Tras la Palma de Oro en Cannes a Titane, de Julia Ducournau, y el León de Oro en Venecia para El acontecimiento, de Audrey Diwan, una mujer también se ha hecho con la Concha de Oro en San Sebastián. Se trata de la rumana Alina Grigore, a la que hasta la fecha como conocíamos como actriz por su trabajo en Aurora, de Cristi Puiu. La película ganadora de la 69.ª edición del festival donostiarra se llama Blue Moon y a diferencia de las otras dos, su triunfo ha sido recibido con abucheos en la sala de prensa e incomprensión generalizada porque pasó sin pena ni gloria por la sección oficial. Después del Oso de Oro en Berlín para Bad Luck Banging or Loony Porn, de Radu Jude, exhibida en Zabaltegi en este mismo Festival, el cine rumano suma otro galardón en un festival de clase A y sigue demostrando su poderío en el cine de autor.
Blue Moon cuenta las dificultades de una joven, Irina (Ioana Chitu) que sobrevive en una familia caótica con un padre emigrado y una madre ausente. Desea marcharse a Bucarest para estudiar en la universidad pero su familia, una de esas familias a la antigua plagada de tíos y primos que gritan todos a la vez, no se lo va a poner tan fácil. La protagonista sufre un episodio de abuso sexual por parte de un actor, pero en vez de denunciarlo ve una posibilidad de escapar de su opresivo mundo familiar.
La crítica extranjera ha sido mucho más generosa que la española a la hora de valorar a una película que nadie esperaba como ganadora del festival. Con un Jurado liderado por la ganadora del año pasado, la georgiana Dea Kulumbegashvili (Beginning), queda clara la intención de premiar la revolucionaria aparición de muchas mujeres detrás de la cámara, un fenómeno que está enriqueciendo y ampliando el imaginario cinematográfico de manera extraordinaria.
Vacío español
En una edición muy marcada por la calidad de las películas españolas, el palmarés solo ha premiado a una, Quién lo impide, el maravilloso documental de Jonás Trueba sobre la juventud española actual. Su elenco ha recibido el premio a la Mejor Interpretación Secundaria por hacer de sí mismos. Otro premio con controversia, el de Mejor Interpretación, que en San Sebastián como en Berlín ya no tiene género porque ya no hay chicas ni chicos sino “chiques", como hemos visto en otra película presente el festival, y no premiada, como la argentina Camila saldrá esta noche.
Se daba por descontado que sería un hombre, Javier Bardem, protagonista de El buen patrón, el ganador, pero han ganado también dos mujeres. Jessica Chastain, por su papel de una telepredicadora en Los ojos de Tammy Faye, compartido con Flora Ofelia Hofmann, quien interpreta en As in Heaven a una joven en la Dinamarca del siglo XIX, que ve como sus sueños se desvanecen en una sociedad machista.
Muchos consideraban a esta película danesa la favorita para la Concha de Oro. No ha sido así pero ha sido la única película en llevarse dos premios, el otro, la Concha de Plata a la Mejor Dirección para Tea Linderbug, que firma su debut en una película atmosférica y demoledora que representa las aspiraciones truncadas de las mujeres a lo largo de la historia. Otra mujer, la francesa de origen bosnio Lucile Hadzihalilovic ha ganado el Premio Especial del Jurado para Earwig, un relato fantástico sobre una niña con dientes de hielo.
Espacio reservado por lo general a hombres, la dirección de fotografía es otro ámbito en el que cada vez más mujeres destacan por su talento. La francesa Claire Mathon ha ganado por su trabajo en la soberbia Undercover, de Thierry de Paretti, la caída a los infiernos de un alto mando de la policía francesa (Vincent Lindon) acusado de manera falsa de corrupción. No todo han sido mujeres. El venerable Terence Davies se ha llevado una Concha por el guion de Benediction, su biopic sobre el poeta británico Siegfried Sassoon, quien se hizo célebre por sus poemas antibelicistas tras su experiencia como soldado en la Primera Guerra Mundial.