Cazafantasmas, un oficio con futuro
El estreno este viernes de 'Cazafantasmas: Imperio helado' coincide con el 40 aniversario de la creación de la franquicia que demuestra que hay vida después de la muerte... al menos en Hollywood.
20 marzo, 2024 02:07No hacía mucho que había obtenido un éxito increíble con Granujas a todo ritmo (1980), junto a su amigo y colega del Saturday Night Live, John Belushi. Su cerebro no dejaba de bullir con todo tipo de ideas y proyectos. A Dan Aykroyd se le encendió de repente una lucecita o, más bien, un fuego fatuo: ¿por qué no unir sus dos grandes pasiones, el humor y el más allá, en una historia?
Corría la primera mitad de los años ochenta. El cine de Hollywood estaba literalmente invadido por la ciencia ficción, la fantasía y el terror, solos y por separado o agitados y revueltos. Aykroyd pensó: “¿No sería innovador hacer una comedia de fantasmas al estilo Abbott y Costello; Bing Crosby y Bob Hope o los Bowery Boys, sobre un grupo de científicos que tratan de ayudar a una sociedad que no cree en lo paranormal?”. Acababan de nacer Los cazafantasmas.
Con John Belushi en mente para encabezar el reparto, Aykroyd comenzó a trabajar en un primer guion entre 1980 y 1981, titulado Ghost Smashers. Aunque la idea central era la misma que años más tarde fructificaría en una de las franquicias más longevas de la historia, había profundas diferencias entre aquel primer tratamiento y la película finalmente dirigida por Ivan Reitman.
La acción de Ghost Smashers se situaba en el futuro, en ese apocalíptico 2012 que ahora es nuestro pasado. De hecho, el apocalipsis era ya: una acumulación de ondas magnéticas había producido un agujero en el tejido de nuestra realidad, abriendo una puerta al “otro lado” por la que se colaban constantemente fantasmas y criaturas de otras dimensiones.
Cazar fantasmas era en una profesión en auge, con numerosas empresas compitiendo entre sí. En esta espectacular versión futurista, nuestros héroes investigaban, sin saberlo, a las órdenes del villano, Shandor, dispuesto a traer a la Tierra a la siniestra deidad Gozer, con ayuda de sus terroríficos perros, los Zuul.
Varios de estos elementos permanecerían en el guion definitivo, incluidas apariciones del pringoso y simpático Slimer o del Marshmallow Man. En general, era un tratamiento más serio y terrorífico. Algo en lo que quizá también influyera que, mientras Aykroyd escribía, John Belushi, quien hubiera debido interpretar el papel del sardónico Venkman, fallecía a causa de una sobredosis en 1982.
Cuando se reunió en Los Angeles con su amigo Ivan Reitman, productor, director y guionista canadiense con el que ya había trabajado, quien compartía su inclinación por la comedia y el fantástico, Aykroyd sufrió también una sobredosis, pero de realidad.
Filmar Ghost Smashers, a partir de su guion de ochenta páginas, tenía unos costes prohibitivos. Su ambientación futurista encarecía la producción por encima de sus posibilidades. Reitman le sugirió poner los pies en el suelo, traer a un solo grupo de cazafantasmas al Nueva York del siglo XX y olvidarse del resto.
Reitman también le sugirió que se reunieran con otro colega, Harold Ramis, quien se sumó de inmediato tanto a la reescritura del guion, añadiendo un feliz toque de irónico humor judío, como al reparto, encarnando al autista y genial Egon Spengler.
Pronto, el equipo de absurdos cazadores de espectros quedó completado con la presencia fundamental de Bill Murray, sustituyendo al llorado Belushi como el cínico, lánguido, mujeriego y descarado Peter Venkman; Ernie Hudson como Winston Zeddemore, en un papel muscular y humorístico, hoy criticado un tanto gratuitamente como estereotipo racista; Sigourney Weaver como el interés romántico y, en cierto momento, espectacular y sensual encarnación terrestre de Zuul; e importantes papeles secundarios para Rick Moranis, Annie Potts y William Atherton, el villano de la función.
Tras su estreno en 1984, fecha mágica para Hollywood, Cazafantasmas se convirtió en una de las películas del año y de la década. Un clásico automático del mejor cine espectáculo. Su perfecta fusión de humor, terror y aventura. Sus efectos especiales, reparto y ritmo, sumados a la canción de Ray Parker Jr. dieron por resultado una de esas piezas que se inscriben a fuego en el imaginario.
Dignas continuaciones
El guion de Aykroyd y Ramis funcionaba a distintos niveles como un reloj. Cazafantasmas es una de esas producciones más allá del bien y del mal que convirtieron la década de los ochenta en la última capaz de crear nuevos iconos, tendencias y estilos.
Cazafantasmas fue inmediatamente seguida por una serie de animación, videojuegos, novelas y cómics. Cinco años después, tras numerosas dificultades, llegaría la secuela: Los cazafantasmas II (1989). Injustamente maltratada por la crítica, resulta una más que digna continuación, hoy reivindicada y de culto.
Sin embargo, su relativo fracaso espantaría a Bill Murray, congelando los siguientes proyectos durante casi treinta años. Mientras, películas y franquicias como Agárrame esos fantasmas, Hombres de negro, R. I. P. D., Odd Thomas e incluso Evolution del propio Ivan Reitman aprovechaban su fórmula.
Con Aykroyd y Reitman cogiendo las riendas de su franquicia, el esperado retorno de los míticos héroes acabó siendo no una secuela, sino un reboot. Cazafantasmas (2016), de Paul Feig, reformulaba el concepto con un reparto femenino, más agradecidos cameos de los protagonistas clásicos, con excepción del añorado Harold Ramis, fallecido en 2014. Odiada por buena parte de los fans, indignados por el cambio de sexo de sus personajes favoritos, es una excelente comedia sobrenatural.
Finalmente, Cazafantasmas: Más allá (2021), secuela directa de las originales, dirigida por Jason Reitman, hijo de Ivan, quien fallecería poco después del estreno, consiguió satisfacer a todos. Su inteligente fusión de nostalgia, aggiornamiento, humor familiar, terror y espectáculo, para una suerte de Cazafantasmas. La nueva generación, devolvió la franquicia a primera línea del nuevo Hollywood digital.
Ahora, su próxima entrega, Cazafantasmas: Imperio helado (22 de marzo), dirigida por el guionista Gil Kenan, promete confirmar este retorno de una idea que vio la luz hace cuatro décadas.
Espiritismo con vodka
Dan Aykroyd desciende de una familia de espiritistas. Su abuelo se carteó con Conan Doyle y su padre fue autor del libro A History of Ghosts, historia del espiritismo con prólogo de Dan.
Ha presentado programas dedicados al misterio, es ufólogo y sus Cazafantasmas han hecho más por extender las ideas espiritistas que el matrimonio Warren. Gran parte de lo que hace funcionar la saga es que tras sus chistes y bromas hay un mensaje espiritual real.
Y como unos espíritus llevan a otros, Aykroyd es también el genio detrás del vodka canadiense más puro, embotellado en calaveras de cristal...