La actriz griega Irene Papas, toda una institución de la interpretación en su país, símbolo heleno de belleza y de la cultura mediterránea, ha fallecido este miércoles en Atenas a los 96 años, según ha anunciado el Ministerio de Cultura griego.
Durante su carrera de más de 50 años se dedicó tanto al cine como al teatro, con importantes roles sobre las tablas que la consagraron como la "gran dama del teatro griego" y con trabajos en la gran pantalla que la convirtieron en una estrella de cine internacional, gracias a filmes legendarios como Los cañones de Navarone (J. Lee Thompson, 1961) y Zorba el griego (1964).
Desde los 15 años estudió en la Escuela Nacional de Arte Dramático en Atenas, dónde se inició en disciplinas como el baile y la canción. Sin embargo, pronto empezó a mostrar un espíritu rebelde que le llevó a repetir curso, ya que consideraba que el estilo de interpretación de la escuela estaba pasado de moda.
A pesar de ello, se graduó en 1948 y comenzó a trabajar tanto en el teatro de variedades de la época como en el teatro tradicional, en obras de Ibsen, Shakespeare o en tragedias griegas, antes de empezar en el cine a partir de 1958. Sin embargo, nunca abandonó la escena y triunfó en Broadway con obras como El idiota, basada en la novela de Dostoyevsky, o con tragedias como Ifigenia en Aulide, Electra o Medea.
De hecho, una vertiente muy importante de la filmografía de Papas sería precisamente la adaptación de obras de teatro, en películas como Antígona (Yorgos Tsavellas, 1961), Electra (Michael Cacoyannis, 1962), Las troyanas (Michael Cacoyannis, 1971) o Ecuba, dirigida por la propia Papas junto a Giuliana Berlinguer en 2004.
También participó en adaptaciones cinematográficas de García Lorca, como la marroquí Bodas de sangre (Souheil Ben-Barka, 1977) o la española Yerma (Pilar Távora, 1999), su única participación en una producción de nuestro país. Pero sí que interpretó a un personaje histórico español en una producción británica: a Catalina de Aragón en Ana de los mil días (Charles Jarrot, 1969).
De hecho, Papas fue un símbolo del cine europeo en general, ya que trabajó a lo largo de su carrera en películas alemanas, francesas, checas o portuguesas, llegando a colaborar en tres ocasiones con Manoel de Oliveira -Party (1996), Inquietud (1997) y Una película hablada (2003)-. También participó en películas africanas e, incluso, australianas.
Sin embargo, Italia fue el país donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Allí llegó gracias al éxito de algunas películas griegas, como Dead City (Frixos Iliasis, 1952), que pasó por el festival de Cannes. Esto le permitió firmar con la productora Lux Film de Italia, con la que trabajó en Teodora, emperatriz de Bizancio y en Atila: hombre o demonio, dos filmes que llamaron la atención de Hollywood.
Debutó en América en un filme de serie B, El hombre del Cairo (1953), y enseguida compartió reparto con James Cagney en La ley de la horca (1956). Sin embargo, sería su trabajo como miembro de la resistencia en Los cañones de Navarone lo que acabaría disparando su popularidad.
En esta película ya compartía reparto con Anthony Quinn, y con él repetiría en Zorba el griego, el gran clásico de Michael Cacoyaninis basado en la novela de Nilos Kazantzakis y con la inolvidable música de Mikis Theodorakis.
Pero la fama no le salvó del exilio. En 1967 comenzó en Grecia una dictadura militar que la actriz rechazaba, razón por la que se marchó primero a Italia y después a Nueva York junto a otros artistas. Durante su exilio tanto en Roma como en Hollywood continuó su trabajo como actriz, y colaboró con directores como Franco Zeffirelli, Franco Rossi o Costas Gavras, en Z, otra de las películas capitales de su filmografía.
Mantuvo una relación amorosa con el célebre actor Marlon Brando y, tras su muerte, la actriz confesó que fue el amor de su vida. Tras la caída de la junta militar en 1974, Irene Papas pudo regresar a su país, y en 1995 fue condecorada con la insignia de la Orden del Fénix, que le otorgó el entonces presidente de la República Helénica, Kostís Stefanópulos.
En 2018 anunció que llevaba sufriendo Alzheimer durante cinco años. La actriz griega ha participado en más de 70 películas otorgándole un gran prestigio en el mundo del cine y del teatro.