En los años 90, el joven Bryan Stevenson tenía la posibilidad de hacerse rico después de ser uno de los pocos afroamericanos que se licenciaban en Derecho en Harvard. El letrado, sin embargo, se trasladó a Alabama, en el sur de Estados Unidos, donde las huellas de la segregación racial siguen siendo profundas, para defender a ciudadanos pobres. Allí fundó la Iniciativa por la Igualdad de la Justicia, un despacho que se financia como una fundación, a través del que ofrece una defensa decente a personas que en muchos casos han sido condenadas después de que sus propios abogados del turno de oficio no les hubieran prestado la menor atención. Uno de sus primeros clientes, Walter McMillian, se convirtió también en el más célebre. Basándose en falsos testimonios y pruebas circunstanciales, el negro McMillian había sido condenado a pena de muerte por el homicidio de una joven blanca en 1986 como forma de apaciguar a una población con más ganas de venganza que de justicia.

En 2014, Stevenson publicó sus memorias sobre el caso, traducidas en España con el título Por compasión (Península). El libro fue un best seller que convirtió al abogado en la voz más visible de Estados Unidos contra la pena de muerte. Ahora, Destin Daniel Cretton (Hawai, 1978), el cineasta que triunfó con Short Term 12 (2013), película en la que reflejaba su trabajo con jóvenes desamparados, traslada al cine esta historia en Cuestión de justicia. Michael B. Jordan (Black Panther), en la piel del joven letrado, y Jamie Foxx, como padre de familia que vive un calvario en el corredor de la muerte, son los protagonistas de este intenso drama judicial. Cretton le da una vuelta a la idea del “falso culpable” para denunciar una sociedad impregnada de racismo.

Pregunta. ¿Por qué una adaptación de las memorias de Bryan Stevenson?

Respuesta. Quise hacerlo desde el primer momento en el que el productor me pasó el libro. Tenía muchas dudas sobre si yo era la persona correcta para una historia como esta y lo que me motivó fue que cuando contacté con Stevenson él había visto Short Term 12 y le había gustado. Tener ese apoyo era crucial cuando cuentas una historia en la que muchos de sus protagonistas siguen vivos.

Empatía y compasión

P. ¿Qué ha aprendido de esta experiencia?

R. La lección más importante es el valor de la empatía y de la compasión. Vemos también cómo un solo hombre puede tener un impacto enorme en la sociedad. Es alguien que tiene la capacidad de ver la humanidad en las personas y no juzgarlas por lo peor que han hecho. A veces se presenta la compasión como una forma de debilidad de carácter, se supone que hay que ser un tipo duro. Me interesaba mostrar lo contrario, la compasión como una forma de fortaleza. Esa mirada de Stevenson sobre los seres humanos ha sido mi motivación.

Michael B. Jordan y Jamie Foxx

P. ¿Le daba miedo caer en la hagiografía?

R. No. También el protagonista debe luchar contra sus demonios. Cuando te enfrentas a injusticias brutales es muy importante no caer en la ira porque eso acaba perjudicando a tu causa. Está en una situación en la que lo sencillo es volverse cada vez más cínico pero decide tomar el camino contrario y luchar por la esperanza.

P. Una de las paradojas de Cuestión de justicia es que sucede en Monroeville, el pueblo de Matar a un ruiseñor. ¿No ha aprendido la lección el pueblo de Atticus Finch?

R. Es una ironía que sus habitantes están orgullosos de haber sido el escenario de esa historia pero al tiempo toleran que se cometan injusticias de este calibre. Pero no se trata de poner el dedo acusador en las personas que viven en esa ciudad. Mientras rodábamos escuchábamos a políticos por la televisión propagar sus prejuicios y sus mensajes de odio, lo que nos hacía pensar que no estamos tan lejos de 1986. A veces existe este sentimiento de que la lucha por los derechos civiles ha quedado atrás cuando es mentira. El racismo sigue siendo un gran problema en Estados Unidos. Al final, todos preferimos ser ciegos ante los problemas de las personas más vulnerables. Siempre he sentido la urgencia de contar historias desde el punto de vista de las minorías porque es desde allí desde donde se ve con mayor claridad los puntos oscuros de una sociedad.

P. Al final de la película muestra una estadística que dice que una de cada diez personas que han sido ejecutadas o condenadas a la pena de muerte después se ha demostrado que eran inocentes. ¿Tan mal funciona el sistema?

R. Como dice el propio Stevenson, la pregunta no es si una persona merece morir por los crímenes que ha cometido sino si nosotros, como sociedad, tenemos derecho a matar a alguien. Lo que vemos, además, es un sistema que se equivoca continuamente. La posibilidad de que muera un solo inocente sería un argumento definitivo para acabar con la pena de muerte. Y las estadísticas demuestran que ha sucedido muchas veces. Era importante que en la película no solo viéramos a una persona en el corredor de la muerte que no ha cometido el crimen. Detrás del hombre al que se ejecuta (un veterano de Vietnam con estrés post traumático) hay una sociedad que ha contribuido a que llegara hasta esa situación. Primero le enseña a matar en Vietnam y después lo mata por hacer lo que le ha enseñado.

P. ¿Ha marcado su carrera su experiencia como trabajador social?

R. No estaba previsto que trabajara con adolescentes problemáticos. Acabé ahí por casualidad. Había hecho voluntariado en la universidad y tenía un cierto background pero mi visión era muy superficial. Fueron dos años y jamás imaginé que aquello me cambiaría totalmente. Desde entonces tomé un camino que consistía en querer hablar en mis historias de las realidades más duras que hay en la vida pero también de la belleza de las personas que saben luchar contra las peores situaciones.

@juansarda