Santiago Segura en Sin rodeos
Identificado por el público como director y actor con el éxito de la saga Torrente, de la que ha rodado cinco películas, Santiago Segura (Madrid, 1965) cambia de tercio, aunque no totalmente porque sigue instalado en la comedia, con Sin rodeos, remake de la película chilena Sin Filtro (Nicolás López, 2016). La protagonista es una mujer a punto de cumplir los 40 (interpretada por Maribel Verdú) que vive su particular "día de furia" aunque no hace como Michael Douglas en el clásico de Schumacher de 1993. Decide dejar de cortarse la lengua y rebelarse contra un marido pintor que es un vago, el aún más idiota de su hijo adolescente, un jefe inútil con tendencia a meter mano a sus empleadas, una influencer que habla como una verdadera estúpida y que recién llegada a su oficina quiere quitarle el puesto de trabajo (interpretada por Cristina Pedroche) o una conductora con la que tiene la mala suerte de vivir varios encontronazos automovilísticos. Película sobre una liberación posible, Sin rodeos es al mismo tiempo una apuesta por la comedia gamberra que le gusta a Segura como un canto feminista que resuena con fuerza en estos tiempos.Pregunta.- ¿Qué le llamó la atención de la película chilena para hacer un remake?
Respuesta.- Según la veía imaginaba claramente en mi cabeza como podía versionarla "mejorándola" y adaptándola a mi gusto (y consecuentemente al gusto del público español. El punto de partida me recordaba a Un día de furia de Joel Schumacher pero el planteamiento me parecía más actual e ingenioso. Nunca pensé que trabajaría sobre material ajeno, pero evocar un ídolo como Billy Wilder que a lo largo de su carrera se basó en tanto material ajeno llevándolo a su terreno me animó a hacerlo. Sin ir más lejos Con faldas y a lo loco (1963) es un remake de una película alemana que a su vez era un remake de una película francesa. Otros títulos del maestro como Avanti (¿Qué ocurrió entre tu padre y mi madre?, 1972), Bésame tonto (1964) o Traidor en el infierno (1964) estaban basadas en obras teatrales. La magnífica Primera plana (1975) también pero además había dos películas previas basadas en la misma obra.
P.- ¿Es el estrés el gran mal contemporáneo?
R.- Probablemente junto a la intolerancia y la violencia.
P.- ¿La mejor comedia siempre surge de tomar distancia con nuestros males?
R.- Desde luego es la más graciosa, aunque a veces incluso pueda doler un poco.
P.- ¿Quería reflejar esa fantasía que tenemos todos en alguna ocasión de mandarlo todo a freír espárragos?
R.- Esa es una fantasía totalmente generalizada que hace que la película sea un sueño hecho realidad, muy liberador y estimulante.
P.- Hay una crítica muy ácida al mundo de las redes, ¿nos estamos volviendo locos con Facebook e Instagram?
R.- Las redes son positivas pero abusamos mucho de ellas, llegan a deshumanizarnos y esclavizarnos sin que apenas nos percatemos de ello. En general, somos víctimas de cosas que hemos inventado para ayudarnos y hacernos la existencia más sencilla o agradable.
P.- En el personaje del jefe de Maribel Verdú vemos un asunto tan de actualidad y grave como el abuso de poder y el acoso sexual, ¿cómo quería abordarlo?
R.- Cuando hace casi dos años empecé a trabajar en este proyecto se avanzaba con el feminismo pero aún no se habían dado los pasos decisivos que hemos visto desde hace unos meses. Son avances que están aquí para quedarse, que posibilitarán quizás que las mujeres consientan cada vez menos situaciones como las que se ven reflejadas en la película, desde el abuso de poder hasta la brecha salarial. Quería abordarlo como el resto de problemas que martirizan a la protagonista, de una manera algo utópica, algo a lo que podía poner freno diciendo "hasta aquí hemos llegado".
P.- ¿Ve esta película como feminista?
R.- Desde el punto de vista que promulga y promueve la igualdad de derechos de la mujer respecto al hombre, sí. Aunque si tuviese que calificarla me gusta más llamarla "comedia empoderada".
P.- Se satiriza la "inconcreción" como concepto a partir de esa influencer tan anodina. ¿Vamos a un mundo en el que cada vez costará más que la gente apueste por algo?
R.- Posicionarse es complicado, dar la cara o tener ideas claras, responsabilizarse de decisiones y proyectos cada vez es más duro y efectivamente es más fácil hablar en abstracto y no decir nada en concreto para no tener luego que dar explicaciones.
P.- ¿Cómo ha funcionado el duelo entre una veterana como Maribel Verdú y una recién llegada como Cristina Pedroche?
R.- Podríamos hablar más de idilio que de duelo. Creo que dos mujeres fuertes y con talento de diferentes generaciones se han conocido y reconocido, se han observado y medido y han decidido respetarse la una a la otra al ver lo iguales que son en muchos aspectos. Pedroche admira e idolatra a Maribel y la Verdú ha quedado encantada con la profesionalidad y carisma de Cristina. Y yo de testigo feliz y auspiciador del encuentro.
@juansarda