“Dignificar la moral de la mujer, especialmente las jóvenes, para impedir su explotación, apartarlas del vicio y educarlas con arreglo a la religión católica”. Ese era el objetivo principal y lema del llamado Patronato de Protección a la Mujer, un organismo dependiente del Ministerio de Justicia creado por Carmen Polo en 1941.

En los centros dirigidos por esta institución, que cumplían la función de reformatorios, se realizaban una serie de talleres de reeducación moral de jóvenes "problemáticas" que les "permitiría reincorporarse a la sociedad como mujeres de bien". 

Peñagrande, cuyo nombre oficial era Maternidad de Nuestra Señora de la Almudena, era uno de estos recintos. Ubicado en el barrio del Pilar de Madrid, fue uno de los dos centros que empleó el Patronato para asumir la tutela de las menores y mujeres solteras embarazadas. En este lugar es donde se desarrolla la mayor parte del argumento de Alumbramiento, la nueva película de Pau Teixidor (Madrid, 1982) que se estrena este miércoles. 

Lucía (Sofía Milán) es una joven de dieciséis años que en 1982, coincidiendo con las elecciones generales que darían la mayoría absoluta al PSOE de Felipe González, es trasladada a Peñagrande con motivo de un embarazo no deseado.

"Lo que muestro en la película está basado en lo que me contaron algunas mujeres que habían pasado por Peñagrande", apunta Teixidor. "Ellas no vivieron la idea de embarazo como se vive hoy. El contexto lo cambia todo. Esta película, más que sobre la maternidad, es sobre la idea de ser madre".

La película, sin embargo, no se deja llevar por la dureza de aquella experiencia, tan evidente que no necesita ser subrayada. "Al ser un tema con tantas ramificaciones políticas profundas y con esa carga social de injusticia era muy fácil caer en el activismo", señala el director de Alumbramiento. 

"Creo que el cine puede ser algo más que eso. La función reivindicativa está bien, pero no tiene que ser la principal. Es algo mucho más profundo, más misterioso, lleno de emociones contradictorias", continúa Teixidor.

Precisamente en la película aflora algún que otro personaje que, pudiendo ser el antagonista perfecto en una suerte de maniqueísmo justificado, ofrece sorprendentes e inesperados claroscuros.

A este respecto dice el director:"Todo el mundo tiene derecho a ser comprendido. Otra cosa es aceptarlo o apoyarlo. La señorita Pura, que es el personaje que interpreta Laura Gómez-Lacueva, cuando disfruta de la alegría general y los momentos de distensión, lo que hace es sacar a la luz las contradicciones que hay en ese centro. Eso termina enriqueciendo la lectura que pueda hacer el espectador". 

Pau Teixidor y Sofía Milán. Foto: Filmax

Porque en Peñagrande, como en todos los lugares, incluso los más devastadores, también había lugar para la alegría. En la cadena general de acontecimientos traumáticos y dolorosos se engarzan, de manera puntual, algunos momentos alegres, en los que las muchachas logran recuperar esa juventud de la que se les está privando.

"Las anécdotas que me contaban las mujeres con las que hablé eran algunas infernales, pero también había lugar para lo cotidiano, lo humano", subraya Teixidor. "No quería recrearme en el dolor de aquellas mujeres, no quería utilizar su dolor. Por eso también quise enseñar aquellas otras escenas".

Espejismos de alegría

"Hay que tener en cuenta que la película se sitúa en los años 80. Entonces estaba todo mucho más distendido. Conforme tirábamos más para atrás las historias eran más turbias, más duras", apunta el cineasta cuando se le habla de la atmósfera distendida que se nota en varias de las escenas. 

Pero aquella alegría era, en cierta manera, ilusoria. El pulso en Peñagrande, como no podía ser de otra forma, lo gana el infierno que viven las muchachas. Por muchas aristas que se traten de resaltar, el martirio que vivieron aquellas mujeres empapa toda la película, aunque España ya estuviera viviendo un giro democrático.

"Uno de los principales objetivos de la película era enseñar que en España, en aquella celebrada transición, todavía estaban pasando esta clase de cosas que se han mantenido en el olvido hasta hace muy poco", explica Teixidor. "En España se estaba celebrando la libertad y, mientras tanto, ahí estaban aquellas mujeres vulnerables, encerradas". 

"Nos parecía interesante hacer reflexionar sobre la transición modélica que nos vendieron. Igual ocurrieron cosas que sucedieron y no nos han contado. Es el momento de mirar hacia atrás y mirar qué se escondió bajo la alfombra", comenta Teixidor.

El director incide también en que cree que pertenece a una generación que se comienza a dar cuenta de que el relato oficial quizás no fuera tal y como les habían contado. "Los robos de bebés siguieron ocurriendo en la democracia, y no nos hemos dado cuenta hasta hace muy poco. En aquella época siguió habiendo situaciones horribles de represión a mujeres vulnerables".

Lucía, la protagonista de Alumbramiento, es la cristalización de todas aquellas mujeres, de todas aquellas vidas quebradas que tuvieron que seguir viviendo, sobreponiéndose como pudieron al dolor. "Lucía es un ser mitológico, las encarna a todas ellas. En la película vemos su auge, caída y renacimiento. Después de todo ella sigue adelante y mira al frente. Mira al futuro, nos mira a nosotros y nos reclama que echemos la vista atrás", concluye.