Image: Emio Greco

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Escenarios

Emio Greco

"En la danza es esencial conocer la intencionalidad del movimiento"

5 junio, 2009 02:00

El coreógrafo Emilio Greco en One & Two

El bailarín y coreógrafo Emio Greco actúa en nuestro país por partida doble: acude al Festival de las Artes de Salamanca, el día 9 (Teatro Liceo), con uno de sus últimos trabajos, Popopera, inspirado en el "Purgatorio" de La Divina Comedia. En Madrid hay ocasión de verlo los días 12 y 13 (Teatro Fernán Gómez) en una de sus obras más aclamadas: One & Two. En ella interpreta un solo que es un complejo juego de sincronización entre el movimiento de su danza y la hipnótica música del Bolero de Ravel.

En el mundo de la danza es poco habitual ver a un coreógrafo sobre las tablas. Emio Greco (Brindisi, 1965) pertenece a esta rara especie: baila a diario con su compañía, compartiendo roles protagonistas y secundarios. Posee un gran magnetismo en escena y es un extraordinario bailarín capaz de recrear una amplia gama de sentimientos y actitudes afectivas, lo que atrae fácilmente la atención del público.

Pero el bailarín es también una de las figuras de referencia de la creación coreográfica europea. Fue colaborador del belga Jan Fabre hasta que en 1995 fundó con el director y dramaturgo alemán Pieter C. Scholten su compañía: Emio Greco/PC. Hoy dirigen en Holanda el ICKamsterdam, uno de los centros europeos más dinamizadores, de mayor crédito intelectual y especialmente atractivo para artistas y aficionados a la danza.

-ICKamsterdam es algo más que una compañía: centro de producción, tiene una escuela, ofrece residencias a artistas, un foro de discusión, edita publicaciones, colabora con creadores de otras disciplinas artísticas e instituciones... ¿Cómo llegó a crear esta plataforma?
-El centro es producto de mi colaboración con Pieter C. Sholten. Tratamos siempre de discutir y reflexionar sobre la danza que creamos en relación con el contexto social y artístico. éste siempre ha sido el punto de partida en todos nuestros proyectos. El siguiente paso ha sido compartir este diálogo con gente que no forma parte de la compañía, con nuevas generaciones de artistas. Hemos tratado de ser no sólo un lugar en el que aprender, también un mostrador en el que se puedan intercambiar puntos de vista sobre la danza. La creación de esta plataforma, por tanto, no fue algo deliberado, surgió de manera natural, como una ramificación de nuestro trabajo diario.

-Y desde su experiencia al frente de este centro, ¿cuáles son hoy los asuntos más discutidos en el mundo de la danza?
-Reflexionamos sobre si la danza puede sobrevivir en nuestra sociedad; qué puede aportar la danza a las necesidades y a los gustos de hoy. Otro aspecto es la relación de este arte con el mundo científico y tecnológico, las interacciones que se producen... Y uno, muy importante, relacionado con el lenguaje: cómo se percibe la danza, cómo se habla de ella, de qué herramientas disponemos para describirla, para realizar una crítica fundamentada.


Manifiesto: Las 7 necesidades
En 1996 Greco y Pieter publicaron Las siete necesidades, un manifiesto en el que sentaron las bases para un lenguaje de la danza basado en las propias necesidades del cuerpo y, sobre todo, en la conciencia del tiempo y del espacio que se almacena en la memoria del cuerpo. Greco cree que aquellas necesidades siguen vigentes: "Sobre todo porque nunca lo pensamos como un dogma, sino como una referencia que nos guiara, incluso cuando te alejas de él para experimentar. Por eso, diez años después, el manifiesto está más elaborado: hay nuevas respuestas a nuevos retos que lo van haciendo cada vez más grande".

-Entonces criticaron la presencia abusiva que tenía el teatro-danza ¿Cree que esta corriente está superada?
-No está superada. Creo que es algo en lo que hay que seguir trabajando. No creo que todavía sea una batalla ganada.

-Sholten y usted investigan ahora en el sentido del movimiento.
-En los últimos dos, tres años ha sido una de nuestras preocupaciones en el nuevo centro. Seguir describiendo la intencionalidad de los movimientos, porque antes que la danza, está el movimiento. Y antes que éste, está la intención, el sentido. Conocer el origen es esencial por la infinidad de connotaciones a las que puede dar lugar y, al mismo tiempo, tremendamente difícil de traducir.

-Y como maestro de bailarines, ¿cómo se enfrenta usted a esta labor?
-Digamos que lo más importante es trabajar en la conciencia del cuerpo, despertar los sentidos del cuerpo, activar las articulaciones. Según esta idea, no hay tantas diferencias entre trabajar con un principiante que con un bailarín profesional. De hecho, muchas veces trabajo con los profesionales en ejercicios en los que tienen que fingir que es la primera vez que bailan. Eso les ayuda a ser más honestos y a conectar a través de los cuerpos.

-La obra que presenta en Salamanca, Popopera, es la adaptación de Purgatorio de La Divina Comedia. Usted ya hizo Hell. ¿Qué similitudes guardan?
-Es cierto que están inspiradas en La Divina Comedia, pero más en las reflexiones que suscita Dante que en el contenido en sí. No me he basado en la historia, pero hay analogías en la abundancia de los cuerpos y la transformación de la carne, sobre todo en Hell. En Popopera, sin embargo, encontramos residuos de la Divina Comedia en los cuerpos escalando el purgatorio, por ejemplo.

-Y luego, en Madrid, presenta One & Two, estrenada en 1998. ¿A qué se debe que sea una de sus piezas más solicitadas?
-Creo que porque es una propuesta valiente, descarada y sofisticada. Teatralmente es muy fuerte, también muy exigente desde el punto de vista físico. La música absorbente del Bolero de Ravel, que todo el mundo conoce, se convierte en razón para la danza. En Two no estamos ante un dueto, sino ante un solo para dos. Es quizá la parte más clásica.


Cuerda para rato
- Es raro ver bailar a un coreógrafo.
-Para mí, estar en escena lidiando con los elementos es un reto, una nueva dimensión que me inspira muchísimo. Es en el escenario donde voy creando las futuras coreografías. Es fundamental para mí experimentar, sentir en mi propio cuerpo, ser testigo de lo que hablamos Peter y yo, de nuestras investigaciones.

-¿ésta de Madrid puede ser una de sus últimas apariciones en escena?
-Todavía no. Alguna vez me he planteado dedicarme sólo a la creación, pero me queda cuerda para rato.