Image: Han Solo: Una historia de Star Wars, el wéstern galáctico

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Cine

Han Solo: Una historia de Star Wars, el wéstern galáctico

25 mayo, 2018 02:00

Han Solo: Una historia de Star Wars

La película de Ron Howard, un claro homenaje al wéstern, es como una bolsa de patatas fritas: quita el hambre, pero engorda, y no precisamente el alma.

La franquicia de Star Wars se ha convertido en una gallina de los huevos de oro que en Disney están dispuestos a explotar hasta donde haga falta aunque sea a costa de acabar provocando su propia muerte por agotamiento del respetable. No ha pasado mucho tiempo desde que arrasara el episodio octavo de la saga y ya llega a las pantallas está Han Solo: una historia de Star Wars, en la que toma el protagonismo el personaje que conocemos y apreciamos en la piel de Harrison Ford. Tremenda la papeleta del joven Alden Ehrenreich al tener que suplantar a un actor superexitoso en un papel emblemático de la cultura popular.

Si Luke Skywalker representa el orden y la justicia, Han Solo siempre ha simbolizado el caos y la bohemia. El primero funciona como ideal y el segundo como "desastre encantador", un hombre con debilidades que acompañado de Chewbacca se convierte en ese personaje plagado de defectos pero entrañable que funciona como contrapunto de la pureza del héroe. De esta manera, se esperaba una película como esta, que además no forma parte de la oficialidad de la saga, que tenga un tono socarrón y divertido que contraste con la solemnidad habitual de la franquicia.

Dirigida por un artesano de Hollywood de toda la vida como Ron Howard, con un larguísima trayectoria a sus espaldas que va de Willow (1988) a Apolo 13 (1995) hasta El código Da Vinci (2006) o la más reciente Rush (2013), es una opción lógica, conservadora sin duda pero comprensible, para una película como ésta que quiere simbolizar lo mejor que sabe hacer la industria de Hollywood, entretenimiento de calidad, personajes con carisma, muchos efectos especiales y una estructura clásica de aventuras.

Con reminiscencias claras del wéstern, Howard plantea su película partiendo de la clásica figura del forajido o outlaw con buen corazón e ideas propias. El director no disimula demasiado, ambienta el filme en un planeta rocoso que recuerda al cañón del Colorado y por su camino se cruza otro bandido, al que da vida Woody Harrelson, con el que arranca una aventura en la que, como es habitual, hay muchas carreras de naves espaciales, bichos simpáticos (en este caso un mono zumbón), y no falta un romance en el que Emilia Clarke ejerce el papel de sofisticada mujer fatal.

Han Solo ha tenido muchas críticas terribles, por algún motivo mucho peores en Europa que en Estados Unidos donde están siendo más generosos. No acabo de entender muy bien a qué viene tanta bilis, desde luego no es una obra maestra pero me imagino que nadie lo esperaba. Durante dos horas que se hacen bastante largas, vemos algunas escenas de acción un tanto erráticas como el interminable robo en el tren y otras mucho más logradas, como el vibrante principio o el reencuentro entre Solo y su objeto de pasión amorosa, que tiene una insospechada química. Han Solo es como una bolsa de patatas fritas, quita el hambre, pero engorda, y no precisamente el alma.

@juansarda