Más allá de las películas que optan a los premios importantes, la gran historia que alumbra la gala de los Óscar que se celebra en la madrugada del 12 al 13 de marzo en el Teatro Kodak de Los Ángeles es la de Ke Huy Quan.
Estrella infantil de dos de los filmes más populares de los 80, el actor ha protagonizado un regreso espectacular en Todo a la vez en todas partes, tras más de dos décadas alejado de la interpretación. Es, de hecho, el claro favorito para el Óscar a mejor actor de reparto, tras acumular más de 50 premios por su papel de Waymond en el filme de los Davids, entre los que destacan galardones que suelen anticipar el resultado en los premios de la Academia de Hollywood, como el Globo de Oro, el Gotham, el Independent Spirit o el SAG.
Nacido en Saigón en 1971 en una familia de raíces chinas, Quan emigró con sus padres y sus ocho hermanos a Estados Unidos en 1979. Unos años más tarde, una profesora de su colegio animó a su hermano a que se presentara a un casting, pues encajaba a la perfección con la descripción del personaje que le habían hecho llegar desde una importante productora de Hollywood.
Sin embargo, fue el propio Quan quien, a pesar de acudir a la prueba como mero acompañante, acabó llamando la atención del director de casting. Al día siguiente, lo convocaron a la oficina de Steven Spielberg, donde pasó la tarde junto al cineasta, George Lucas y Harrison Ford. Tres semanas más tarde estaba volando hacia Sri Lanka para vivir la aventura que marcaría su vida.
La película era Indiana Jones y el templo maldito (1984), secuela de En busca del arca perdida (1981), y el papel era el de Tapón, un niño huérfano protegido por el arqueólogo que tiene una gran importancia en el filme, ya que es el encargado de sacar al protagonista de más de un apuro (y encima tenía que sufrir sus descaradas trampas jugando a las cartas).
Aunque muchos vieron en este personaje uno de los puntos débiles de la película, lo cierto es que Spielberg debió quedar muy satisfecho con el trabajo realizado por Quan, ya que lo coló en el reparto de otro filme que estaba produciendo, Los Goonies (Richard Donnes, 1985), en el que un peculiar grupo de amigos se lanza a la búsqueda de un tesoro pirata. Aquí interpretaba a Data, un fanático de las películas de James Bond que diseña sus propios gadgets.
La derrota de Quan
Enamorado de la magia del cine, Quan decidió que quería dedicarse de manera definitiva a la actuación, pero no era consciente de lo complicado que era para un actor asiático encontrar papeles que merecieran la pena en Hollywood. Así que durante los siguientes años luchó por su sueño, apareciendo en películas bastante olvidables y en alguna serie de televisión, pero finalmente se dio por vencido.
“La ironía es que cuando era un niño no estaba interesado en ser actor, pero a medida que fui creciendo, me lo tomé muy en serio", explicaba Quan en una entrevista. "Era lo que quería hacer, quería que fuera mi profesión. Pero cuando empecé a perseguir ese sueño, resulta que no había suficientes oportunidades para mí. En aquella época, había enormes dificultades para un actor asiático. En Hollywood, muy poco actores infantiles acaban siendo estrellas cuando llega a la edad adulta. Es cien veces más dicifil, o mil veces más dificil, si eres un actor asiático".
Durante años, Quan estuvo esperando a que el teléfono sonora con una oferta de trabajo para una superproducción al estilo de Indiana Jones o Los Goonies, pero nunca lo hizo. Así que abandonó su idea de ganarse la vida en la actuación y decidió probar suerte en otros apartados del negocio de las películas.
Se matriculó en la Escuela de Cine de la University of Southern California y, tras graduarse, recibió la llamada del cineasta Corey Yuen, uno de los más respetados del cine de acción hongkonés de la época, que empezaba a trabajar en Hollywood para coreografía las secuencias de lucha de grandes producciones. Con él, Quan participó en X-men (Bryan Synger, 2000) y El único (James Wong, 2001). Poco después trabajaría como asistente de dirección de Wong Kar-Wai en 2046 (2004).
“En esta época estaba satisfecho con mi vida, pero había algo que no funcionaba del todo, y no sabía que era. Supongo que durante muchos años me mentí a mi mismo diciendo que ya no me gustaba actuar para que fuera menos doloroso”, ha asegurado Quan.
Todo cambió con el enorme éxito de Crazy Rich Asians (2018), comedia romántica protagonizada por un reparto totalmente asíatico con la que Hollywood logró un taquillazo mundial. Algo se removió en las tripas de Quan, que decidió buscarse a un agente y volver a la actuación, justo en el momento en el que los Davids iniciaban el casting de Todo a la vez en todas partes.
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Encontrar al actor que interpretara a Waymond no era tarea sencilla, ya que debía ser creíble en varias versiones diferentes del personaje en una película que juega con las realidades paralelas: por un lado, el aburrido y soso marido de la protagonista; por otro lado, un guerrero protector del multiverso valiente y decidido. En este punto fue cuando Quan seguramente agradeció tanto su experiencia con Corey Yuen para las secuencias de acción como con Wong Kar-Wai, al que el filme homenajea visualmente en algunas escenas.
“En la primera escena que rodé de Todo a la vez en todas partes, estaba en un cubículo con Jamie Lee Curtis justo enfrente, con Michelle Yeoh detrás y James Hong a mi izquierda. En ese preciso momento, tuve un ataque de pánico. Pensé: ¡Dios mío! ¿Qué estoy haciendo aquí?”.
Pero poco a poco Quan fue templando los nervios y al final ha sacado adelante un trabajo que no solo ha sido bendecido por el público y la crítica sino que también puede otorgarle al actor una estatuilla y seguro que una constancia en la industria. Ya ha sido confirmada su presencia en la segunda temporada de la serie Loki y será uno de los protagonistas de una nueva producción de Disney, American Born Chinese.
Además, para este regreso Quan ha decidido adoptar su nombre chino, Ke Huy, que utilizó en Indiana Jones pero que posteriormente americanizó por Jonathan Ke Quan, más sencillo de pronunciar para los estadounidenses. Sin duda, algo está cambiando en la industria.