La primera y penúltima vez que un anime participó a concurso en la Berlinale fue en 2002 y se trató de El viaje de Chihiro. A preguntas de la prensa sobre el simbolismo de las criaturas mágicas que acompañan a la niña del título en su epopeya iniciática, su director, Hayao Miyazaki, declinó responder, porque valoró como demasiado profunda la brecha cultural entre su país y Occidente.

La cinta animada que le ha tomado el relevo 22 años después en la sección oficial del festival alemán, Suzume, también es un coming of age protagonizado por una menor que afronta situaciones sobrenaturales, pero las referencias locales que subyacen en la trama son estremecedoramente reconocibles por cualquier audiencia.

El nuevo rey Midas del anime, Makoto Shinkai (Nagano, Japón, 1973), se ha inspirado en la tragedia de Fukushima y en el temor arraigado a los temblores de tierra en su país. La propuesta ha arrasado en Japón, donde el autor es un fenómeno de masas con títulos como Viaje a Agartha (2011), El jardín de las palabras (2013) y la romántica Your Name (2016), que se mantiene como la tercera película de anime más vista de la historia. Su nueva propuesta es una absorbente película de aventuras protagonizada por varios desastres naturales.

Pregunta. La animación es el género donde más abundan los ritos de iniciación. Los niños suelen ser los que han de resolver los conflictos. ¿Qué motivación hay en dar el protagonismo a menores?

Respuesta. El anime es un espacio donde pueden ganar experiencias y aprender más allá de la escuela, sus amigos y sus padres. Es una buena manera de prepararse para la edad adulta. Mucha gente joven en mi país está fascinada por la animación. Hay cierto aspecto educacional. El cine es una experiencia mejor que el libro digital, que es más aburrido.

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P. ¿Ha incorporado algún aspecto personal de su propia infancia y adolescencia?

R. Sí, cuando era niño, en primaria, visitaba la biblioteca una y otra vez para releer mi libro favorito, sobre una adolescente que se enamora de una persona que muere. Fue mi primer encuentro con la muerte. A partir de ahí empecé a preguntarme por su significado, por lo que sucedía cuando dejábamos de existir. Ese es el poder del entretenimiento.

P. Lo que comenta es muy personal, pero en la película el sentimiento de amenaza está en todas partes. Sus protagonistas no dejan de correr para prevenir desastres naturales y los espectadores llegamos a temer que no sean capaces de evitar el próximo peligro, ¿era su intención realizar un símil del cambio climático?

R. Durante la última década he desarrollado películas en las que se lidiaba con la crisis climática. En mi anterior película, El tiempo contigo (2019), llovía tanto que Tokio se hundía en el agua. En Suzume vuelve a suceder, pero inicialmente no era algo intencionado. Al principio, cuando pensaba en la trama, quería hacer una road movie sobre una chica y un chico. Me resultó orgánico incorporar a la trama el desastre natural porque vivimos en un mundo lleno de amenazas, como terremotos que agitan Japón de vez en cuando, las consecuencias de la crisis medioambiental, la pandemia, la guerra de Ucrania y la crisis en la región asiática del Pacífico por la tensión entre China y Taiwán. Siempre existe esa sensación común de que nuestras vidas cotidianas pueden cambiar rápidamente.

Una imagen del filme

P. Quizás sea por el estreno de John Wick 4, pero varios periodistas españoles en Berlín le vimos cierto parecido a Keanu Reeves al personaje masculino protagonista, Souta.

R. (Risas) Pensamos más en Jesucristo por el pelo largo, porque ve cosas que otras personas no ven y porque se sacrifica por los demás.

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P. Muchos creadores prefieren evitar la aparición de dispositivos móviles y que sus historias sean atemporales, pero en su película está muy presente el uso de internet y de las redes sociales...

R. En la película ves salir corriendo de casa a Suzume cargada únicamente con su teléfono. Es todo lo que necesita para iniciar su viaje y salir en busca de un gato del que va hallando pistas en diferentes publicaciones en redes sociales. Para cualquier joven es algo natural que su conexión con el mundo pase por su móvil. Nuestro reto era que la historia resonara a través de sus protagonistas, en un público consumidor de YouTube y TikTok. La rapidez en la acción es mayor que en los animes tradicionales. También empleamos 3D e imágenes creadas por ordenador, de manera que puede no tener la riqueza de El viaje de Chihiro, pero sí conectar con los centenial.