Inasequible al desaliento, Fernando Colomo (Madrid, 1956) sigue rodando intensamente, a veces en plan guerrilla como en la reciente Isla bonita (2015), retrato muy personal de una crisis emocional y creativa, y otras con la fuerza de las grandes producciones, como con el éxito de La tribu (2018), donde alcanzó un gran éxito de taquilla con la historia de unas mujeres de una barriada de Barcelona que encuentran una vía de salvación en el baile. Ahora el director insiste en la comedia que siempre ha preferido con Antes de la quema, donde cuenta a "modo de thriller divertido" la historia de Quique, un joven muy perdido (Salva Reina) que malvive en un Cádiz marcado por la precariedad y el paro. Un joven que encuentra consuelo componiendo chirigotas (peculiares canciones satíricas propias de la ciudad) con las que compite en los carnavales y sin comerlo ni beberlo acaba involucrado primero en el tráfico de hachís y después en un robo. Retrato hiperlocalista de un Cádiz con aires a La Habana en el que la picaresca puede tornarse en brutalidad, la película cuenta también con una femme fatale (Manuela Velasco) y un capo de la droga que pasa de la campechanía a la violencia (Joaquín Nuñez).
Pregunta. ¿Quería que Cádiz y su rica cultura local fueran protagonistas de la película?
Respuesta. Yo me he quedado enamorado de Cádiz. Es la provincia de España que menos conocía porque salvo en los tiempos de la universidad la he pisado poco. Arquitectónicamente es una pasada, tiene mucho de La Habana con esa pobreza pero también ese talento. Camarón de la Isla era de Cádiz. Hay un carácter de la gente muy singular incluso dentro de la propia Andalucía. Te hacía chistes todo el mundo.
P. ¿Cómo se acerca a un universo tan particular?
R. El guionista (Javier Jaúregui) es malagueño pero conoce muy bien Cádiz. Creo que es buena idea partir de la chirigota para acercarnos a ese mundo. El grupo que aparece en la película es real y la chirigota que cantan ha ganado tres de los últimos cuatro años en el concurso del carnaval. En esta película los actores no son muy conocidos, ensayamos mucho y también dejé que improvisaran para tener esa espontaneidad local. Se trata de tener gente con talento que sea capaz de hacer suyos los diálogos.
P. ¿El mundo del narcotráfico de hachís surge como un contrapunto oscuro a esa alegría sardónica del carnaval?
R. La historia está basada en un hecho real. A un chirigotero le surgió un fan que era un narco. A partir de aquí hemos intentado reflejarlo de la manera más real posible. A mí todo este mundo de picaresca de pobres diablos me recuerda al neorrealismo italiano. Cuando estábamos preparándonos para rodar e investigábamos veíamos ese mundo del trapicheo para sobrevivir en una ciudad con una tasa muy elevada de paro. Hay miles de chavales viviendo de esto porque les dan una paguita que de otro modo no podrían ganar. Hay un tema social de fondo que también es muy importante en la película.
P. ¿Cómo combina la parte de thriller con la parte de comedia?
R. La película al final es un thriller pero es muy divertida y eso plantea un reto. Era un guion con muchos mimbres y muchos elementos y aunque no lo firmo yo he trabajado mucho en él para que todo encajara. Empezamos el rodaje en la versión 25. Tenía que ser más thriller que comedia y no se debían molestar. Al mismo tiempo era importante que fuera realista, que no para hacerla más thriller o más comedia nos fuéramos de tono.
P. Últimamente encadena una película detrás de la otra, ¿vive un momento dulce?
R. Tengo que aprovechar, soy mayor y me queda poco tiempo. Tampoco hago tantas películas pero tengo una rachilla y te lanzas a hacerlas.
P. La comedia ha vuelto con fuerza a la taquilla, ¿se ha quitado definitivamente el género el adjetivo de "españolada"?
R. Cuando se hablaba de "españolada" era terrible. Hay una comedia muy subrayada y explicada que es terrible. A mí me gusta la comedia que surge de los personajes y la ironía. Lo mejor del género es que la gente está deseando ver comedias.