Los cineastas Marcelo Piñeyro y Pavel Giroud y la crítica cinematográfica Nuria Vidal debaten en la Casa de América la influencia de la proliferación de nuevas pantallas, como las de las tabletas o las de los teléfonos inteligentes, en las formas de ver y hacer cine.
En las últimas décadas la forma en la que el público consume películas se ha diversificado gracias a la aparición de nuevas pantallas, a los avances en telecomunicaciones y al boom de las plataformas de contenidos como Netflix o HBO. Hoy es habitual emplear el tiempo muerto en el metro o el autobús para ver el último capítulo de una serie en el smartphone o quedarse dormido viendo una película en la tableta. Si el cine nació como una experiencia compartida en la oscuridad de una sala y ante una pantalla de grandes dimensiones, hoy las películas se disfrutan cada vez más en soledad y en formatos que caben en el bolsillo. Para reflexionar sobre este cambio la Casa de América organiza este miércoles un debate que, bajo el titulo Las 4P: televisor, ordenador, tablet y smatphone, pondrá a discutir a los cineastas Marcelo Piñeyro y Pavel Giroud y a la crítica cinematográfica Nuria Vidal sobre cómo han cambiado esta coyuntura las formas de ver y hacer cine. ¿Son las cuatro pantallas cuatro armas de distracción masiva para la percepción y recepción tradicional del espectador?Marcelo Piñeyro, director de películas como El método (2005) o Kamchatka (2002), está lejos de adoptar posturas apocalípticas. En su ponencia, titulada ¿Cómo ver Il Gatopardo?, defiende que la emoción estética de una buena película llega al espectador independientemente de la dimensión de la pantalla o del medio que empleemos para verla. "El gatopardo es una de las obras indiscutibles del cine", explica Piñeyro. "Un filme enorme en todos los sentidos, concebido para copias en 70 mm, con un espléndido Technicolor y con una duración que superaba las tres horas. Pero muy poca gente la vio en esas condiciones. Yo, por ejemplo, la vi por primera vez por televisión en blanco y negro, doblada, con cortes publicitarios y en una pantalla cuadrada. Aunque las condiciones no podían ser peores, la noción estética de la película me llegó totalmente. En definitiva las diferentes pantallas son solo herramientas. Lo importante es que la mirada del director te provoque emociones nuevas".
El cineasta cubano Pavel Giroud, responsable de películas como La edad de la peseta (2008) o El Acompañante (2015) y el celebrado documental Playing Lecuona, se plantea si el tamaño importa en su intervención. "Creo que las grandes películas soportan cualquier formato, pero la experiencia entre verla en un móvil y en una sala grande como la pensó su creador es completamente diferente y las sensaciones que proporciona la sala es difícil que se alcancen con tu teléfono en el sofá".
¿Cómo hacer cine para el móvil?
Si estos dos creadores, aunque con reservas, no reniegan de qué se pueda ver una película en el móvil, sí que tienen posturas enfrentadas en cuanto a si se debe modificar la manera de contar una historia en imágenes si sabemos que nuestra película no va a llegar nunca a una pantalla grande, como ocurre con los filmes de Netflix. "Cuando era joven soñaba con estrenar una película en una sala grande, con sonido envolvente, y acabé consiguiéndolo", explica Giroud. "Todo mi sistema creativo se había enfocado a alcanzar ese objetivo, por lo que sentí una gran frustración cuando la adaptaron a un formato para la televisión: había elementos de la película que se extraviaban, incluso personajes que desaparecían en algunos encuadres. Con la segunda película me ocurrió algo parecido y para la tercera, que tarde bastante en poner en marcha, me sorprendí a mí mismo durante el proceso creativo pensando en cómo iba a rodarla para que funcionara no solo en la televisión, sino en todos los formatos que habían aparecido en ese tiempo, como las tabletas o los smartphones".Hoy en día Netflix produce al año una cantidad ingente de películas que no pasarán por salas, y directores de la talla de Martin Scorsese o Alfonso Cuarón estrenarán sus nuevos filmes en la plataforma. La cuestión es si en el gigante del streaming siguen trabajando igual el medio o están desarrollando un nuevo lenguaje. "Yo creo que Netflix no piensan para nada en una pantalla de cine y hace bien", explica la veterana crítica Nuria Vidal. "Eso no quiere decir que sus películas no tengan una calidad enorme, tanto de imagen como de concepto o de visionada. Pero la gracia está en encontrar un nuevo lenguaje, pensado para verse en formatos diferentes. En España esto se está aprendiendo ahora porque hay series que parecen que están pensadas para el cine y si las ves luego en un móvil o en una tablet no lucen como deberían".
Aunque no lo menciona directamente, es obvio que Vidal se refiere a las nuevas creaciones de Movistar +, superproducciones como La peste o La zona que han podido verse en pantalla grande en Festivales. "Si ves en un móvil una película que estaba pensada para el cine se pierden cosas por el camino: profundidad de campo, visionado, calidad de sonido…", explica la crítica de cine. "El sonido es un buen ejemplo. No te sirve de nada hacer una película donde el sonido te envuelve y te arrastra porque se va a reproducir por el móvil. Tienes que trabajar el sonido de otra manera y ocurre lo mismo con la imagen y, sobre todo con el ritmo. El ritmo tiene que estar pensado para que pueda interrumpirse en cualquier momento para que el espectador se vaya a preparar la cena o se baje del tren".
"No ha quedado más remedio que adaptarse", asegura el director cubano Pavel Giroud. "Tienes que pensar en una manera en la que puedas enganchar a alguien que está conectado con su teléfono viendo tu película. Y no solo es una cuestión formal, de pensar encuadres, sino que también hay que pensarla a nivel narrativo y utilizar recursos dramáticos muy concretos. Antes una persona iba al cine y se pensaba mucho salirse de la sala porque había pagado 8 euros. Ahora paga lo mismo por una suscripción mensual y si tu película en cinco minutos no le interesa, la quita y pone otra".
El cineasta argentino Marcelo Piñeyro, sin embargo, no cambiaría su manera de utilizar el lenguaje cinematográfico aunque rodase para Netfilx. "Yo no pienso elegir un plano por pensar que lo va a ver más gente en un móvil que en una pantalla de cine. Yo creo que estas cuestiones tienen más que ver con lo que se quiere expresar en cada obra. El gatopardo está construida con enormes planos generales, que es lo que no se debería hacer si piensas en las nuevas pantallas, y sin embargo se mantiene intacta. Creo que no hay reglas generales, cada cineasta se plantea su nueva obra de un modo particular que tiene mucho que ver con lo que se quiere contar y expresar y que no debería estar determinado por lo que el espectador quiere".
Quien celebra la diversificación de las pantallas es Vidal, ya que ha facilitado su trabajo como crítica de cine: "Antes ibas al pase de prensa, veías la película y te ibas a la redacción o a tu casa a escribir. Ahora muchas distribuidoras te proporcionan un enlace para que puedas ver la película en tu casa, varias veces si te hace falta. De esta manera puedes trabajar mejor las películas. La crítica cinematográfica tiene además un papel muy importante que jugar para orientar y desbrozar la oferta tan desmesurada que hay. Y debe decirle al espectador si una película tiene que verla en el cine o puede verla tranquilamente en su casa en Filmin".