Todos los focos apuntan a Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968). Llega a la gala de los Goya con el récord absoluto de 20 nominaciones por El buen patrón, filme que le permitió también soñar con el Óscar tras ser el elegido por la Academia de Cine para representar a España, y nadie va a poder discutir su condición de favorito. Sin embargo, prefiere ser cauto con las posibilidades de la película. “Con Un día perfecto (2015) tuvimos 11 nominaciones y solo nos llevamos el Goya a mejor guion adaptado”, recuerda. “Ser favorito es un poco raro, y más cuando hablamos de la competencia en algo tan subjetivo como el cine. Puedes ir con 20 nominaciones y volver con muy pocos premios. Ya se verá”.
León de Aranoa lo deja todo en manos del criterio de los académicos, algo con lo que no estaría de acuerdo su personaje Julio Blanco (Javier Bardem), capaz de cruzar cualquier línea ética o moral para conseguir el premio a la excelencia empresarial para su fábrica de balanzas industriales. En cualquier caso, nadie podrá arrebatarle al director los más de 500.000 espectadores que ya han visto su filme, una afilada sátira sobre el mundo laboral que funciona como la cara b de Los lunes al sol (2002), con la que ya triunfó en los Goya.
Pregunta. ¿Cómo valora las 20 nominaciones?
Respuesta. Es un gesto de respaldo y aprecio por parte de los compañeros de profesión. Sus opiniones cuentan mucho, cuando hay 20 nominaciones y cuando no habido ninguna, que también ha pasado. Me hace especial ilusión que haya tantos actores nominados, porque el trabajo que realizo con ellos es muy importante para mí, les dedico mucho tiempo y soy muy exigente.
P. ¿Cuál cree que es la clave del éxito en este apartado?
R. Lo primero sería el trabajo de cada uno de ellos. Además, hicimos un casting con Luis San Narciso muy concienzudo y reposado durante el verano de pandemia y aparecieron los actores más adecuados para cada papel. No era tan importante que fueran conocidos como que tuvieran fuerza para confrontar a un personaje con tanto carisma como Blanco. Después, hemos ensayado mucho para que el día del rodaje los actores se sintieran cómodos porque un intérprete tan fuerte como Javier puede imponer. Al final, se trataba de trabajar con cada actor como si fuera el protagonista de la película.
Los premios del reencuentro
P. ¿Qué espera de la gala?
R. Estos tiempos lo hacen todo bastante especial. Tengo la sensación desde hace unos días de que hay algo de reencuentro en esta edición, de hablar e intercambiar trabajo con los compañeros, y eso me gusta mucho después de lo aislados que hemos estado. Acudir a galas puede que no sea el aspecto de mi profesión que más disfruto, pero me apetece estar ahí este año.
P. ¿Qué opina de sus rivales a mejor película?
R. Qué se puede decir de Almodóvar que no se haya dicho ya. Tiene una manera muy específica de hacer cine y una carrera muy larga y por eso es una figura internacional. El trabajo de Icíar Bollaín me cae más cerca. Me gusta mucho su sensibilidad a la hora de abordar los personajes y las historias. Marcel Barrena ha hecho un trabajo fantástico, me gusta mucho la película. Pero tengo que confesar que aún no he visto Libertad, aunque lo voy a hacer lo antes posible.
“Todas las películas estrenadas en 2021 conforman una especie de mosaico de lo que somos en este preciso instante”
P. Los cinco filmes sacan a colación temas de cariz social como la precariedad, la memoria histórica o la inmigración.
R. Sí, es muy interesante. El cine tiene la capacidad de conservar el momento que vivimos para las generaciones que vendrán después. Eso es lo que espero de mis películas, que cuando alguien las vea en una Filmoteca o en la televisión a las tres de la madrugada dentro de 20 o 30 años sigan teniendo sentido. De alguna manera, todas las películas estrenadas durante 2021, ya sean comedias, dramas o películas sociales, conforman una especie de mosaico de lo que somos en este preciso instante, sobre todo cuando están bien hechas y van a la esencia. Y creo que las películas nominadas son un buen ejemplo de ese cine.
P. El buen patrón ha sido la cuarta película más taquillera de España en 2022 y continúa en cartelera. ¿Cómo lo valora?
R. Es un regalo, un pequeño milagro, sobre todo en estos tiempos de pandemia y de blockbusters, que entran cada semana arrasando y dejan muy poco espacio para las demás películas, que a veces tienen que desaparecer incluso funcionando bien. Desde el comienzo percibimos que el boca a boca funcionaba. No es un filme que busque arrasar en taquilla, pero tampoco está escrito de espaldas al público. Siempre he querido que se vea mi trabajo. Si cuentas algo, es para que la gente lo escuche.
P. La comedia social italiana de los 70 y 80 está en el ADN de El buen patrón. ¿Lo han percibido así en Italia, donde se ha estrenado el filme?
R. Sí, muchos periodistas italianos me decían que respiraba el aire de las comedias de Dino Risi, Mario Monicelli o Ettore Scola y me ha hecho muy feliz porque son directores que me gustan mucho. No era algo que buscara de manera consciente, pero todas esas películas que has visto con 20 años, cuando eres más permeable, están ahí en algún rinconcito y acaban influyendo en lo que escribes. Creo que El buen patrón tiene algo de ese humor, a veces muy cruel, y el mismo sentido social a la hora de hablar del trabajo que por ejemplo Brutos, sucios y malos, de Scola, que era una sátira brutal.
P. ¿Qué tal fue la promoción en EE.UU. de cara a la temporada de premios?
R. Tuvimos proyecciones en Nueva York y Los Ángeles a principios de diciembre, pero muchos de los planes que teníamos se han frustrado por la Covid. Por ejemplo, la película abría el Festival de Palm Spring, una cita importante de cara a los Óscar, pero se suspendió. Eso sí, estamos haciendo un montón de entrevistas y coloquios vía Zoom.
P. ¿Qué percepción tiene del recibimiento del filme allí?
R. En las proyecciones en Nueva York y Los Ángeles tenía mucho interés por sentarme en la última fila y ver cómo respira la sala, cómo suena la película a través del público. Y era un placer ver cómo la sala respondía a los movimientos del filme. Percibir las risas, pero también dónde se frenan en seco las carcajadas porque de repente la película se pone más oscura. La reacción del público estadounidense creo que ha sido muy parecida a la del español, y en los coloquios percibes que entienden perfectamente las situaciones laborales que se producen.
Notas de montaje
P. Acabar de editar el guion de la película en versión facsímil. ¿Cómo surgió la idea?
R. Los guiones le interesan a los muy cinéfilos o a las personas que les ha gustado mucho la película. Así que me pareció buena idea hacer una reproducción exacta del guion que utilicé en el rodaje, que acabó hecho unos zorros, con anotaciones, dibujos, diálogos adicionales que improviso sobre la marcha, notas de planificación y de montaje… Me gusta porque parece que contiene todo el rodaje.
P. ¿Cree que un guion puede ser considerado literatura?
R. Tuve el privilegio de asistir a un taller impartido por García Márquez y recuerdo que él tenía un respeto enorme por la escritura de guiones, tanto o más que por la escritura literaria. Decía que la página del libro es un cajón sin fondo, que ahí puedes echar lo que tú quieras, pero que en la pantalla hay que ser muy preciso. Un guion no es literatura, es cine, pero eso no lo hace menor. Tiene que tener una capacidad de sugerencia y de evocación tremenda y no es algo que se consiga con facilidad.