Enric Albero decide entrevistar a diez guionistas españoles: la suya es una tentativa de fotografiar el estado momentáneo de las cosas, equiparando el resultado a una suerte de “tapa de yogur” (le robamos la metáfora) sujeta al paso del tiempo y preparada para desecharse.
Albero habla con nombres consagrados de la talla de Isabel Peña (Antidisturbios, 2020) o Diego San José (Venga Juan, 2021), con musculadas promesas de presente como Coral Cruz (Ser o no ser, 2022) y con “jefazas” como la misma Verónica Fernández, actual directora de Contenidos de Netflix España.
Sus voces llegan de enclaves opuestos en el mundo de las series, cuyas realidades se solapan y reescriben, eso sí, a través de una verdad compartida: que no hay obra sin oficio, que una serie primero se hace y luego ya se verá.
El libro plantea cuestiones que van de la forma a la industria, del cómo son al cómo nacen: para entender a nuestros Heisenbergs pide a Isabel Peña que detalle hasta lo más prosaico de la creación de personajes (las fichas, el reparto...). Luego, invoca a Natxo López (Entrevías, 2022) para una verdadera masterclass sobre duraciones, atención y localidad, un estudio que urge a liberar los contenidos de la arbitrariedad de las cadenas de televisión.
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Escucharemos también a Olatz Arroyo (Supernormal, 2022) hablar del diálogo cual bonito papel de pared –disimula huecos– o gorgoteo natural de un personaje... Arroyo destacará la tranquilidad con la que mira de frente la imperfección de sus propias obras. Resulta tan cercana como la pasión con la que Coral Cruz evoca las excelentes conversaciones de Fleabag (Phoebe Waller-Bridge, 2016).
Habrá capítulo también para los “nuevos” géneros recién prodigados en plataformas (la sátira política, la dramedia y la autoficción), de la mano de Diego San José, y un acercamiento esclarecedor a las contradicciones tras la recreación histórica y la verdad ficcionada por Susana López Rubio (Alba, 2021, ahora trabajando en XRey).
De entre las declaraciones de Rafael Cobos (Apagón, 2022) intuiremos que una narrativa alineada con métodos cinematográficos, como la desarrollada en La peste, exigía algo que el público televisivo no quiso, o no supo, devolverle. Como concluye Fernández en su capítulo sobre estructuras empresariales y la gestión de los machacados egos creativos, habrá que estudiar los rostros de la serialidad.
La reescritura infinita se convierte así en un buen complemento para el análisis, muy en línea con los textos del autor en su faceta de crítico. Albero invoca a dos “voces de la experiencia”: Javier Olivares (Atrapa a un ladrón, Telefé) y Joaquim Oristrell (HIT, TVE, 2019-2022), cuya entrevista reordena expresamente para cerrar el compendio. Al primero, podremos leerlo como quien escucha a una vieja gloria, inquieta por las nuevas formas de producción y de consumo serial.
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Nueve conversaciones después, nos habremos percatado de que algo se repite en los testimonios. ¿Es miedo? Ante un panorama cada día más luminoso (más series, menos tapujos, dinero, una burbuja que no explota), el propio Albero reconoce un cambio de rumbo que parece inminente. Quizás La reescritura infinita se sostenga como testigo último de una era por acabar.