Peter Strickland: "El consumismo genera deseos íntimos y profundos"
Llega a Movistar+ 'In Fabric', joya oculta del Festival de San Sebastián de 2018, un sofisticado cuento de terror sobre el deseo, el consumismo y las relaciones laborales
22 enero, 2021 09:11Cineastas como Ari Aster (Sommerland), Jordan Peele (Déjame salir) o David Robert Mitchell (It Follows) están revolucionando el género de terror con películas que parten del género para tratar asuntos que identificamos más con el cine dramático o de autor. Sin duda, el británico Peter Strickland (Reading, 1973) es uno de los nombres más sobresalientes de este resurgir del horror gracias a una filmografía muy personal que bebe de fuentes del cine trash y la serie B, como el español Jess Franco, para realizar películas de mucha mayor ambición artística, un poco a la manera de Tarantino. Después de tres películas que según él mismo se adhieren a un subgénero muy específico, como Katalin Varga (2012), sobre una venganza con violación; la segunda, Berberian Sound Studio (2012), terror italiano; y la tercera, The Duke of Burgundy (2014), “euroerótica”, llega In Fabric (joya oculta del Festival de San Sebastián de 2018 que ahora estrena Movistar+), en la que nos presenta un seductor e inquietante cuento de terror estructurado alrededor de la idea del deseo consumista.
Un vestido maléfico es el villano del filme. Un vestido hermoso pero que trae todo tipo de desgracias a sus portadores como la desdichada Sheila (Marianne Jean-Baptiste), una mujer de unos 50 años que sueña con encontrar pareja, protagonista del filme, aunque Strickland también nos cuenta la caída en desgracia de una joven pareja de obreros. Unos grandes almacenes tan sofisticados como siniestros son el escenario predilecto de una película con un potente y estilizado concepto audiovisual que, como toda la filmografía del cineasta, bebe del giallo italiano (Dario Argento, Mario Baba). El propio Strickland cita como referente El carnaval de las almas (Herk Harvey, 1962). La humillación inherente al mercado laboral, el deseo como factor clave de la sociedad de consumo o la ambivalencia de una película que “busca ser género de horror sin subvertirlo” pero al mismo tiene pocos momentos de sangre.
Pregunta. Su cine es muy singular. ¿Cree que existe algo así como el “sello Strickland”?
Respuesta. Me esfuerzo por no ser consciente de lo que significa “mi carrera”, creo que es peligroso para un artista ser demasiado consciente de sí mismo. La mayor revelación la tuve hace dos años: me descubrieron una condición, llamada en inglés ASMR (acrónimo de Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma) que hace que sea extremadamente consciente de los sonidos, tengo una sensación táctil cuando oigo susurrar o con el sonido del pasar las páginas de un libro. Utilizo vídeos de YouTube con estos ruidos para irme a dormir. Cuando me dijeron que tenía esta condición fui consciente por primera vez de que eso se refleja en todas mis películas. En In Fabric es la primera vez que soy consciente de ello.
P. ¿Con la película quiere criticar el consumismo y la forma en que se organizan las relaciones laborales en el capitalismo?
R. Está en la película. No tengo el derecho a juzgarlo porque estoy seguro de que ahora visto alguna prenda que contribuye a este ciclo. No quería ser didáctico porque todos formamos parte de esta cultura y somos consumidores. En ningún momento pretendo criticar a la protagonista por querer comprar ese vestido, ella trabaja duro y se merece tener algo así de bonito. Por supuesto detrás de lo que compramos hay abusos. Pero no es algo que quisiera que sea forzado, más bien me interesa que la película pueda generar un debate entre los espectadores.
P. Lo que sí parece más claro es la crítica a las relaciones de poder en el trabajo. ¿Lo ve así?
R. Hay una meditación sobre el trabajo, por supuesto. La propia performance de trabajar en una tienda, el lenguaje que hay que utilizar y las rutinas. Yo solía trabajar en un restaurante y por las mañanas todos los empleados, el chef incluido, teníamos que formar fila para darle la bienvenida al primer cliente. No es una película loca porque existe esa conexión con el mundo del trabajo, esa sensación de salir a comer y estar harto de que tu jefe te haga la vida imposible. No creo que haya tanto una crítica como querer mostrar la frustración de la protagonista para que podamos entender su necesidad de huir y de fantasía para no juzgarla.
P. Ha dicho que de pequeño le daban miedo los grandes almacenes. ¿Quería que viéramos las dos caras, como lugar de fantasía pero también de terror?
R. Los grandes almacenes son lugares de misterio y miedo pero también de deseo. El deseo es un elemento muy importante de los grandes almacenes. Es un sitio que permite la transformación porque uno puede salir de allí convertido en una persona diferente. En estas tiendas se producen algunos sentimientos muy íntimos, como espacio es casi como un teatro. Estos deseos de cambio, de fantasía, que genera el consumismo son íntimos y profundos.
P. ¿Quería que In Fabric tuviera un look de película de género canónica?
R. Es raro porque las otras películas sí creo que son totalmente de género. En In Fabric no creo que haya un género tan concreto como en las otras pero al mismo tiempo trato de que sea lo más género posible sin jugar con él ni tratar de subvertirlo. Aunque luego también es cierto que no hay tanto horror, con lo cual la diferencia con las demás es que el género está menos definido y, al mismo tiempo, quiere parecerlo totalmente.
P. ¿Ha sido el director español Jess Franco una inspiración?
R. No creo que haya una influencia específica pero sin duda es un director al que admiro, he visto varias de sus películas. Hay una escena en la que aparece la sangre menstrual y me inspiré en una escena que vi en una película suya cuyo nombre he olvidado. Supongo que Edgar Allan Poe y Dario Argento están también allí de alguna forma. No solo me gusta Argento de los directores de terror italianos, también me gusta mucho Mario Baba. De alguna manera hay una serie de directores que están en el background. Se habla mucho de que me he inspirado en Suspiria (Argento, 1977) y no lo veo tanto. También me han mencionado Historias asombrosas de Spielberg y la serie de los 50 The Twilight Zone pero no las he visto. Hay una película que si me influyó que es El carnaval de las almas (Herk Harvey, 1962).