El cineasta francés Jean-Jacques Beineix murió el 13 de enero en París a los 75 años, según informó su familia a AFP, tras una larga enfermedad. El director se dio a conocer en el ámbito internacional con Diva (1981), pero su película más popular fue Betty Blue (1986), basada en una novela de Philippe Djian, con la que obtuvo un gran éxito de taquilla y fue nominado al premio a la mejor película extranjera tanto en los Óscar como en los Globos de Oro, además de recibir nueve candidaturas a los César.
Diva, su primer largometraje, es una película neo-noir que comienza con obtuvo una muy buena acogida por parte del público, aunque fue rechazada por algunos críticos por su estética publicitaria. A pesar de ello ganó cuatro premios César, entre ellos el de mejor ópera prima y mejor fotografía.
Después, Beineix dirigió La luna bajo el asfalto (1983), una ambiciosa película rodada en los emblemáticos estudios Cinecittà y coprotagonizada por Gérard Depardieu, Nastassja Kinski y Victoria Abril, el primer papel importante de la actriz española en Francia. No obstante, el filme fracasó en el Festival de Cannes.
De aquel fiasco se resarció el director con Betty Blue. La película se titulaba originalmente, al igual que la novela en la que se basa, 37º2 Le Matin, en referencia a la temperatura normal de una mujer embarazada al despertar, pero su título fue cambiado en muchos países, incluido España.
El filme cuenta la historia de Betty (Beatrice Dalle) y Zorg (Jean-Hugues Anglade), una joven pareja que vive una relación apasionada e inestable. Él es escritor en ciernes, y ella se obsesiona con conseguir que algún editor se interese por su novela, así como por ser madre, pero descubre que es estéril. En paralelo, ambos atraviesan numerosas dificultades y situaciones extremas a causa del comportamiento de ella, cuya salud mental se va deteriorando poco a poco hasta acabar en un trágico final.
Además de dirigir seis largometrajes, Beineix creó su propia productora, Cargo Films, con la intención de proteger su independencia artística.
En 1989 dirigió Roselyne et les Lions, con Isabelle Pasco y Philippe Clévenot, y en 1992 estrenó la que él mismo consideraba su mejor película, IP5, que narra un viaje iniciático de dos adolescentes de extrarradio y un mochilero veterano y enigmático interpretado por Yves Montand.
En el año 2000 dirigió su última película, Mortel transfert, en la que volvió a trabajar con Jean-Hugues Anglade. El filme, un completo fracaso comercial y de crítica, cierra la filmografía de este cineasta irregular pero dotado de una indudable originalidad, y una mirada y una estética muy personal, que ha inspirado a otros directores franceses como Luc Besson y Leos Carax.