Image: Jane Magnusson: Bergman tuvo muchos defectos pero nunca fue un hipócrita

Image: Jane Magnusson: "Bergman tuvo muchos defectos pero nunca fue un hipócrita"

Cine

Jane Magnusson: "Bergman tuvo muchos defectos pero nunca fue un hipócrita"

9 noviembre, 2018 01:00

Jane Magnusson

En Bergman, su gran año retrata a un cineasta maniático, abusivo y obsesionado con su trabajo pero también al artista capaz de convertir esos ángulos oscuros en vibrante material artístico

No queda muy claro después de ver Bergman, su gran año, si la directora sueca Jane Magnusson (Estocolmo, 1968) quería ensalzar o destruir la imagen pública de Bergman. Ella misma nos cuenta que en sus últimos años, cuando daba la impresión de que en la cultura sueca no se movía una rama sin que él lo aprobara, era odiado por un exceso de poder. Maniático, abusivo, obsesionado con su trabajo, sistemáticamente infiel, incapaz de recordar cuántos hijos tenía... Magnusson retrata a un Bergman que también parece concentrar muchos de los defectos de una época machista en la que nadie hablaba de conceptos como "acoso laboral".

En pleno centenario del artista nórdico, en el documental surge un hombre tan neurótico que no dejaba que nadie tocara sus galletas y cogía siempre la segunda del bote por si alguien hubiera puesto sus dedos en la primera. También aparece el artista obsesionado con su infancia y la figura de un padre pastor protestante autoritario e insensible. Y surge, claro está, el gran genio del cine que brilla especialmente en ese "año de Bergman", 1957, el año en el que estrenó dos obras maestras como El séptimo sello y Fresas salvajes, que cimentaron su prestigio mundial además de triunfar en el teatro de Estocolmo con cuatro estrenos. En Bergman, su gran año conocemos a un hombre lleno de aristas y defectos pero también al artista capaz de convertir esos ángulos oscuros en vibrante material artístico.

Pregunta.- ¿Por qué se quiso centrar en ese año en particular?
Respuesta.- La obra y la figura de Bergman son muy grandes y quería centrarme en algo concreto para empezar. Hace unos años dirigí la película Descubriendo a Bergman (2013) y me di cuenta de que dos películas como Fresas salvajes y El séptimo sello, que son grandes obras maestras, merecían un análisis más exhaustivo. Y el hecho de que las rodara tan seguidas es increíble. Cuanto más investigaba en ese año más importante era. Ese año conoció, por ejemplo, a sus dos siguientes mujeres. Y después de esos dos filmes aún rodó una telemovie que permanece olvidada pero es fantástica y dirigió cuatro obras de teatro. En 1957 no era el director famoso mundialmente y eso también lo hace muy interesante. Es Bergman antes del "gran Bergman", cuando se esfuerza al máximo porque siente que es su gran oportunidad.

P.- Esa imagen de un Bergman poco simpático también aparece en la película. ¿Fue una persona de trato muy difícil?
R.- En Suecia se ha quedado una imagen del director como un señor mayor y gruñón que mandaba demasiado. Quería recordarle a las nuevas generaciones que también fue un artista maravilloso. Creo que el problema es que nadie se le encaró nunca. Quizá hubiera sido distinto si alguien le hubiera mandado callar, sentarse y ser amable con la gente. Él era muy poderoso y la gente continuó trabajando para él porque si salías en una película de Bergman tu carrera iba para arriba. Nadie le impidió portarse de esta manera. En parte me siento mal por él.

P.- ¿Cree que la actitud de Bergman pertenece también a una época en la que había muchísimos bergmans en todas partes?
R.- Los 50 y 60 fue una época en la que había una gran tolerancia hacia actitudes como la suya. Si no hubiera sido Bergman, a partir de los 70 hubiera tenido muchos más problemas para tratar a las mujeres de la forma en que lo hacía.



P.- ¿Por qué dice que Bergman no fue sincero en sus memorias pero sí lo era en sus películas?
R.- Era un gran contador de historias. Y eso se aplica cuando escribe sus memorias. Si cree que queda mejor decir que cuando era un niño estuvo a punto de morir lo escribe aunque no sea verdad. En su ficción es muy honesto a la hora de explorar su lado oscuro o sus miedos. En una película como Persona, él mismo concibió a los dos personajes como dos dimensiones paralelas de su personalidad. La llamaba "los dos lados de Ingmar Bergman". Eso es algo que descubres después de investigar mucho.

P.- Dice en el documental que Bergman convirtió su propia vida en material de inspiración artística. ¿Estaba obsesionado consigo mismo?
R.- Creo que Bergman trabajaba a partir de la introspección y que fue honesto al mirarse a sí mismo. Cuando te miras adentro vas a ver cosas que no son buenas. De hecho, muchas de las películas anteriores al 57 eran bastante malas y su obra mejoró mucho cuando comenzó a hablar de él mismo. Tuvo muchos defectos, pero también habló muy sinceramente sobre sus sentimientos hacia sus hijos o su incapacidad para ser fiel a sus mujeres. Nunca fue un hipócrita.

P.- Uno de los aspectos más controvertidos es el pasado nazi de Bergman al que hace referencia en la película. ¿Qué nos puede contar de ello?
R.- Es una cuestión delicada. Él habla de eso en su autobiografía y en muchas entrevistas. Hay que tener en cuenta que en esa época en Suecia existía mucho miedo a una invasión rusa y mucha gente pensaba que la Alemania nazi era una buena idea. Bergman no estaba solo ni mucho menos. Lo que sí le distingue es que habló muy abiertamente sobre ello y aunque recibió muchas críticas su actitud fue valiente. En Suecia mucha gente simpatizó con los nazis y después hizo todo lo posible por ocultarlo. El hecho de que hablara de ello fue bueno para la salud del país.

P.- Bergman también representa uno de los últimos grandes iconos del cine. ¿Hoy un director de su talla hubiera alcanzado semejante fama e influencia?
R.- Estamos en un panorama distinto en el que la gente ve series en Netflix o HBO. Estamos hablando de un tiempo en el que la gente no tenía televisión y el cine tenía un papel más destacado. Y después están los políticos, que se han convertido en los principales showmen con sus escándalos. A la vez, la estrella de Bergman se fue apagando porque sus películas de los últimos años no eran tan buenas y trataban obsesivamente el tema de su infancia y sus padres.

P.- ¿Por qué no hay un museo de Bergman en Estocolmo?
R.- Hay una Fundación y un Instituto en Estocolmo y un centro Bergman en la isla de Faro pero no hay nada que se pueda visitar en la capital. Es algo anómalo. Fue demasiado poderoso durante mucho tiempo y mucha gente le detesta porque cree que impidió que surgieran otros talentos. Quizá el problema de construir un museo es que si quieres ser honesto con el personaje el retrato tiene aspectos muy poco positivos. ¿Vas a decir en el museo que no sabía cuántos hijos tenía?

@juansarda