¿Puede una madre odiar a sus propios hijos? Es una pregunta tabú en nuestra cultura que se plantea el cineasta Denis Rovira en La influencia, película de terror en la que mezcla, a veces con más acierto que otras, el melodrama familiar con el terror puro y duro. A favor de este debut en el largometraje juega un reparto de postín en el que Manuela Vellés logra dar convicción a las dudas de la protagonista y Emma Suárez está brillante como malvada y retorcida matriarca. El director demuestra buen pulso con las escenas de terror y acierta con una fotografía que logra dar una sensación de pavor y turbulencia. El problema de La influencia, a pesar de sus virtudes, es que la historia está mal construida al revelar demasiado tarde el conflicto familiar en una acumulación de interrogantes y misterios que lejos de añadir tensión a la trama, se la restan.

La película cuenta el regreso a su caserón del pueblo de una enfermera (Vellés) junto a su marido (Alain Hernández) y su hija pequeña (Clara Placer). En un pueblo que recuerdo demasiado al de El orfanato, la enfermera se encuentra con su hermana Sara (Maggie Civantos) y se enfrenta a una madre a la que detesta aunque esté postrada en la cama, teóricamente sin ninguna posibilidad de revivir. El misterio comienza cuando la abuela en coma da la impresión de tener la capacidad de manipular la realidad a su alrededor mediante trucos de magia. Al mismo tiempo, la niña comienza a comportarse de manera violenta de manera inexplicable.

Sabemos que los niños dan mucho miedo quizá porque son seres hasta cierto punto incomprensibles para los adultos. Infinidad de películas a lo largo de la historia han jugado con el personaje del menor siniestro, desde la saga de Damian que arranca con La profecía (Richard Donner, 1976) hasta la propia niña de El exorcista (William Friedkin, 1973). El problema es que en La influencia no hay una niña siniestra sino dos y que a fuerza de acumular golpes de efecto el director descuida demasiado un drama familiar que nunca acaba de levantar el vuelo. Entretenida y con los suficientes sustos como para mantenerte inquieto mientras dura, lo mejor de La influencia es que en sus mejores momentos da verdadero miedo y lo peor que no acaba de cerrar su propia propuesta.  

@juansarda