Magalie Lépine Blondeau y Pierre-Yves Cardinal en 'Simple como Sylvain'

Magalie Lépine Blondeau y Pierre-Yves Cardinal en 'Simple como Sylvain'

Cine

'Simple como Sylvain': una disección de la comedia romántica con una exuberante puesta en escena

Monia Chokri propone una hibridación de elementos de la comedia clásica 'screwball' y unos toques de modernidad.

19 julio, 2024 01:47

Estrenada en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes, Simple como Sylvain se sube al carro de las películas que han articulado una visión crítica respecto al amor romántico.

Si Isabel Coixet hizo lo propio con la dramática Un amor (2023) y el griego Christos Nikou abordó la cuestión desde la ciencia ficción en Esto va a doler (2023), aquí la actriz y cineasta francocanadiense Monia Chokri (Quebec, 1975) toma la vía más directa al proponer una disección de los códigos de la comedia romántica.

Para ello, la directora de Babysitter (2022) construye un arquetípico triángulo amoroso formado por un intelectual (Francis-William Rhéaume); un obrero, el Sylvain del título (Pierre-Yves Cardinal); y Sophia (notable Magalie Lépine Blondeau), una profesora universitaria que, acomodada en una relación poco excitante con el primero, cae prendada ante el magnetismo sexual del segundo.

No hace falta escarbar en las profundidades del género de la comedia para encontrar antecedentes de la aproximación de Chokri a la figura de la mujer atrapada entre el pragmatismo y el romanticismo.

Greta Garbo hizo del balanceo entre la razón y la emoción el eje central de su carrera, una dialéctica que la actriz sublimó de la mano de Ernst Lubitsch en Ninotchka (1939). Décadas más tarde, Julia Roberts intentó actualizar el mito de la mujer cerebral que sucumbía al ardor amoroso en La boda de mi mejor amigo (1997).

Consciente de todo esto, Chokri propone en Simple como Sylvain una hibridación de elementos de la comedia clásica screwball y unos toques de modernidad que afloran en una puesta en escena exuberante, saltos de eje y zooms.

Puede sentirse en el filme la herencia de la Nouvelle Vague francesa. Cuando a Chokri se le ocurre introducir un guiño a El desprecio (1963) de Godard, es un personaje masculino, Sylvain, el que recrea la escena en la que Brigitte Bardot aparecía desnuda sobre una cama.

Simple como Sylvain se asienta plácidamente sobre la frontera que separa la asunción del punto de vista de Sophia y la sátira sobre el itinerario de la protagonista por el universo intelectual-burgués y por el mundo obrero.

La película peca de una cierta redundancia a la hora de desplegar su madeja narrativa, y el juego con los clichés de la comedia romántica pierde algo de fuelle a medida que avanza el relato, pero Chokri consigue mantener vivo el interés del espectador gracias a la vocación didáctica del filme.

Como ocurría en la reciente Hitman, de Richard Linklater, la trama de Simple como Sylvain se ve interrumpida por unas escenas en las que la protagonista imparte unas clases sobre la naturaleza del amor, departiendo sobre el peso de la ausencia en el amor platónico, la “voluntad de vivir” de Schopenhauer, o la distinción entre deseo y amor de Spinoza.

A medio camino entre la filosofía, la sociología y la cinefilia, Chokri elabora una inquieta meditación sobre el impulso amoroso.

Simple como Sylvain

Dirección y guion: Monia Chokri.

Intérpretes: Magalie Lépine Blondeau, Pierre-Yves Cardinal, Francis-William Rhéaume, Monia Chokri, Steve Laplante.

Año: 2023.

Estreno: 17 de julio