Chejov leyendo La gaviota a los actores del Teatro de Arte de Moscú.

Sobre el teatro: artículos y cartas es una selección de notas y epístolas de Chéjov, nunca antes editada en España, que permite conocer más de cerca varias facetas del autor: la del crítico de teatro que no teme la verdad, la del articulista satírico y observador, la del gran autor que no escatima un buen consejo a otros escritores y actores. Editado por Libros del silencio, El Cultural adelanta algunos fragmentos.

De nuevo sobre Sarah Bernhardt

Diciembre de 1881

[...]Hemos visto a Sarah Bernhardt y nos hemos quedado entusiasmados y mudos por su empeño. Ha habido momentos durante su actuación en los que casi se nos han saltado las lágrimas. Sin embargo, las lágrimas no han llegado a brotar porque la afectación ha anulado todo el encanto. Sin esa maldita afectación, sin esos trucos premeditados y recalcados, nos habríamos echado a llorar -palabra de honor-, y el teatro se habría estremecido de aplausos... ¡Oh talento! ¡Cuvier dijo que la ductilidad y tú no casabais! ¡Y Sara Bernhardt es tremendamente dúctil!



Fragmentos de la vida moscovita

27 de agosto de 1883

Podemos celebrar la "apertura", como dicen los vigilantes de la universidad, de nuestra temporada teatral. En el teatro Ruso ya han empezado los espectáculos. Pero lo único que podemos celebrar es que la temporada ha comenzado, y nada más. No hay ni una mísera atracción o novedad en el ámbito teatral. Otra vez tenemos aquí al señor Ivánov-Kozelski, que suspira, lacrimoso e iracundo, y al señor Dalmátov, agudo y descarado a más no poder... Como siempre, el señor V. Alexándrov nos tendrá preparados bocados extraordinarios, como la aburridísima comedia Le monde où l'on s'ennui y otras igualmente aburridas[...] Sin embargo, sí hay una novedad: el público y la prensa han recibido el inicio de la temporada con mucha frialdad [...] Si Sarah Bernhardt paseara ahora por la calle, nadie le haría caso... si estamos desengañados, demonios, ¿con qué vamos a llenar el largo invierno? ¿De verdad tendremos que acudir aquí en invierno?



19 de noviembre de 1883

La dirección de nuestros teatros ha llegado a una conclusión a la que no habría sido capaz de llegar ningún financiero. Se ha sacado de la manga el "impuesto por enfermedad"[...] Según las últimas conclusiones de nuestro derecho financiero teatral, el actor que no aparezca en un ensayo porque estuviere enfermo deberá pagar una parte de su sueldo [..]. No hace mucho, al actor N. se le murió un crío y su mujer enfermó de pena. Esto llevó a N. a tal depresión nerviosa que antes de un ensayo lo encontraron inconsciente; se lo llevaron a ensayar en aquellas condiciones tan poco artísticas. Por encontrarse en aquellas condiciones y por llegar tarde le pusieron una multa...



Para A. S. Savorin

Melíjovo, 25 de noviembre de 1892

Recuerde que los escritores que llaman eternos o simplemente buenos, y que nos embriagan, tienen una única característica en común, y muy importante: van en dirección a algún sitio y nos llaman hacia allí... ¿Y nosotros? ¡Nosotros! Nosotros describimos la vida tal cual es, y nada más [...] Ya nos pueden dar latigazos: no tenemos objetivos inmediatos ni lejanos, y nuestra alma es lisa como la palma de la mano. No tenemos política, no creemos en la revolución, Dios no existe, no nos asustan los fantasmas, y yo personalmente no temo ni siquiera a la muerte ni a la ceguera. Quien no desea nada, no tiene esperanza en nada ni teme nada no puede ser artista. Si esto puede llamarse enfermedad o no, poco importa, pero hay que reconocer que nuestra situación es peliaguda.



Para Olga L. Knipper

Yalta, 4 de octubre de 1899

Querida actriz, ... una o dos representaciones sin éxito no son suficientes para que se le caiga el alma a los pies y se pase la noche en vela. El arte, y sobre todo el teatro, es un terreno donde es imposible avanzar sin tropezar [...] Si le parece que El tío Vania no ha tenido tanto éxito como a usted le gustaría, entonces, por favor, túmbese y duerma como un tronco. El éxito la ha malcriado y ya no sabe lo que es la normalidad[...] Ya ve que yo le escribo casi todos los días. Un autor que escribe tan a menudo a una actriz...Parece que mi orgullo empezará a sufrir. A una actriz hay que sujetarla con firmeza, y no escribirle. Siempre se me olvida que soy el inspector de las actrices. Cuídese, angelito.



Para Vl. I. Nemiróvich-Dánchenko

Yalta, 3 de diciembre de 1899

Sí, tienes razón, para San Petersburgo hace falta arreglar un poquito a Stanislavski. Inyectarle un poco de espermina [...]interpreta a Trigorin como un impotente sin remedio. El recuerdo de su actuación me resulta tan penoso que no puedo ya creerme que actúe bien en El tío Vania[...]