Robert De Niro (Nueva York, 1943), que hoy cumple 80 años, es uno de las grandes estrellas vivas de Hollywood, con un currículum plagado de películas inolvidables. Actor fetiche de Martin Scorsese, con el que ha rodado clásicos como Taxi Driver (1976), Toro Salvaje (1980), Uno de los nuestros (1990), Casino (1995) o El irlandés (2019), De Niro ha trabajado con grandes autores como Francis Ford Coppola -El padrino. Parte II (1974)-, Bernardo Bertolucci -Novecento (1976)- Michael Cimino -El cazador (1978) o Sergio Leone -Érase una vez en América (1984)-.
El prestigio de estos títulos, unido a la profusión de filmes meramente alimenticios de las últimas décadas -generalmente comedias de poco interés- han podido opacar algunas películas notables de la trayectoria del actor. Hoy las reivindicamos en El Cultural.
Hola, Mamá (Brian De Palma, 1970). En Filmin
La carrera de De Niro está tan asociada a Martin Scorsese que a veces se nos olvida que antes de Malas calles (1973), el primer filme en el que trabajaron juntos, el intérprete ya había rodado tres películas con un Brian de Palma que daba sus primeros pasos en la industria: The Wedding Party -de 1963, pero estrenada en el 69-, Saludos (1968), que se hizo con el Oso de Plata de la Berlinale, y Hola, Mamá (1970).
En esta última, la más redonda de la peculiar trilogía, De Niro da vida a John Rubin -personaje que ya aparecía en Saludos-, un antecedente directo del Travis Bickle de Taxi Driver: veterano de la guerra de Vietnam, regresa a Nueva York y alquila un apartamento en Greenwich Village con vistas estratégicas para grabar por la ventana a todos sus vecinos, siendo una joven que vive sola su víctima preferida.
Tras sobrevolar distintos escenarios del underground neoyorquino, acabará aterrizando en el terrorismo doméstico, lo que le causa serios problemas. Una comedia anárquica y extravagante que aborda los conflictos sociales de la época.
El último magnate (Elia Kazan, 1976). En Filmin
La última película del legendario y polémico Elia Kazan contó con De Niro -que ese mismo año estrenaba Novecento y Taxi Driver- en el papel protagónico del productor Monroe Stahr en una adaptación de la novela inacabada de F. Scott Fitzgerald, que corrió a cargo del dramaturgo Harold Pinter.
Stahr era un trasunto de Irving Thalberg, el niño prodigio del Hollywood de los años 20 y 30, y el filme aborda la desmedida ambición y falta de escrúpulos del personaje, dispuesto a utilizar todos los medios a su alcance para alcanzar la gloria en la industria del cine.
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Un filme clásico realizado a la contra del Nuevo Cine Americano en el que brilla un reparto en donde también encontramos a Tony Curtis, Robert Mitchum, Jeanne Moreau, Jack Nicholson y Donald Pleasence.
Enamorarse (Ulu Grosbard, 1984). En Apple TV y Rakuten
En este drama romántico de Ulu Grosbard -director de escueta carrera, con solo siete filmes en 31 años-, De Niro aparcaba esos personajes de inestables sociópatas en los que empezaba a encasillarse para dar vida a un hombre normal.
La historia remite al clásico de David Lean Breve encuentro (1945), y aborda la historia de un arquitecto y una diseñadora (Meryl Streep) -ambos casados- que tras conocerse en una librería e intercambiar sus respectivos regalos de manera fortuita, vuelven a encontrarse en el tren que cogen habitualmente para ir a trabajar y van desarrollando una relación amorosa que les llevará a la infidelidad.
La magistral sencillez con la que Streep y De Niro interpretan a sus personajes, completamente alineada con la puesta en escena de Grosbard, elevan el filme.
El corazón del ángel (Alan Parker, 1987). En Filmin
Filme de culto de Alan Parker que suele generar tanto las más apasionadas defensas como los más furibundos ataques. En cualquier caso, merece la pena verla solo por disfrutar de un juguetón De Niro en la piel de Louis Cyphre, un peculiar y enigmático personaje, de aspecto inquietante, que encarga al detective Harry Angel (Mickey Rourke) que encuentre a un hombre desaparecido.
El director británico realiza un trabajo efectista en el que el filme va mutando del noir al terror de manera paulatina, trasladando la acción de Nueva York a una Nueva Orleans de ritos vudús y satanismo.
Huida a medianoche (Martin Brest, 1988). En Filmin y Movistar+
Tras el éxito de Superdetective en Hollywood (1984), Martin Brest volvía a apostar por la mezcla de acción y carcajadas en un filme en el que Robert De Niro brillaba por primera vez en la comedia, género en el que se especializaría en décadas posteriores con terapias peligrosas y ejerciendo de duro suegro de Ben Stiller.
De Niro interpreta a un expolicía de Chicago que recibe una oferta de cien mil dólares a cambio de encontrar a un contable (el fallecido Charles Grodin) que se ha fugado con dinero de la mafia.
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La química entre De Niro y Grodin es lo mejor de esta buddy movie, que además cuente con un ágil y divertido guion que mezcla con acierto varios géneros sin menospreciar la parte dramática.
La cortina de humo (Barry Levinson, 1997). En Apple TV
Tras encadenar varios fiascos infumables -Toys (Fabricando ilusiones), (1992), Jimmy Hollywood (1993), Acoso (1994)-, Barry Levinson, responsable de notables filmes como Diner (1982), El secreto de la pirámide (1985) o Rain Man (1988), resurgió a mitad de los 90 con Sleepers (1996) y La cortina de humo (1997), antes de volver a la senda del oprobio con sus siguientes filmes.
En La cortina de humo, sátira política sobre el poder de los medios de comunicación, planteaba un caso que recordaba al lío de faldas de Bill Clinton: uno días antes de las elecciones, el presidente de EE.UU. es acusado de abuso sexual a una menor. La Casa Blanca recurre al fontanero Conrad Brean (un inspirado De Niro), especializado en manipular al pueblo americano, que se inventa una historia más grande para desviar la atención: declarar una falsa guerra a un país remoto.
Para dar vida al conflicto, recurre al famoso productor de Hollywood Staley Motss (genial Dustin Hoffman). Con guion de David Mamet, que adapta una novela de Larry Beinhart, La cortina de humo puede pecar de exagerada, pero funciona como irresistible comedia gracias a su combinación de ligereza y mala leche.