Iba Susanne Bier camino del Oscar y sufrió el sinsabor de lo desconocido por culpa de un placer desconocido. En una noche sevillana de festival, antes de presentar precisamente la película que le llevaría al máximo estrellato, se despertó su pasión por los pimientos verdes, que acabaron jugándole una mala pasada.
Ahora que vuelve a tierras españolas para ser homenajeada en el Evolution de Palma de Mallorca recordamos aquel episodio y su capacidad para sobreponerse y me dice con suficiencia que “en este trabajo no se puede ser frágil”. Su fortaleza está clara porque no ha parado de trabajar entre películas y sobre todo ahora en series de primer nivel. Está justo a la espera de que acabe la huelga de actores y terminar las cuatro semanas de rodaje pendientes de Una pareja perfecta, protagonizada por Nicole Kidman y Liev Schriber.
El éxito conseguido en HBO con de The Undoing, con Nicole Kidman y Hugh Grant la ha devuelto al trabajo de largo recorrido como son las series. Susanne lo plantea como una jugada de ajedrez. “Yo ruedo igual que si fuese un largometraje. La gran diferencia está en que en lugar de mirar a un tablero de ajedrez debes tener una visión múltiple, sobre diez tableros a la vez. Mas. Complicado, pero muy estimulante y hasta divertido. Para mí es como la diferencia entre una novela y un cuento”.
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Su nueva serie no se ha librado del parón de la huelga de actores. Han rodado catorce semanas, pero aún les quedan cuatro para acabar. Entre tanto va montando sin poder rellenar todas las casillas de ese tablero. Una pareja perfecta tiene dos protagonistas de alto nivel.
Repite con Nicole Kidman (“Es incluso más puntillosa que yo, y le gusta meterse muy dentro de los caracteres que interpreta”), y su coprotagonista es Liev Schreiber, que acaba de estrenar en las pantallas españolas la adaptación de la novela de Hemingway A través del río y entre los árboles, dirigida con mimo por Paula Ortiz. Susanne le califica como “un gran actor”.
Netflix es la productora que espera repetir éxito con una serie de misterio que promete. Basada en la novela best-seller de Elin Hildebrand, la historia sigue a Amelia, una novia a punto de casarse perteneciente a una de las más ricas familias del Nantucket, en el este de los Estados Unidos.
Su madre, una novelista encarnada por Nicole Kidman, no escatima gastos para una celebración de altura. Pero la aparición de un cadáver en la playa trasforma los sueños provocados por el champagne de celebración en una pesadilla en la que todos sospechan de todos. La intriga está servida.
Educada en el movimiento Dogma
Antes de sus producciones en los Estados Unidos e Inglaterra, Susanne había destacado ya por sus trabajos Hermanos, Después de la boda o Cosas que perdimos en el fuego. Susanne Bier sigue fiel a su Dinamarca natal, donde se educó cinematográficamente en el exitoso modelo del cine Dogma, con la productora Vibeke Windelov.
A pesar de su continuo trabajo para Hollywood desde que ganó el Oscar, sigue viviendo en Copenhague, “me siento danesa y muy orgulloso de serlo. Siento que pertenezco a Europa, el estilo de vida aquí y allá es muy diferente en todo”.
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No solo en la reconocida En un mundo mejor (Haeven), Bier ha elegido temática un dialogo entre lo local y lo global. Presentaba en aquella película la historia de un médico idealista “que trabaja en un campo de refugiados de África. De vuelta a Dinamarca, su esposa intenta ayudar a su hijo Elias de doce años que es maltratado por sus compañeros de colegio. Llega entonces a la clase otro chico que ha crecido solo con su padre tras la muerte de la madre y que traduce su dolor en violencia. Elias se siente atraído hacia él de inmediato. Sin embargo, esta amistad se convertirá en una peligrosa alianza, hasta el punto de poner en duda los ideales del padre”.
Un viaje de emociones y de responsabilidades entre continentes, entre la solidaridad con los otros y la falta de coherencia en el mundo propio. La tentación de la venganza es el tema principal, el que agrede y/o quien es agredido se convierte en una espiral de violencia de la que es difícil escapar.
En su momento, la directora se refería a que pretendía “mostrar la fragilidad de la sociedad escandinava, supuestamente idílica. No sólo eso. La película trata sobre la facilidad con la que las cosas se desintegran”. Hoy la lectura se proyecta sobre el mundo de la guerra en marcha, sobre el ataque y la revancha.
Le pregunto a Susanne sobre sus pensamientos ante la actual situación de guerras en el mundo y le resulta difícil dar una respuesta. “En mi cine pretendo hacer más preguntas que dar respuestas. Ahora mismo me siento asustada, preocupada, en shock”.
Conflictos lejanos al sofá
Su cine marco una formula inteligente para traer conflictos ajenos, internacionales, los que ni aparecen en las noticias por lejanos, hasta el salón de las confortables casas de Occidente. Y al tiempo sus guiones sabían encontrar las vías para hacer visibles los problemas más cercanos, los asuntos de familia y las contradicciones en nuestras sociedades.
Homenajeada ahora en Mallorca, recuerda con satisfacción sus días de rodaje en la isla de la serie de la BBC de John Le Carré The night manager (El infiltrado). “Unas localizaciones tan fantásticas que parecía que no estábamos de trabajo”. Me comenta el director de la Mallorca Film Commission, Pedro Barbadillo, que desde aquel rodaje en la cala de Deiá es imposible encontrar una reserva para comer en los chiringuitos. Susanne se sonríe sobre la situación.
Comentamos que esa sinuosa carretera hasta la ahora famosa cala fue una creación de Robert Graves, animado por su amante con la que llego a la isla en los años treinta, la poeta judía americana Laura Riding. Cuando estalló la Guerra Civil se especuló incluso que aquel acceso a la cala serviría para la llegada de submarinos británicos y les acusaron de posible espionaje. Así que Robert y Laura tuvieron que abandonar por pies la isla.
Sorprendida por la narración y encantada por el ambiente en la zona, Susanne comenta: “Creo que me inventaré una historia para volver a rodar en Mallorca”.