Durante los días previos al anuncio de la sección oficial de Cannes, circuló por X una supuesta filtración de la lista de las películas agraciadas, entre las que aparecía Volveréis, de Jonás Trueba (Madrid, 1981), lo que provocó cierta excitación entre la cinefilia patria.
Finalmente, el director no entró en la carrera por la Palma de Oro, pero días después conocíamos su presencia en la Quincena de Cineastas, la sección paralela que surgió al calor de Mayo del 68.
“Curiosamente, hoy es una sección menos política, en el sentido de que es más auténticamente cinematográfica”, comenta Trueba a El Cultural. “Apuesta por películas diversas, de países distintos, con varias óperas primas… Hemos tenido la suerte de que quisieran Volveréis en cuanto la vieron, la ataron varias semanas antes de que estuviera el festival cerrado. Es algo que valoro, porque cuesta mucho entrar ahí”.
Pregunta. ¿Qué significa estar en la Quincena?
Respuesta. Creo que valida la manera en la que hacemos nuestras películas. Tengo la sensación de que poco a poco nos hemos hecho entender a nivel de espectadores, prensa, festivales… Por eso, llegamos con la tranquilidad de tener un recorrido y cierta madurez.
[Viggo Mortensen: "No me parece una locura pensar en una nueva guerra civil en Estados Unidos"]
P. ¿Cómo valora el hecho de que oficialmente sea una sección no competitiva?
R. Es algo que me gusta. Es una especie de contrafestival repecto a todo lo que implica la sección oficial. Aunque puede sonar ingenuo, creo que los cineastas deberíamos oponernos a competir con nuestro trabajo. Es ridícula y delirante esa carrera de la industria por hacer la mejor película, la que gana más premios, la que saca más músculo, la que más grita, la que hace el discurso más largo y pesado… Estoy un poco peleado con el sistema del cine a muchos niveles y he intentado siempre no contagiarme de la festivalitis contemporánea. Nunca hemos hecho una película para ir a un festival.
Volveréis... de Granada
Volveréis mantiene las coordenadas estilísticas y al grupo de profesionales con el que Trueba lleva trabajando en los márgenes desde aquella ruptura que supuso Los ilusos (2013). Como en sus dos filmes anteriores, La virgen de agosto (2019) y Tenéis que venir a verla (2022), Itsaso Arana y Vito Sanz interpretan a una pareja, pero ahora en el ocaso del amor. Lo raro es que están organizando una fiesta para celebrarlo.
Sin embargo, este no debía ser este el siguiente filme de Trueba, que tras varios años de trabajo abandonó su proyecto más ambicioso en términos de producción, Segundo premio, un filme sobre la banda granadina Los Planetas que acabó en manos de Isaki Lacuesta –tras ganar la Biznaga en Málaga, se estrena el 24 de mayo–.
“Siempre me ha gustado hacer las películas bastante rápido, pero en este tipo de proyectos, que conllevan casi 5 años, se me hace complicado mantener el deseo, el impulso y la intuición”, explica Trueba, que habla por primera vez de su ‘deserción’. “A medida que todo se iba complicando, creo que fui perdiendo todas esas cosas, porque en términos de producción creo que la tenía bastante controlada. Perdí el deseo de hacerla”.
P. ¿Cómo fue la transición a las manos de Lacuesta?
R. Yo sabía que le gustaba la historia. Cuando decidí abandonarla, fue muy emocionante que aceptara el reto de coger las riendas, porque el proyecto estaba en una situación difícil y yo no quería que nadie se hiciera daño ni perdiera dinero. Fue una época dura. Isaki heredó la financiación, pero tuvo que rodarla muy rápido. Y ha sido capaz de escribirla desde cero y hacerla totalmente suya. La película se parece muy poco a la que iba a hacer yo, en muchos planteamientos es incluso contraria.
P. ¿Influyó el abandono en la creación de Volveréis?
R. Sí, seguramente sí. Para mí fue como una especie de aborto. Me podría haber quedado ahí, deprimido, sin saber qué había pasado, pero de alguna manera Volveréis nació de pron]to, me permitió desquitarme rápido y recuperar también una cierta esencia, volviendo a mi camino más natural. He intentado hacer una comedia que me divirtiera, que me estimulara en ese momento.
P. Toca el tema de la ruptura, como en Todas las canciones hablan de mí (2010)…
R. Sí, quizá tiene algo cíclico. Mis películas no son realmente de tema o de argumento, las idas y venidas del amor son lo que siempre las han ido articulando de una forma u otra. Por tanto, siempre hay una continuidad, pero aquí creo que hay un tono que introduce nuevos matices, quizá con un esquema inicial más de comedia declarada, pero luego ya veremos… No tengo tan claro cuál es su género.
['Nina': Andrea Jaurrieta aborda con feroz creatividad el deseo de venganza]
P. ¿Por qué vuelve a Vito Sanz e Itsaso Arana?
R. Lo primero, porque les admiro. Me parecen intérpretes genuinos, únicos, con un encanto especial. Diría que no se parecen a otros, no tienen nada que ver con lo que se espera de la representación, de los clichés, de las convenciones… Me hacen reír, me hacen pensar, y son personas muy cercanas y muy queridas, que han sido cómplices también en la escritura. Y me parecía que podía jugar con el bagaje de que ya hubieran hecho de pareja antes, para que aparecieran gastados por el tiempo.
P. Me recuerda a lo que hace Linklater con Ethan Hawke y Julie Delpy…
R. Puede ser. Siempre le digo al equipo que vamos haciendo proyecto tras proyecto pensando más bien en una forma de vivir, de estar juntos haciendo cine, que en hacer la película del año.