Image: El arte de vestir a un actor

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Escenarios

El arte de vestir a un actor

La sastrería Cornejo, responsable del vestuario de películas como Piratas del Caribe y Ágora, expone en la Cuatrienal de Praga los pormenores de este negocio familiar

20 junio, 2011 02:00

Los directores del Taller Cornejo durante su charla en Praga.

LIZ PERALES (PRAGA)

Los trajes que luce Jonathan Rhys-Meyers en la serie de televisión Los Tudor, o los de Cate Blanchet en Elizabeth, la edad de oro, Keira Knightley en Piratas del Caribe, Rachel Weilz de Ágora o Josep Maria Flotats en la obra Beaumarchais son algunos ejemplos del vestuario confeccionado por el taller madrileño Cornejo, una de las dos grandes sastrerías que hay en Europa dedicada a vestir a actores de cine, teatro y televisión, con un stock que alcanza los 500.000 trajes.

"Hoy podríamos vestir a 400.000 personas que entraran por nuestra puerta", ha explicado Humberto Cornejo, patriarca de la tercera generación de la familia que fundó en 1920 la sastrería, y quien ayer habló en la Cuatrienal de Praga de la evolución, dificultades y el momento que atraviesa este negocio familiar que, según dijo, se mantiene "gracias a las producciones cinematográficas internacionales".

Cornejo ha comparecido junto con otros 13 artesanos españoles dedicados a las artes escénicas en el stand español de la Cuatrienal, macroferia dedicada a mostrar los trabajos en materia de escenografías, iluminación y vestuario que se hacen en los teatros de todo el mundo y en la que España está presente con un stand organizado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) y comisariado por Ramón B. Ivarz.

La sastrería Cornejo la fundó el abuelo de Humberto, vistiendo principalmente producciones de zarzuela y teatro, y fue en los años 60, cuando Samuel Bronston instaló sus estudios en España, "cuando el negocio creció muchísimo, incrementándose nuestro stock con ropa que todavía conservamos y utilizamos". Se refiere a producciones como El Cid o La caída del imperio romano. Luego, continuó, "tuve la suerte de conocer a la figurinista Franca Squarciapino, que me abrió las puertas de Francia".

Hay que señalar que el taller de Cornejo confecciona los trajes siguiendo las directrices de los figurinistas al mando de cada producción. Una vez que la producción se ha terminado, tanto en cine como en teatro u ópera, la sastrería se queda con ellos. Además, en una producción, sobre todo de cine, rara vez se hace nuevo todo el vestuario; lo habitual es que los figurinistas reciclen "trajes" de otras producciones. Por ejemplo, explicó Cornejo, "no llegué a un acuerdo para hacer el vestuario de La reina Margot, aunque luego lo compré, y lo pudimos utilizar para Shakespeare in love.

Aunque señaló que "el reciclaje es lo más complicado, es también lo más habitual". Casos como el de Ágora, para la que hicieron 4.000 trajes, o El perfume, en la que colaboraron con 1.200 trajes son raros.

Hoy trabajan en la sastería 55 personas, la mitad destinadas al taller y la otra a ordenar y clasificar el stock de trajes que mantiene en ocho naves, de 400 metros cuadrados, en Azuqueca de Henares. Según Humberto, "el desafío hoy es mantener la plantilla actual de trabajadores".