¿A quién no le gustaría desaparecer por completo una temporada? A Damián (Paco León), que acaba de ser despedido de su empresa tras 20 años de servicio, la diosa fortuna le lleva a esconderse en un armario cargado en una furgoneta para escapar de su jefe. Allí encuentra el refugio que su maltrecha autoestima requiere en ese preciso momento, y se deja llevar.
El armario y su inquilino son descargados en la habitación de Lucía (Leonor Watling) y Fede (Álex Brendemühl), una pareja de clase media-alta que vive con su hija María (María Romanillos) en un acogedor adosado a las afueras de una gran urbe. Y, para sorpresa del protagonista y pasmo de los espectadores, Damián decide quedarse en la casa como si fuera un espectro (eso sí, ayudando en las tareas domésticas), encerrado en el armario cuando hay moros en la costa y saliendo cuando todos duermen o cuando la casa se queda vacía en horario laboral.
Basada en la novela Desde la sombra, de Juan José Millás, Félix Viscarret (Pamplona, 1975) logra alcanzar ese tono de extrañamiento de la realidad, con algún toque surrealista, que caracteriza al escritor valenciano, así como esa mirada algo ingenua hacia los personajes. En este sentido, acierta Viscarret hurtándonos los rostros de la familia en los primeros compases del filme, a los que vamos conociendo a través de la voz o de sus zapatos.
Estamos ante una película ciertamente extraña (y, por ello, refrescante) en el cine español. Lo que muchos habrían llevado al terreno de la comedia pura, en las manos del director de Vientos de La Habana (2016) se convierte en un filme sensorial, que desde una fábula buenrollista sobre la identidad y los desmanes de la vida moderna desemboca en un perturbador episodio de invasión doméstica.
Y es que si en un principio no nos parece del todo mal el comportamiento de Damián, pronto nos daremos cuenta de que estamos instalados en la cabeza de un nombre que se engaña a sí mismo y que no quiere reconocer la verdad sobre sus propios sueños y deseos, sobre su obsesión con Lucía y su odio a Fede. La maltrecha psique de Damián se revela, con saltos en el tiempo, en inspiradas entrevistas que el personaje mantiene con Sergio O’Kane (Juan Diego Botto), un presentador de un programa del corazón, o con el mismísimo Iñaki Gabilondo, que se presta a un divertido cameo.
Película incómoda que sostiene un esforzado Paco León en un registro poco habitual en su trayectoria, dando vida a un cuarentón con barriga inocente y pusilánime, Viscarret mantiene la tensión en una propuesta que podría haberse agotado en el efectista planteamiento, pero que al final excava en cuestiones relevantes de la condición humana. Sin embargo, no le hubiera ido mal un mayor riesgo en la puesta en escena, aunque también podemos pensar que el presupuesto no debía de dar para muchas florituras.