Burt Reynolds
Burt Reynolds nunca se tomó demasiado en serio a sí mismo. Pudo haber sido Han Solo en La Guerra de las Galaxias, Garrett Breedlove en La fuerza del cariño, John McClane en La jungla de cristal e incluso pudo haber interpretado a James Bond, pero siempre prefirió ser simplemente Burt Reynolds. Por una u otra razón, quizá por falta de ambición artística, declinó la opción de dar vida a estos personajes que hoy son algunos de los más célebres de la cultura popular. Sí que realizó en cambio una serie de comedias de acción que le convirtieron en la estrella más taquillera de los 70, pero que no le dieron suficiente crédito para seguir en la primera línea de Hollywood durante las siguientes décadas, en las que su estrella se fue apagando paulatinamente.Entre aquellas películas se encontraban Los caraduras, El rompehuesos, Los locos del Cannonball, Los traficantes, Un caradura simpático o Hooper, el increíble, películas que hoy en día no pasarían el filtro de lo políticamente correcto y que a duras penas logran arrancar una sonrisa al espectador del siglo XXI. En todas ellas interpretaba al macho alfa por antonomasia, un personaje que no distaba mucho de su realidad de caradura y que con el cambio de los tiempos se fue quedando obsoleto.
Reynolds nació en Michigan en 1936 y durante su juventud destacó en la práctica del futbol americano hasta que una lesión de rodilla acabó con sus aspiraciones deportivas. Fue entonces cuando decidió probar en la actuación. Hizo teatro y metió cabeza en la televisión a finales de los 60 y, aunque ya aparecía en la gran pantalla en 1961 con Ángel Baby, no fue hasta su papel en Deliverance (John Boorman, 1971) que se hizo un nombre en Hollywood, cuando ya bordeaba los 40. A partir de ahí llegaron sus exitosas comedias, que de 1978 a 1982 lograrían ser las más taquilleras del año. Sin embargo, la calidad de las mismas fue declinando con el paso de los años y su estrella se apagó a finales de los 80. Él, sin embargo, continuó trabajando continuamente, ya fuera en producciones de serie B o en series de televisión.
En los 90 Paul Thomas Anderson le daría uno de los mejores papeles de su carrera en Boogie Nights, donde interpretaba al magnate del cine porno Jack Horner. Aunque los enfrentamientos con el director durante el rodaje fueron continuos (de hecho dejaron de hablarse al finalzarlo), el papel le valió su única nominación al Óscar. Finalmente, se lo arrebataría el Robin Williams de El Indomable Will Hunting. Otro director de prestigio, Quentin Tarantino, había confirmado la participación de Reynolds en su nueva película, Once Upon a Time in Hollywood. Sin embargo, no sabemos si le dio tiempo a grabar sus escenas antes del ataque cardiaco que ha acabado con su vida. Hubiera sido un perfecto broche para su carrera.