'El acto de creación en el cine', el rodaje y sus herramientas
Alain Bergala nos muestra nuevas perspectivas de filmes de directores como Hitchcock, Renoir, Vigo, Cassavetes, Scorsese, Rohmer, Godard, Truffaut, Bergman...
12 julio, 2023 01:48Que ECAM, DAMA y Caimán apuesten por un nuevo libro de teoría cinematográfica debería celebrarse con la alegría que da la leña seca a un fuego ya medio consumido. Sobre todo, porque el crítico y director de cine Alain Bergala aporta una perspectiva aguerrida y sorprendente a la palestra académica, una crítica afilada ante el peso excesivo que damos a lo formal y seudocientífico de nuestros análisis y que quiere, en cambio, dar espacio y validez a los derroteros de la creación como herramienta para pensar las películas.
Bergala es eficaz cuando analiza escenas concretas y se dirige hacia los procesos y las actitudes que (quizás) las podrían originar… Por ejemplo, deduce que lo teatral o naturalista de una película nace de la intrincada combinación de pesos entre tres verbos en el corazón de su rodaje: la elección del reparto, la disposición de sus cuerpos en escena y el “ataque” que la cámara toma para con ellos.
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Puede parecer elemental, pero su método abre el ejercicio del análisis fílmico a un debate fructífero y concreto con el cuerpo de cineastas que hoy están creando “diferente” –pienso en el low cost cooperativo de la productora argentina El Pampero Cine, o en las guerrillas nocturnas de móviles de H (2022), de Carlos Pardo Ros–, pero cuyos trabajos quedan, por defecto, relegados al mismo patrón de análisis formal que cualquier otra película. En el cine, las mayores transgresiones se están viviendo detrás de las cámaras: darles espacio es cuestión de pura responsabilidad.
Sin embargo, hay tanto en el libro de Bergala que queda lejos de los aires renovados que su método promete… De entrada, la erotización constante de la mujer, entendida como “criatura” objeto natural del cine, con unos extensos primeros apartados (‘Una erótica del rodaje’, ‘Política de la chica joven’, ‘¿Qué supone ser un gran cineasta del cabello femenino?’) cuyo sexismo el autor escuda en el supuesto carácter inofensivo de los directores pero que en 2023 remiten una y otra vez a una cultura de la violación que sí tiene efectos reales bajo el felpudo de la industria. Era deber de la edición contextualizar las buenas ideas que deben esconderse en estos textos.
Por otra parte, Bergala no dedica ni media página a los diálogos que un cineasta pueda tener con su equipo, algo que descarta por no interesarle pero que sabemos crucial para el resultado de cualquier película.
Además, parte de un elenco de ejemplos ya muy canonizados (Hitchcock, Renoir, Vigo, Cassavetes, Scorsese, Rohmer, Godard, Truffaut, Bergman...), aderezándolos con nombres del todo desconocidos para la cinefilia generalista, a quien dice orientar el libro, sin aportar más razones.
El conjunto se siente como un anecdotario cinéfilo y apasionado, sí, pero tan fuera de lugar en los debates que hoy nos ocupan… El presente sigue sediento de teoría valiente y con garra, subversiva de verdad.