Tras el triunfal Rosenkavalier, el Real prosigue su línea de éxitos con el estreno, el próximo jueves, de Iphigénie en Táuride, uno de los grandes títulos de Gluck. La nueva producción cuenta con la garantía escénica de Robert Carsen, y constituye la presentación en un foso nacional de una de las batutas en pleno ascenso, Thomas Hengelbrock, además de reunir un elenco vocal de lujo en el que sobresalen Susan Graham, Plácido Domingo, Franck Ferrari y Paul Groves.



Creada en la Académie Royale de Musique de París el 18 de mayo de 1779, Iphigénie en Táuride es uno de los jalones decisivos de la reforma operística emprendida por Christoph Willibald Gluck como respuesta a los excesos de la ópera barroca, en busca del ideal de sobriedad y serena nobleza del teatro clásico griego. La obra, basada en la tragedia de Eurípides, relata la historia de la hija mayor del mítico rey de Micenas, Agamenón, que fue ofrecida en sacrificio a Diana para lograr el favor divino antes de partir a la guerra de Troya. Pero la diosa salvó a la joven y se la llevó a su santuario en la isla de Táuride, donde sirve de sacerdotisa, sin conocer toda la cadena de violencia ocurrida posteriormente en su familia; es decir, el asesinato del propio Agamenón, el de su esposa Clitemnestra y el del amante de ésta, Egisto, los dos últimos perpetrados por Orestes, con ayuda de su hermana Electra, para vengar la muerte de su padre. Pero en la isla ha sido capturada por el violento rey Thoas, al igual que lo serán en el transcurso de la ópera su hermano Orestes, que ha llegado hasta allí perseguido por las implacables furias, y el amigo de éste, Pílades. La trama terminará con la liberación de todos los personajes, gracias a la intervención de la diosa.



En el papel titular, que exige una depurada línea de canto unida a unos dramáticos acentos, figura la estupenda mezzo norteamericana Susan Graham, que ha hecho del desventurado personaje toda una creación tras su paso por el Festival de Salzburgo o el Metropolitan de Nueva York. En este último escenario tuvo como principal oponente masculino al tenor madrileño Plácido Domingo (en un papel, el de Orestes, habitualmente encomendado a un barítono, y que le permite ofrecer un expresivo retrato psicológico), quien además celebrará sus 70 años el próximo 21 de enero con una gran gala en este mismo teatro. El entrañable papel de Pílades, dispuesto a sacrificar la vida por su amigo, lo defenderá el sensible tenor estadounidense Paul Groves. El reparto alternativo lo cubrirán la musical mezzo argentina Maria-Riccarda Wesseling, el recio barítono norteamericano Lucas Meachem (que ya se lució en La ciudad muerta de Korngold) y el delicado tenor francés Yann Beuron, mientras que el potente y algo rudo barítono francés Franck Ferrari dará vida al implacable rey Thoas.



Impecable factura

Robert Carsen presenta con esta producción, procedente de la Lyric Opera de Chicago, la Royal Opera House londinense y la Ópera de San Francisco, el cuarto de sus trabajos en Madrid, de una impecable factura y realización y con una fuerza escénica que no deja indiferente (como ya hemos podido comprobar en sus Diálogos de Carmelitas, Katia Kabanova o Salomé). Al frente de los conjuntos titulares estará en las 10 funciones, hasta el 27 de enero, el alemán Thomas Hengelbrock, uno de los maestros más solicitados, fundador del prestigioso Ensemble Balthasar Neumann.