Image: Ana Zamora

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Escenarios

Ana Zamora

"Abordamos el cristianismo como referente básico para entender nuestra cultura"

27 noviembre, 2008 01:00

Ana Zamora. Foto: Sergio Enríquez

Ana Zamora ha encontrado en los dramas litúrgicos de la tradición cristiana un filón dramático. Su último espectáculo, Misterio del Cristo de los Gascones, le procuró el respeto de la crítica, que la situó entre los nuevos directores a tener muy en cuenta. Un clásico del siglo XII, considerado fundacional del teatro español, es su nueva apuesta. Auto de los Reyes Magos se estrena el día 3 en La Abadía de Madrid.

Las piezas que Ana Zamora elige para su repertorio suenan lejanas y extrañas, quizá por lo escasamente divulgadas. Empezó con el teatro renacentista de Gil Vicente y, como si se tratara de un viaje de regreso al pasado más lejano todavía, anda ahora en el teatro medieval. Con Auto de los Reyes Magos se ha superado a sí misma: 147 versos de mediados del siglo XII, escritos al final de un manuscrito (por aquello de la escasez de pergamino que sufrían los entregados amanuenses de entonces), y considerados fundacionales del teatro español. Aunque la teatralidad de estos versos es cuestionada por filólogos, la autoridad de Ruiz Ramón establece que después de ellos "viene un vacío de dos siglos y medio en la historia del teatro español".

Zamora hizo su primera incursión en el teatro medieval con Misterio del Cristo de los Gascones, que El Cultural consideró la mejor obra de 2007 y por la que ha ganado el Premio Ojo Crítico de Teatro 2008 que otorga RNE. En cada una de sus obras, la directora realiza un apasionante trabajo de investigación. Sus montajes se apoyan en tres pilares: por un lado los textos, cuya dramaturgia ella misma firma; luego la música, para la que cuenta con la valiosa colaboración de Alicia Lázaro y, finalmente, los títeres u objetos de David Faraco. En Auto de los Reyes Magos estos tres elementos evolucionan en una escenografía (Richard Cenier) que imita las sillerías de los coros de las catedrales, donde sitúa al público. Una invitación a que formen parte del espectáculo, una aterradora proximidad para los actores (Jorge Basanta, Alejandro Sigöenza, Francisco Roja y Nati Vera).

-¿Por qué ha elegido esta obra?
-El origen es un viejo capricho de José Luis Gómez. él tenía muchas ganas de hacer un espectáculo pseudolitúrgico para la antigua capilla que hoy es la sala José Luis Alonso del teatro. Me ofreció que lo dirigiera hace mucho tiempo. Pero yo no quería venir sin mi equipo, sin Nao d’amores, con el que he desarrollado un código dramático. Ahora ha llegado el momento de hacer una coproducción entre mi compañía y La Abadía.

-Todavía se discute si este texto es teatro o no.
-Sí, los filólogos y estudiosos discuten mucho sobre si hay algo de teatralidad. Lo que sí hay son 147 versos escritos al final de un manuscrito y, más allá de la discusión, lo que es cierto es que sirven para hacer teatro. También es cierto que con sólo este texto no levantas un espectáculo. Y yo me encontré con ese problema.
-Este texto se ha venido representando en las escuelas y también García Lorca y Falla montaron un teatrito de cartón.

-Sí, es una obra habitualmente representada en colegios. Por ejemplo, Jimena Menéndez Pidal lo hacía en el colegio Estudio de Madrid. Y en Colmenar Viejo se representa todos los años. Pero se hace desde una visión muy solemne, todo lo contrario de lo que yo he pretendido. Mi visión es mucho más popular, simbólica y juguetona. Está inspirado en la Navidad, pero huimos de la parte ñoña y comercial.

Agnosticismo declarado
-Si con este texto no se levanta un espectáculo, ¿cómo lo ha resuelto?
-Lo que yo no quería era hacer una dramaturgia añadiendo textos de autores posteriores, pues me tenía que ir al siglo XV. éste es un texto de marcado espíritu medieval, muy interesante y que, posiblemente, no se entiende en profundidad. Sí he contado con poemas de Gonzalo de Berceo y con canciones que Alicia Lázaro ha ido encontrando en su labor de investigación musical. Por ejemplo, empleo una aparecida en un libro de la corte de Alfonso X. Y, por otro lado, si analizamos los grandes momentos de la liturgia navideña, el "greatest hits" del momento, por así llamarlo, es El Canto de la Sibila, que precisamente ahora se está recuperando en la catedral de Toledo. Nosotros comenzamos el espectáculo con él, con la versión más antigua, cantada en latín.

-Se sirve de un texto religioso para representarlo en un espacio que fue iglesia, desde una visión laica. ¿No es contradictorio?
-Siempre lo hemos hecho con textos anteriores, especialmente con el Cristo de los Gascones, del que tanto fieles como laicos salían emocionados. Y lo hacemos desde nuestro agnosticismo declarado. Indagamos e interpretamos y abordamos el cristianismo como un referente básico a la hora de entender nuestra cultura. La clave está en trabajar con libertad absoluta, pero con mucho respeto. Y en este caso, si te pones a analizar el texto, compruebas que está lleno de herejías. La religión se alimenta de la mitología, tiene un sustrato mitológico que retoma y transforma. La idea de la Navidad está relacionada con la idea de cerrar un ciclo para que nazca otro. En realidad, en este texto casi nada viene del Evangelio canónico, sino que hay interpretaciones muy libres.

-¿Como por ejemplo?
-Los Reyes Magos. La primera noticia que se tiene de los Reyes es a través del Evangelio de San Mateo, pero es poco conciso. Creemos que son tres porque le traen al Niño tres regalos, pero no se sabe con exactitud su número, así como tampoco su raza, condición y procedencia, y menos todavía si llegaron en camellos o dromedarios.

-¿Es ésta una obra para niños?
-No, para nada. Es una obra clásica, pero no una obra típica de Navidad. Y posiblemente los adultos tengan problemas para entender algunas partes, ya que los actores hablan en castellano antiguo. No me gustaría que se identificara con una estación. Nuestro interés es representarla durante todo el año.

-Hablemos de su compañía. Después de lo bien que le ha tratado la crítica, ¿está ya asentada?
-Nos está resultando bastante difícil distribuir nuestros espectáculos. Está claro que el prestigio no se corresponde con la venta. El otro día un conocido se quejaba de que tiene la sensación de estar siempre empezando de cero. Afortunadamente, no me planteo mi trabajo como una carrera en la que haya que llegar a algún sitio, sino como un paseo que disfruto.

"Yo mando mucho"
-¿Cómo se organiza y cómo trabaja Nao d’amores?
-La jerarquía en la compañía está muy clara porque yo mando mucho y, por otro lado, la dramaturgia de un espectáculo está muy unida a la dirección. Pero con Auto, por ejemplo, llegué al primer día de ensayos sin nada preparado. Esto hace que sea un verdadero ejercicio de creación colectiva y que el teatro clásico que me interesa tenga mucho que ver con el teatro contemporáneo. No queremos ser una productora teatral, sino un núcleo de encuentro para la creación.

-¿Van a seguir en Segovia?
-Sí. Hemos firmado un convenio con el Ayuntamiento, por cuatro años, por el que nos presta una casita preciosa que hay en el Arco del Socorro, en la muralla. Y, además, para ensayar nos deja la iglesia románica de San Nicolás. En realidad, a lo que aspiro es a conseguir un espacio definitivo para la compañía en Segovia. Allí el tiempo cunde mucho más que aquí.

Alicia Lázaro, la cabeza musical

Los espectáculos de Ana Zamora se apoyan tanto en los textos como en la música y Alicia Lázaro es quién se encarga de esta faceta. Directora e investigadora de la música del renacimiento y del barroco, es una instrumentista de vihuela, laúd y guitarra barroca. En Auto de los Reyes Magos, además de ella, actúan como músicos Elvira Pancorbo, Sofía Alegre e Isabel Zamora, y la actriz Nati Vera, que también canta. La sustitución del antiguo rito mozárabe por el romano, que tuvo lugar en Castilla en el siglo XI, trajo la costumbre de cantar en las iglesias. Lázaro ha investigado sobre estas composiciones para el espectáculo, rescatando algunas tan famosas como el Canto de la Sibila.