Nicole Kidman resucita el 'thriller' erótico en 'Babygirl': "Una mujer poderosa también puede querer ser dominada"
- La célebre actriz, ganadora de un Oscar, interpreta a una exitosísima empresaria neoyorquina que mantiene una tórrida relación sexual con un becario veinteañero.
- Más información: Antonio Banderas, Nicole Kidman y Harris Dickinson rompen tabús sexuales en el Festival de Venecia
La primera vez que Romy, el personaje que interpreta Nicole Kidman en Babygirl, y Samuel, al que da vida Harris Dickinson -el protagonista de El triángulo de la tristeza (Ruben Ostlund, 2022)- se van a liar, ella, después de desnudarse, se cubre pudorosa. Su temor es que el cuerpo de una mujer madura no resulte ya atractivo a un joven veinteañero. Pero las llamas de la pasión no entienden de “edadismo”, o al menos no en esta tórrida película.
El thriller erótico de alto voltaje, desaparecido de las pantallas las dos últimas décadas, de filmes de Adrian Lyne como 9 semanas y media (1986) o Atracción fatal (1988) regresa a lo grande con una película sexi a rabiar en la que Kidman y Dickinson se lo pasan pipa en una relación tan gozosa como peligrosa. Casada ella (con Antonio Banderas), al frente de una compañía de robótica millonaria y en la cúspide de su éxito, la pasión sexual le hace sentir de nuevo que está viva, aunque también puede destruir toda su existencia.
En un Manhattan glamuroso de rascacielos y trajes de Armani, la directora Halina Rejin se olvida de los corsés de la era del #MeToo y un cierto puritanismo contemporáneo para crear una película muy divertida. Romy y Samuel no solo rompen las reglas de la edad, también las del estatus, ya que ella es una ejecutiva millonaria y él un joven de familia modesta que acaba de aterrizar en su primer trabajo.
A sus 57 años, Nicole Kidman, nacida en Hawai, criada en Australia, famosa en Hollywood, reivindica con su aguerrida interpretación la sexualidad femenina y la propia idea de la “locura del amor” en un tiempo en el que se examina con lupa cualquier abuso de poder.
Con una trayectoria brillante y extensa a sus espaldas, la hemos visto en películas tan importantes del cine de los últimos veinticinco años como Eyes Wide Shut (Stanley Kubrick, 1999); la española Los otros (Alejandro Amenábar, 2001); Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001) o Dogville (Lars Von Trier, 2003). Por Las horas (Stephen Daldry, 2002) le dieron el único Oscar de sus cinco nominaciones.
Pregunta. ¿Cómo surge esta colaboración con la directora Halina Rejin?
Respuesta. Vi Instinto (2019), su anterior película, y me pareció original y atrevida. Comenzamos a hablar y a mandarnos mensajes. En seguida surgió la idea de colaborar y fue en esa época cuando Halina empezaba a escribir Babygirl, que es su primer guion en solitario. Me lo mandó y le dije que sí de manera inmediata porque me pareció una historia muy poderosa, extraordinaria, y lo tuve claro.
»Creo que la película es muy auténtica y humana. Me gustaba formar parte de un proyecto que se sale de lo ordinario, algo que siento que no he visto antes. Me interesa mucho la forma en que el poder en la película muta de manera constante y va de uno a otro, está siempre en juego. Creo que está bien lanzar la idea de que aunque una mujer como Romy sea poderosa pueda decir “no quiero ser poderosa ahora mismo, prefiero ser dominada”. Es complicado tratar estos asuntos, pero la dirección de Halina lo trata con mucho cuidado y delicadeza.
P. A pesar de su frialdad y de su comportamiento “impecable”, ¿es Romy “una mujer al borde de un ataque de nervios”?
R. Sin duda está en un momento de crisis. Ha conseguido muchas cosas en la vida, pero se pregunta qué es lo de verdad quiere. Es una mujer poderosa que en teoría puede hacer lo que quiera, pero duda sobre si está siendo verdaderamente auténtica consigo misma. Creo que este momento en el que empieza a cuestionárselo todo es el motor de arranque de la película.
»Por una parte, está en el punto más álgido de su vida y de su carrera, pero a su vez está dispuesta a sabotearlo. Surge esa encrucijada en la que empieza una odisea emocional y sexual. Romy y Samuel están en esa lucha y lo que resulta precisamente interesante en la pantalla es esa batalla. Y los dos, al mismo tiempo, de una manera extraña, se están curando el uno al otro.
R. Además de dirigir, interpretaba a todos los personajes. Al haber escrito también el guion conocía a fondo su psicología, lo cual le permitía cambiar de perspectiva. Al mismo tiempo, no era como “aquí tienes tu marca y esto es lo que tienes que hacer”. Fue un proceso creativo en el que se abría un espacio para la colaboración entre Harris y yo. En el set había una atmósfera de que te podías mover en cualquier dirección en cualquier momento. Eso es lo que generó una emoción. Había unas directrices claras pero si queríamos cambiarlo podíamos ser espontáneos.
P. ¿Cómo ha vivido el escándalo que se ha generado en torno a la película?
R. Estoy muy orgullosa de la película. Está bien si funciona para ti y porque impacta visceralmente, a un nivel primario. Tienes que sentir algo al verla, ya sea ponerte cachondo, enfadarte o estar intrigado. Cualquiera que sea la respuesta será buena pero espero que promueva la conversación. Rso es emocionante.