Demi Moore, ganadora al premio a la mejor actriz de comedia o musical por 'La sustancia'

Demi Moore, ganadora al premio a la mejor actriz de comedia o musical por 'La sustancia'

Cine

'Emilia Pérez' y 'The Brutalist' triunfan en unos Globos de Oro que se olvidan de Karla Sofía Gascón y Javier Bardem

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No pudo ser. Ni Karla Sofía Gascón ni Javier Bardem pudieron conquistar los Globos de Oro a los que optaban, el de mejor actriz de musical o comedia por Emilia Pérez y el de mejor actor de reparto en series por Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez, respectivamente. Tampoco tuvo suerte Tilda Swinton como mejor actriz de drama por La habitación de al lado, la única nominación que había recibido la última película de Pedro Almodóvar.

La armada española se fue, por tanto, de vacío en unos premios que estuvieron muy repartidos, pero en los que acabó brillando Emilia Pérez, el musical narco queer de Jacques Audiard, que se llevó cuatro premios: mejor comedia o musical, mejor película de habla no inglesa, mejor canción para El mal y mejor actriz de reparto para Zoe Saldaña.

Premios merecidos para una película con una premisa fascinante, por extraña y sugerente, más aún viniendo de un director francés, Jacques Audiard, en principio ajeno culturalmente al mundo que retrata. Estamos ante un musical en español ambientado en el mundo de los narcos mexicanos de temática transgénero y con una historia propia de una telenovela. Y lo más sorprendente es que funciona.

La madrileña Karla Sofía Gascón, actriz trans, fue la encargada de cerrar los Globos de Oro con el premio a la mejor película de comedia o musical en la mano y dio un discurso reivindicativo. "La luz siempre gana a la oscuridad", dijo la protagonista de Emilia Pérez. "Nos podéis meter en la cárcel, dar palizas, pero nunca os apoderaréis de nuestra alma, de nuestra resistencia y de nuestra identidad. Alzad la voz y decid: soy quien soy y no quien tu quieres que sea".

En drama triunfó The Brutalist, de Brady Corbet, más conocido por su faceta de actor a las órdenes de Michael Haneke, Gregg Araki o Lars von Trier. Se trata de una obra monumental de 215 minutos que se estrena en España el 24 de enero y que narra la historia de un arquitecto judío que huye de la Hungría de posguerra para recalar en los años dorados de Estados Unidos.

Allí empieza a desarrollar sus ideas vanguardistas y faraónicas gracias al encuentro con un millonario. Una nueva visión del lado oscuro del sueño americano con sabor a cine clásico, pero sin concesiones al espectador. "Apoyemos a los directores", pidió Corbet desde el escenario.

El filme se llevó los premios a mejor director (Corbet ya fue distinguido en esta categoría en el Festival de Venecia), mejor actor de drama para Adrien Brody (que vuelve a la primera línea años después de El pianista) y mejor película de drama.

Decepciones y sorpresas

Casi todas las favoritas se llevaron algo a casa. Wicked, el musical ambientado en el mundo de Oz, conquistó el galardón a mejor logro cinematográfico y de taquilla gracias a sus más de 600 millones de euros recaudados en todo el mundo; La sustancia, el aberrante filme de Caroline Fargeat de terror corporal, obtuvo el premio a la mejor actriz de comedia o musical para Demi Moore; y Cónclave, el juego de tronos en el Vaticano del alemán Edward Berger, consiguió el premio al mejor guion.

La gran derrotada fue Anora, la Palma de Oro con la que Sean Baker ha reinventado Pretty Woman para el siglo XXI, que no consiguió ninguno de los cinco premios a los que optaba. Merecía, sin duda, más cariño. Por su parte, las sorpresas de la noche las dieron la brasileña Fernanda Torres, galardonada como mejor actriz de drama por Aún estoy aquí, de Walter Salles, y Sebastian Stan, mejor actor de comedia y musical por A Different Man, de Aaron Schimberg.

Vuelta a la normalidad

Parece que los Globos de Oro han vuelto definitivamente a la normalidad, después de que en 2022 los premios se desarrollaron en un aséptico hilo de Twitter tras un boicot de medios, intérpretes y creadores por las acusaciones de cohecho y de falta de diversidad en el seno de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que organiza el sarao.

Desde entonces, se han tomado medidas. De 80 profesionales con voto se ha pasado a 300, aumentando la representación de mujeres y minorías. Esto puede haber potenciado que películas de habla no inglesa como Aun estoy aquí, de Walter Salles, La luz que imaginamos, de Payal Kapadia, o la misma Emilia Pérez, hayan acaparado nominaciones en categorías importantes.

En cualquier caso, las estrellas han vuelto a la alfombra roja de los Globos de Oro. Y es que también es cierto que cualquier promoción es buena para un momento no demasiado boyante en el mundo del cine.

Nikki Glaser, una de las monologuistas más destacadas en EE.UU. -estaba nominada en la categoría de stand-up comedy-, ha sido la encargada de presentar la gala que se ha celebrado en el Hotel Beverly Hilton y que se ha emitido por la CBS (Movistar en España), convirtiéndose en la primera mujer que la conduce en solitario en décadas.

Tenía fácil superar el desaguisado de Joy Koy del año anterior, y muy difícil acercarse a las míticas barrabasadas de Ricky Gervais, aunque es cierto que los tiempos han cambiado y ahora se impone la corrección política. Conocida por su habilidad para abordar temas tabú con humor inteligente y empático, era la apuesta de los organizadores para modernizar una gala a la que le cuesta conectar con las nuevas generaciones.

“Estoy en una habitación llena de productores en Beverly Hills y por primera vez tengo toda la ropa puesta”, comenzó bromeando Glaser, dejando claro que no le importaba meter el dedo en la llaga. Lo cierto es que sus apariciones fueron ácidas y divertidas, con alusiones a Joker: Folie à Deux, Trump o la moda del ozempic.

La gala se ha desarrollado a un ritmo vertiginoso, con discursos de agradecimientos escuetos y bastante planos. Los momentos más destacados los protagonizaron una emocionadisima Zoe Saldaña, una de las actrices más taquilleras de la historia del cine que hasta ahora había sido ignorada en los galardones importantes; Demi Moore y Margaret Qualley, que revivieron La sustancia sobre el escenario; Tadanobu Asano, feliz al arrebatarle el premio al mejor actor de reparto de serie a Javier Bardem o Harrison Ford por su trabajo en Shogun; Seth Rogen, que comentó el extraño tiro de cámara para los presentadores, obligados a darle la espalda al público; o Elton John, exultante al leer que Trent Reznor y Atticus Ross conquistaban el premio a mejor banda sonora por Rivales.

Shogun arrasa en series

Pocas sorpresas en el apartado de las series, que casi reeditan la lista de ganadores de los Emmy. En drama arrasó Shogun, una cuidada producción de FX (que emite Disney Plus+) que nos transporta al Japón del siglo XVII. Se llevó los premios a mejor serie, a mejor actor en drama para Hiroyuki Sanada, a mejor actriz en drama para Anna Sawai y a mejor actor de reparto para Tadanobu Asano.

En la categoría de comedia se impuso la tercera temporada de Hacks (Max), la divertida serie sobre una veterana cómica que recupera la fama gracias a su colaboración con una joven guionista. Su protagonista, Jean Smart se llevó además el premio a la mejor actriz de comedia, mientras que Jeremy Allen White volvió a ser premiado por su trabajo en la tercera temporada de The Bear.

En el apartado de series límitada, antología o película para la televisión, triunfó Mi reno de peluche, producción británica de Netflix que aborda el acoso y el abuso sexual sufrido por hombres. Se llevo el premio a la mejor producción y a mejor actriz de reparto para Jessica Gunning. Por su parte, Colin Farrell recibió el premio al mejor actor por su trabajo en El pingüino.