Michel Hazanavicius: "Muchos ven a los zombis como una pesadilla del consumismo"
El director de la aclamada 'The Artist' cambia completamente de rumbo en 'Corten!', que hoy llega a las pantallas, sin abandonar su obsesión por mostrar el cine dentro del cine
4 noviembre, 2022 02:35Se titulaba Z. En tributo al cine de zombis y a la serie a la que las películas de este subgénero se adscriben. Así se anunció al desvelar el largometraje que iba a inaugurar la última edición del Festival de Cannes, pero la última letra del diccionario adquirió un significado bélico antes de la puesta de largo de la mayor cita cinéfila del mundo, así que para evitar cualquier ambigüedad o confusión con la agresión librada contra Ucrania por el gobierno ruso, su director, Michel Hazanavicius (París, 1967), la retituló Corten!
Su nueva denominación vuelve a jugar a la polisemia, pero da más pistas al espectador, pues remite al cercenamiento de cuerpos en el cine de muertos vivientes al tiempo que hace intuir la cualidad de comedia y su naturaleza, rasgos habituales en la filmografía del francés.
En 2011, Hazanavicius invitó a la audiencia a viajar al Hollywood silente con The Artist, un divertimento mudo en blanco y negro con trazas de slapstick donde se accedía a las bambalinas de los rodajes en los años veinte, y en 2017 encendió a los evangelistas del recientemente fallecido Jean-Luc Godard al elevarlo a icono pop en Mal genio.
En Corten!, el oscarizado realizador vuelve al cine dentro del cine, pero con abundancia de grano, cámara en mano y copioso en sesos, hemoglobina y miembros amputados. Su octava cinta es un remake del filme de terror del japonés Shinichirô Ueda One Cut of the Dead (2017). El original alcanzó la categoría de cine de culto al facturar 60 millones de euros. La versión francesa, protagonizada por Romain Duris y Bérénice Bejo, concursa esta semana en el Festival de Sitges y se estrena en cines el próximo 21 de octubre
Pregunta. ¿Qué dificultades presenta rodar una buena película sobre el rodaje de otra?
Respuesta. Fue muy frustrante, porque tuve que rodar el fallido plano secuencia del director interpretado por Romain, al que todo le sale mal, así que me tocó aceptar largos tiempos vacíos, momentos vergonzosos y actores que no responden a las indicaciones del realizador. Si al rodar uno de mis filmes sucede algo así, acelero los tiempos, pero aquí no podía, necesitaba dilatarlos, para que la audiencia tuviera dos percepciones diferentes de la misma situación. Lo que adoro es el rol del público. Los espectadores juzgan lo que ven y concluyen que es una mala película, pero luego, en un tercer acto, se les revela la cantidad de cosas que estaban pasando a pesar del vacío en el encuadre.
P. En 2014 ya dirigió La búsqueda, una reinterpretación de la película de Fred Zinnemann Los ángeles perdidos (1948). ¿Qué le ha llevado a dirigir otro remake?
R. Cuando Vincent Maraval y Noëmie Devide me ofrecieron hacer mi propia versión de One Cut of the Dead lo consideré como una gran oportunidad, al ser un terreno de juego en el que me podía divertir. A pesar de ser un remake, podía hacer algo muy personal.
¿Solo entretenimiento?
P. Corten! muestra dos niveles de trabajo en una película, el intelectual y el trabajo en equipo, ¿Cuál disfruta usted más?
R. Es una combinación de ambos. Me gusta documentar los proyectos, escribir y editar. Es la parte más creativa, porque dispones de tiempo, estás a solas, puedes tomar las decisiones y no hay nadie ni nada que te restrinja.
P. George A. Romero estableció las pautas para imprimir un mensaje social al cine de zombis. ¿Comparte alguna de esas teorías?
R. Hay mucha gente interesante teorizando que los zombis simbolizan la pesadilla de la uniformidad de la humanidad, del consumismo, pero, como espectadores, muchas veces no prestamos atención al subtexto, porque en ese momento estamos viendo cine de entretenimiento y no nos importa.
P. De hecho, un gag recurrente en la película son las alusiones del protagonista del rodaje a los paralelismos entre el cine de zombis y el capitalismo. ¿Es su manera de decirle al espectador que relativice?
R. El personaje interpretado por Finnegan Oldfield me ayuda a hablar de los actores. Es un intérprete que ha leído una página de Wikipedia y quiere aportar esa información al proyecto para darle una pátina de seriedad, pero resulta ridículo. A menudo lees a actores en entrevistas que tienen grandes teorías sobre el significado de las historias que protagonizan.
“Me gusta documentar los proyectos; es la parte más creativa porque puedes tomar las decisiones sin ninguna restricción”
P. Sin dar nombres, ¿tenía en mente a algún actor con el que haya trabajado?
R. No solo puede reflejar a un actor, también a un miembro del equipo técnico. El cine es una obra colectiva y hay personas que no saben quedarse en su lugar. Si tú construyes una casa y buscas una puerta, las dimensiones han de ser las del marco y no las de un portal de un palacio de Versalles, pero a veces hay personas que sobrepasan lo que se les pide, que intelectualizan mucho...
P. ¿Por qué se resistía a contar con su mujer, Bérénice Bejo, para el papel de la coprotagonista?
R. No sé, porque pensaba que el personaje tenía que ser más duro. Bérénice es una buena persona. Pero ella tenía razón, ha sido más interesante darle aspecto de tímida en contraste a cuando luego entra en acción, que se trastorna por completo. No solo resulta divertida, también conmovedora y loquísima.