancia que Lynch concede al trauma y con la idea ya presente en su obra de reescribir el pasado. Carretera perdida va sobre un hombre que ha matado a su mujer, pero no puede creerlo y está tan traumatizado que acaba convirtiéndose en otra persona para volver a hacer lo mismo. Mullholland Drive trata de una mujer que tiene una fantasía en la que reescribe el pasado. En El retorno Cooper literalmente regresa al pasado para tratar de prevenir el asesinato de Laura Palmer. Es el mismo concepto del Vertigo de Hitchcock, la idea de reescribir y reactivar. En todos los demás filmes de Lynch el regreso siempre es un fracaso, pero aquí es una especie de éxito. Lo que ocurre es que el éxito es casi más terrorífico que el fracaso.
Pregunta.- ¿Por qué decidió escribir sobre David Lynch en su primer libro?
Respuesta.- Tenía varios motivos para hacerlo. En primer lugar, Lynch es un magnífico sujeto de estudio al que dedicarle un buen periodo de tu tiempo porque sus películas son inagotables y así es más fácil mantener el compromiso. Conocía muy bien su obra antes de decidirme a escribir el libro, había visto todas sus películas y mantenían intacto todo su misterio y su poder. Para mí es el director norteamericano más interesante en la actualidad, y también el más interesante de su generación. Por otro lado, a él no le interesa demasiado explicar sus películas, piensa que sí lo hace puede destruir parte de su valor. Y es que realmente es difícil explicar la manera en la que sus películas son tan poderosas.
P.- ¿Qué experiencias de la vida de David Lynch pudieron crear su particular mirada de autor?
R.- No sé si es posible señalar acontecimientos concretos. A mí me funciona más una perspectiva psicológica y en ese sentido creo que su infancia en los años 50 en EE. UU. es muy importante. La iconografía de ese período está muy presente en su obra. Además siempre describe su infancia como idílica, inocente y feliz, aunque percibía que bajo la superficie había algo que no iba bien. Y ese es en gran medida el tipo de atmósfera que crea en sus películas, como el arranque de Terciopelo azul. Por otro lado el descubrimiento del arte le marcó muchísimo. Él quería ser pintor y de hecho estudió para ello. Estaba muy interesado en las artes visuales y llegó al cine a través de ellas.
br> P.- De hecho David Lynch no era un gran aficionado al cine, una disciplina a la que llegó a través de la pintura…
R.- Esto es muy significativo porque distingue a Lynch de la mayoría de los cineastas de su generación. Sí que llegó a ir a una escuela de cine, pero no es alguien que lea sobre el tema. Para Lynch, a los 20 años, lo importante era la pintura y de alguna manera ha mantenido esa actividad durante toda su vida y le da tanta importancia como al cine. Él se considera sobre todo un artista y esto le ha creado algunos problemas. Un pintor tiene total control de cada aspecto del lienzo y Lynch ha tratado de trabajar en el cine de la misma manera desde Cabeza borradora, en la que controló cada aspecto de la película. Pero ese grado de control es muy difícil de alcanzar en un medio industrial de colaboración como el cine. De hecho, los momentos más difíciles de su carrera se han producido cuando ha perdido el control en grandes filmes de estudio como El hombre elefante o Dune, independientemente del éxito que tuvieran después.
Twin Peaks: el regreso
P.- ¿Son El hombre elefante y Dune los trabajos más impersonales de Lynch, junto a Una historia verdadera, o podemos percibir su mano en estos trabajos?R.- Diría que son las películas menos características de Lynch, pero creo que puedes ver suficiente de él en ellas. En El hombre elefante está su interés por lo físico, por la deformidad, por lo grotesco, que es una constante en su obra. Dune es un filme que se desarrolla en diferentes entornos y planetas y el interés por construir múltiples mundos se despliega en toda su filmografía. Además Dune tiene cierta textura de sueño mágico, que es algo muy lynchiano. Por otro lado, Una historia verdadera no la escribió él y es un interesante ejercicio ya que desde el mismo título sugiere que está tratando de hacer algo diferente. Pero incluso esta película conecta con su interés por alcanzar la esencia del corazón de América con cierto sentimentalismo, siempre matizado por la ironía. De todas maneras es una película bastante oscura que aborda la mortalidad y el trauma, que es un concepto muy lynchiano también. Aunque quizás sean sus trabajos más impersonales, estas películas forman parte de su filmografía de manera consistente.
P.- ¿Por qué es tan importante Terciopelo azul en la obra de Lynch?
R.- Para mí es importante porque es la primera película que vi de Lynch y es la película en la que finalmente se convierte en sí mismo. Su sensibilidad está más desarrollada e introduce temas y arquetipos, como los interpretados por Dennis Hopper e Isabella Rossellini, que permanecerán en el resto de su trabajo. Esta película también significa su primera colaboración con el compositor Angelo Badalamenti y el inicio de la experimentación con el uso de la música. Todo esto ayuda a construir el tono de Lynch, que tiene relación con no saber exactamente cómo responder a una determinada escena que se proyecta ante tus ojos. ¿Es gracioso? ¿Serio? ¿Excitante? Aquí es cuando empiezas a darte cuenta del talento de Lynch.
P.- Twin Peaks: fuego camina conmigo y Carretera perdida fueron maltratadas por la crítica cuando se estrenaron, pero según la tesis del libro son dos obras importantísimas en la filmografía de Lynch. ¿Por qué?
R.- Los críticos a veces se equivocan y mucho. Muchas películas que hoy consideramos clásicos del cine fueron en su momento atacadas por los críticos. A veces es un problema de expectativas y de modas y en el momento en el que se estrenaron no había referencias para valorar estos trabajos. Sin embargo, con Twin Peaks: fuego camina conmigo, su arte se volvió radical y libre. Como artista empezó a experimentar más con la narrativa y la estructura y esto le llevaría a las cotas que alcanza en Mullholland Drive y en la tercera temporada de Twin Peaks. Ya en Terciopelo azul, que se desarrolla cronológicamente de principio a fin, había cierto extrañamiento en el uso del tiempo, pero no está tan pronunciado como en Twin Peaks: fuego camina conmigo o en Carretera perdida. Estos dos filmes cuentan con múltiples dimensiones y múltiples personalidades y son dos aspectos que se vuelven muy importantes en toda la segunda parte de su filmografía.
P.- ¿Por qué cree que hay un movimiento fan tan importante en torno a Mullholland Drive?
R.- Es una película romántica. Aunque es oscura y habla de un suicidio, no es tan oscura como Carretera perdida o Twin Peaks: fuego camina conmigo. El espectador tiene que lidiar además con la idea de intentar resolver algo, como ya ocurría en Twin Peaks, en la serie. Y Lynch está siempre jugando con ese deseo de la audiencia, con lo mucho que anhelan una respuesta. De todas maneras hay cierto balance porque es más fácil de entender mediante la lógica que Inland Empire o Twin Peaks: El regreso. Además es la película de Lynch más conectada con Hollywood y con los fantasmas de Hollywood y quizás por eso es uno de los filmes de Lynch más accesible.
P.- ¿Lynch piensa en el espectador mientras escribe un guion? R.- No, no lo hace. Desde mi punto de vista los autores más creativos no lo hacen y no creo que sea arrogante. Tuvo que lidiar con ello cuando estaba tratando de establecerse en la industria con Dune, una película que tenía un gran presupuesto. Pero ahora no le importa más que hacer su trabajo. Twin Peaks: el regreso no creo que haya sido un inmenso éxito financiero, pero Lynch ha hecho exactamente lo que ha querido.
@JavierYusteTosi