Mike Leigh (Salford, 1943) forma junto a Ken Loach la élite de una generación de cineastas británicos surgidos en los 70, herederos de una sobresaliente tradición de cine social de los 50 y 60 (allí lo llaman cine de "fregadero de cocina" para remarcar su obsesión con el realismo) que marca con autores como Tony Richardson o Lindsay Anderson. Fue en 1971 cuando Leigh debutó con Bleak Moments, en la que narraba con tono documental la gris existencia de una secretaria con problemas familiares. Desde entonces, el cineasta ha alcanzado fama mundial gracias a películas como Grandes ambiciones (1988), Secretos y mentiras (1996) o El secreto de Vera Drake (2004), en la que destaca su capacidad para reflejar las pulsiones ocultas de la sociedad inglesa.

Ahora el maestro regresa con la película histórica La tragedia de Peterloo, en la que nos cuenta la masacre perpetrada por la policía en Manchester en 1819, hace 200 años, cuando disuadieron a tiros una manifestación en la que se reclamaba el derecho a voto para los obreros. Se trata de un episodio histórico no muy conocido que Leigh narra poniéndose inequívocamente en el lugar del "pueblo", opuesto a una clase dirigente ociosa y frívola representada por un rey sin escrúpulos. Reflejo minucioso de la época, conocemos a personajes como Henry Hunt (Rory Kinnear), un izquierdoso petulante y sobre todo a unas gentes humildes hartas de los abusos de poder y su condición de ciudadanos de segunda.

Pregunta. ¿Por qué la gente en el sigo XIX estaba dispuesta a jugarse la vida por unos ideales y hoy en cambio, habiendo garantías legales que convierten la protesta en menos peligrosa, protestamos menos?

Respuesta. Creo que ahora mismo hay tantos motivos o más para protestar. Es difícil contestar a esta pregunta. Quizá lo que pasa es que hace 200 años la vida era mucho más simple, las cosas eran blancas o negras. Tenías o no tenías. Los motivos de la lucha eran muy concretos y claros, la gente protestaba porque quería aprender a leer. La gente no tenía educación. Ahora mismo vivimos en un mundo mucho más complejo en el que las personas tienen muchas más opciones, en el que se trabaja menos y donde las opciones de entretenimiento son mucho mayores. Quizá lo difícil es concretar lo que queremos.

Imagen de la película La tragedia de Peterloo

Por otra parte, en 1819 la gente fue a la plaza a hacer sus reclamaciones al Gobierno con tono festivo, como una celebración. Para ellos, el poder resultaba mucho más abstracto y lejano. Cuando la gente de Manchester protestaba contra el gobierno en Londres no sabía muy bien contra quién lo hacían. Ahora sí los vemos constantemente y lo sabemos todo sobre ellos, pero entonces no existía la televisión como ahora y lo máximo que habían podido ver quizá era un dibujo del rey en algún periódico o panfleto. A su vez, las élites de Londres no tenían ni idea de cómo eran ni cómo vivían las clases populares de Manchester. Es muy diferente cuándo sabes exactamente quién es contra el que te enfrentas.

P. Quizá el personaje más intrigante es el de Henry Hunt. ¿Cree que podría representar a ese "izquierdista arrogante y elitista" del que ha hecho una exitosa caricatura el presidente Trump?

R. Mi primera intención con ese personaje ha sido retratarlo de la manera más aproximada posible a cómo debía de ser basándome en lo que sabemos de él. Fue un hombre rico de nacimiento y un radical, también está demostrado que fue un gran orador. Al mismo tiempo, numerosas fuentes parecen corroborar que también era un egocéntrico monstruoso. Yo no llegaría tan lejos como para decir que representa a esos políticos de izquierdas que mencionas a los que se acusa de vivir alejados de la vida real de las personas. Sin duda, ha existido ese tipo de intelectual marxista lleno de ideas y teorías sobre cómo debe de ser el mundo pero nunca ha estado en una fábrica. Pero si un personaje como Hunt puede ser comparado con la época actual es algo de lo que no estoy tan seguro.

P. Los protagonistas citan muchas veces como inspiración la revolución francesa pero a su vez vemos que la idea de matar al rey resulta mucho menos seductora para los ingleses que para los franceses. ¿Ese regicidio era visto como llegar demasiado lejos?

R. Bueno, los ingleses ya mataron a un rey, Carlos I, en 1649 en la época de Cromwell, después hubo una Commonwealth, una república, pero no duró mucho. Lo que es cierto es que muchas veces el pueblo ha aguantado a muchos reyes a pesar de su mal comportamiento. En el caso del rey del tiempo de la tragedia de Peterloo, el rey Jorge V, cuando murió era tan impopular que todo el mundo estaba contento de que hubiera desaparecido. Pero en diez años llegó una reina como Victoria que consolidó una verdadera lealtad hacia la monarquía. La familia real británica ha tenido una brillante capacidad para autopreservarse. Nunca hay que olvidar que ese rey Jorge era primo del Kaiser de Alemania y del zar y había crecido con ellos. Una misma familia dominaba media Europa. Sin duda, hay algo en la psique británica que favorece la monarquía.

P. Los obreros del filme se definen como "radicales", palabra que hoy tiene una connotación peyorativa. ¿Se ha perdido el sentido positivo de radicalidad?

R. Creo que discutir sobre el concepto "radical" es perder el tiempo. Lo que sí resulta sorprendente es que esa palabra siempre se usa para descalificar a los que quieren un mundo mejor, a las personas que luchan por mejorar la vida de la gente.

P. En los 70 su cine y el de Ken Loach marcó una época por su alto contenido político. ¿Cómo recuerda esos tiempos?

R. Tuvimos la suerte de hacer un cine muy radical porque la BBC nos dio libertad plena. Fue una gran suerte poder expresar opiniones muy atrevidas para la época. Me temo que a partir de los 80 la cosecha ha sido menos rica. Hay jóvenes cineastas que siguen haciendo un cine social y radical.

P. ¿Diría que en sus películas las personas sacan lo mejor de sí mismas cuando sufren grandes dificultades?

R. No lo creo. En mis películas, los personajes sufren dificultades. Ese es el principio del drama. Algunas de esas personas sacan lo mejor de sí mismas en esas circunstancias y otras no. Lo que me interesa es ver cómo salen del apuro. El conflicto es siempre la base de mis películas.

P. ¿Diría que desconfía de las instituciones pero confía en el ser humano?

R. Es una manera bastante certera de decirlo. Por supuesto, siempre mantengo la esperanza en la humanidad. Absolutamente.

@juansarda