Pocas cosas más difíciles para un cineasta que retratar la pobreza. Hay un equilibrio difícil entre el exceso de crudeza y de embellecimiento. Por un lado, se puede caer en la contemplación condescendiente e incluso un poco sádica. Por el otro, en el maquillaje de situaciones duras para hacerlas más accesibles. Dirigida por Claus Drexel (París, 1968), cineasta con una amplia trayectoria en el mundo del documental social, Bajo las estrellas de París podría dar una imagen engañosa de película excesivamente edulcorada empezando por su propio título. Ya sabemos que el cine francés tiene una irrefrenable tendencia al good feeling pasteloso. Sin embargo, la película logra reflejar con ternura pero también con crudeza la barbarie que supone para cualquier persona vivir en la calle.
Protagonizada por Catherine Frot, actriz de prestigio que se presta a aparecer en pantalla con el peor aspecto posible, parte de un esquema tan clásico del cine de buenos sentimientos como el encuentro entre un adulto solitario y un tanto envilecido con un niño que le devuelve la vida. En este caso, la propia estampa del mendigo y el niño forma parte de la iconografía básica del cine merced a ese Charlot de El niño (1921), recién estrenada con motivo del centenario. Como es de esperar, al principio el encuentro entre la mendiga y el niño africano resulta un fracaso pero ella se encariña rápido. Ambos buscan por las calles de París a la madre del pequeño, que se aparece en imágenes poéticas.
En nuestro país, un 28% de los niños viven en situaciones de pobreza o de exclusión social. Una realidad tan terrible como ocultan los medios de comunicación porque la pobreza, aún más cuando es extrema, siempre resulta molesta y es poco estética. Hay compasión y momentos de buen cine en este filme apenas dialogado en el que Drexel combina con astucia la mirada del documentalista en escenas naturalistas que retratan la dura vida cotidiana de los sintecho con una veta poética a modo de fábula. Bajo las estrellas de París toca todas las teclas emocionales pero acaba siendo una hermosa película realizada con el corazón en el lugar correcto.