Paul Thomas Anderson vuelve con un personaje obsesivo y autodestructivo para componer la mejor entrega
internacional del año. Le siguen Lucrecia Martel, Andréi Zviáguintsev, Luca Guadagnino y Alice Rohrwacher.
- Las votaciones de nuestros críticos
El hilo invisible
Paul Thomas Anderson
El director estadounidense vuelve a crear con
El hilo invisible un personaje, Reynolds Woodcock, genuinamente andersoniano, una criatura tan condenadamente suya (a mayor gloria de Daniel Day-Lewis) que no podemos sino dejar de ver al hombre detrás de la cámara. Pero el relato invisible revierte su punto de vista, casi imperceptiblemente, de Reynolds a Alma, o del señor a la señora Woodcock, y acaba siendo la película poéticamente más feminista del último cine americano.
El hilo invisible es la clase de romance perverso (o enfermo) que
Henry James y
Max Ophüls hubieran soñado una noche envenenada, es la película a la que
Kubrick podría haber llegado después de
Eyes Wide Shut y que
Hitchcock definitivamente hubiera matado por hacer. Otra muesca en el itinerario maestro del cineasta más apasionante de la contemporaneidad, aunque no sea el que más pasiones despierta.
Zama
Lucrecia Martel
Construida a base de planos cerrados en los que el fuera de campo juega un papel esencial, la argentina Lucrecia Martel realiza en
Zama -adaptación de una novela homónima de su compatriota Antonio Di Benedetto- un singular e inquietante tratado sobre la percepción del paso del tiempo. Un virtuoso ejercicio de estilo con un magnífico Daniel Giménez Cacho en el papel protagonista.
Sin amor
Andréi Zviáguintsev
Tras la monumental
Leviatán, el director ruso Andréi Zviaguintsev sigue dando vuelo a su potente voz autoral, cimentada sobre el veraz humanismo que desprenden sus personajes y la sofisticación de su apuesta visual, tan fría como absorbente. La desaparición de un niño le sirve al cineasta en Sin amor para lanzar un nuevo dardo a la conservadora sociedad rusa de Vladimir Putin.
Call Me by Your Name
Luca Guadagnino
A partir de un extraordinario guion de James Ivory -premiado con el Óscar-, basado en la primera novela de André Aciman, el filme de Luca Guadagnino logra bordear las convenciones alrededor de los amores prohibidos y la educación represora, y entrega una crónica canicular de un romance homosexual tan original como emotivo, de una intensidad, belleza y valentía realmente insólitas.
Lazzaro feliz
Alice Rohrwacher
La película con la que Alice Rohrwacher compitió de nuevo en Cannes tras
La maravilla, bien podría ser la primera película italiana que captura el espíritu de De Sica. La bondad se cuela en sus imágenes con un lirismo que parece estar solo al alcance de una mirada única, lúcida, alimentada por una cinefilia donde los olvidados y mendigos de Buñuel y Fellini juegan un papel esencial.