La Orquesta de Cadaqués adelanta la conmemoración del 100º aniversario de la muerte de Albéniz en Zaragoza

Isaac Albéniz

BENJAMíN G. ROSADO
Esta tarde, en el Auditorio de Zaragoza, Gianandrea Nocedal, director de la cada vez más versátil Orquesta de Cadaqués, se adelantará a las celebraciones previstas para el 100 aniversario de la muerte de Isaac Albéniz con un programa compuestos por obras del compositor (en concreto, las cuatro piezas de la Suite española y las Canciones italianas) y las Tonadillas de su colega Granados. El punto triste del programa vendrá de la mano de Schubert y su trágica Sinfonía nº 4.

Para esta nueva iniciativa de una orquesta ya casi veterana, que ha sabido sobrevivir a las exigencias del Festival de Peralada o la Semana de Música Religiosa de Cuenca y muy próxima a la obra del compositor gerundense, se ha querido contar a la soprano vasca Ainhoa Arteta, que pondrá todos sus encantos vocales al servicio del director milanés, que se enfrentará a las versiones orquestadas (primorosas, como todas las de Albert Guinovart) en un intento aparentemente contradictorio por proyectar al compositor catalán en toda la profusión del conjunto y, penetrar, al mismo tiempo, en los pequeños recovecos que caracterizan su escritura pianística.