Dos mujeres dirigen por primera vez los Festivales de Almagro (que abre hoy) y Mérida (el día 7). En un debate organizado por El Cultural, las dos coinciden en suplir con más imaginación y trabajo la falta de dinero y piden una estructura de gestión más independiente de los poderes políticos.

Natalia Menéndez y Blanca Portillo comparten muchas cosas. Ambas son directoras, actrices y están al frente de los principales festivales de teatro de España. Para la primera la presente edición de Almagro, que empieza hoy, será su segundo año como directora del certamen. Teniendo en cuenta que la pasada edición heredó prácticamente la programación de su antecesor, es en ésta donde ha volcado sus gustos e intereses. Por otro lado, Portillo debuta en Mérida, asumiendo una dirección que comparte con Chusa Martín. El teatro romano sigue siendo el gran escenario, pero se han abierto nuevos espacios, como la Alcazaba o la cripta del Museo Romano. Estas dos mujeres llegan a los Festivales en un momento crítico para la cultura española y, también, para la de los poderes públicos que los mantienen. Aunque por lo que cuentan a El Cultural parece que sus mayores preocupaciones son de otra índole.



-Hace unos años sus cargos era envidiados por muchos. ¿Lo son ahora?

-Blanca Portillo: Depende desde dónde se mire, independientemente de la situación actual. A mí me está gustando mucho, aprendo mogollón. Pero con crisis o sin crisis es un puesto con mucha responsabilidad, duro de llevar porque hay mucho trabajo. Y muchos condicionantes, pues tu criterio no es el único que se sigue, debes amoldarte a una manera y a un equipo de trabajo determinados. Pero en situaciones así siempre me acuerdo de mi maestro Pepe Estruch que decía que cuantos más corsés te pongan, más puedes quitarte. Y que a mayores dificultades, mayor creatividad. Me da más placer que disgusto.

-Natalia Menéndez: Almagro me permite cerrar el círculo teatral porque me faltaba conocer la gestión pública. Dirigirlo es una experiencia muy deseable, pero no envidiable. Es interesante sobre todo para una persona de teatro como yo, que quiere saber cómo se mueve esto desde dentro; requiere conocer un lenguaje especial, el de la gestión pública, que ignoraba por completo. De la misma manera que si no conoces el lenguaje escénico no puedes interpretar, debes conocer el de la Administración para conseguir lo que quieres. Tiene que ver con la política, que es muy sorprendente y nada fácil. Yo estoy haciendo un supermáster que te hace entender mucho del poder. Tiene también una gran parte creativa que te permite valorar a vista de pájaro el estado de la profesión nacional y mundial.

-B. P.: Todo tiene unas normas, unas reglas del juego que debes conocer. Esto es dinero público, no mi monedero que me lo gasto como quiero. Por eso tienes que ser mucho más responsable. Luego hay muchos condicionantes políticos, no decides tú sola, lo que planteas lo tienen que aprobar otros. Por fuerza tienes que dialogar. Tienes que darte cuenta de que eres tú la que llegas a un sitio donde hay una política cultural con unos criterios precisos. Vamos..., que no puedes cambiar el Festival de arriba abajo.

-N. M: Eso no significa que haya una injerencia política que te impida hacer las cosas como quieres. Significa que no puedes llegar y cambiar. Requiere tiempo para establecer una nueva dinámica, que es lo más difícil de romper, entenderte con el equipo, escuchar mucho.



Cambiar desde el posibilismo

-B. P.: Cuando entra alguien nuevo lo hace con un espíritu diferente. Pero si entras como vaca en cristalería... Las cosas se consiguen poco a poco, insuflando energía e ilusión. En el tiempo que llevamos hemos cambiado muchas de esas cosas.

-N. M.: No olvidemos que aquí estamos porque queremos, que nos fueron a buscar y aceptamos. Y también tenemos que tener claro que no entras con un chicle pegado a la silla.

-B. P.: Sí, yo tengo mucha plancha por hacer en mi casa.



Estos dos Festivales están sufragados por el Ministerio de Cultura y los gobiernos autonómicos y municipales que, como es sabido, hace poco más de un mes han pasado a ser controlados por el partido de la oposición tras las elecciones municipales y autonómicas. Aunque el alcalde de Almagro, Luis Maldonado Fernández de Tejada, del PP, se ha visto mayoritariamente confirmado en las urnas, no ocurre así con la Junta de Castilla-La Mancha, que ha cambiado de signo político, ahora en manos también de los conservadores. En Mérida los socialistas han perdido la alcaldía en favor del PP, pero todavía es una incógnita los pactos que decidirán el gobierno autonómico.



-B. P.: Más que el cambio de consejero, lo que más me inquieta es el cambio de interlocutor. ¿Cómo será?, ¿qué criterio tendrá?, ¿le interesará el teatro o sólo el beneficio económico que produce?, ¿le gustará nuestra propuesta? Afortunadamente, el contrato es por un año y si cuando acabe esta edición no nos interesa seguir, nos vamos. Pero nada más acabar el festival, sin esperar a que se cumpla el año que hemos firmado, para que el sustituto no tenga que pasar por lo que hemos pasado nosotras para hacer la programación, que hemos tenido que hacerla por la vía urgente, pues algún reparto lo hemos completado hace unos días.



En manos de los políticos

Se refiere Portillo a que no comenzó a diseñar la programación de Mérida hasta principios de este año, cuando firmó su contrato en sustitución de Paco Suárez, destituido por su controvertida gestión artística y económica. Porque son los políticos, representados en los respectivos patronatos o consorcios, quienes nombran y cesan a los directores de estos Festivales.



-N. M.: Lo mejor de este año ha sido lo que no se ha visto, la constitución de la Fundación que rige y gestiona el Festival. Sustituye la imprecisa forma de operar de las empresas culturales por una estructura ágil y necesaria para que un festival no sea una mera sucesión de espectáculos, capaz de captar patrocinios y ayudas, de mejorar el funcionamiento interno... Yo, en el año y poco que llevo, ya he tenido a dos consejeras, más quien llegue ahora. No sé cómo será, si entenderá el proyecto ...

-B. P.: Los festivales deberían ser lo suficientemente independientes para que no dependieran de los cambios.



- ¿Qué habría que hacer para que así fuera?

- N. M.: Sería bueno que si no se entienden los festivales como Cultura, lo fueran como Economía.

- B. P.: Son un escaparte inmenso, son la bomba. Hay que mimarlos, cebarlos bien.

-N. M.: Ciudades como Almagro viven todo el año del Festival.

-B. P.: Pero cuidado con el criterio economicista, que es peligroso. Un festival produce mucha riqueza, pero no sólo económica. La Cultura es más: es inquietud, es conocimiento, es descubrimiento... Antes de aceptar dirigir el festival tuve un diálogo con la Administración para ver si compartíamos ideas de lo que debe ser Mérida, que es un evento cultural. A partir de esa coincidencia, estoy de acuerdo con que veamos el beneficio económico, que venga más gente y se quede cuatro días en la ciudad en vez de uno y que salgan todos beneficiados: hoteles, restaurantes, bares, taxis... Para que luego digan que la Cultura no da dinero, que sólo cuesta.



- Sus contratos, ¿duran sólo un año?

-N. M.: Bueno, es que Blanca Portillo es como Guardiola.

- B. P.: No, es que alguien tiene que ejercer como mascarón de proa, pero el teatro se hace siempre en equipo. Sola, sin escuchar a los demás y apoyarte en ellos, no consigues nada. Nosotras preferimos presentar un proyecto, que lo aceptaran, y llevarlo a cabo con todos los que ya estaban trabajando. Así puedes sembrar, ver que poco a poco empieza a florecer una hermosa planta que, un año después, se convierte en un árbol precioso. No me interesa hacer como otros, que llegan a un cargo y se ponen a mandar como si fuera un feudo suyo.

-N. M.: Yo también llegué a mitad de temporada. El "Off", por ejemplo, lo quise hacer el año pasado, pero no hubo tiempo. Y gracias a eso ha quedado más bonito. Lo mismo ha pasado con más cosas, que este año han quedado más claras. Pero para hacer algo es necesario disponer de más de un año... a no ser que seas Blanca.

-B.P.: Hasta ahora la programación era sólo en el Teatro Romano, este año tenemos siete espacios que no se limitan a tener representaciones una noche de cada cuatro. Con muchas más actividades, por la mañana, por la tarde y por la noche. Para que los que vengan de fuera -según me dicen, la preventa ha aumentado bastante, sobre todo en Madrid- se queden varios días en Mérida, no sólo una noche.



-Para diseñar la programación ¿no les limita que sean festivales especializados en teatro clásico y teatro grecoromano?

-N. M.: Para mí Almagro no tiene ese riesgo ni ese impedimento. El Barroco es sólo un arranque. Es un espejo donde mirarse que da mucho juego, el punto de partida para recorrer muchos caminos: el de los textos maravillosos, los conocidos y los recientemente recuperados. O el de los directores que te llevan por territorios insospechados y desconocidos. Yo prefiero un festival específico, me atrae la búsqueda, me divierto mucho así.

-B. P.: En Mérida hay unos condicionantes muy potentes. Geográficamente manda el Teatro Romano. Allí irán los textos clásicos, genuinos, grecolatinos y de ninguna otra época. Pero sería una limitación constreñir el festival al Teatro y a las 7 ó 17 obras de esa época que hay.

- N. M.: Son pocas, pero son el origen del teatro.

-B. P.: El festival es de toda la ciudad, por lo que hemos abierto otros espacios, como el Museo con su maravillosa cripta o la Alcazaba. Para abrirlo al teatro grecolatino del siglo XXI. Sí, el que se hace ahora, con la mirada puesta en Grecia, pero hecho por autores de hoy, con mucha calidad. Y que permite ver varias visiones de un mismo tema, como este año, en que hay tres Antígonas, de distintos directores cada una. Eso es el teatro, partir de lo mismo pero presentarlo de formas diferentes.

- N. M.: Por suerte, la creatividad no está en crisis. Para que haya calidad no son necesarias las grandes marcas. Hay compañías que estaban ocultas por ellas, pero que gracias a la crisis se han destapado. Como nosotras, que es posible que estemos aquí por la crisis (risas de ambas). Bueno, con esas compañías y otras vamos a hacer más funciones en Almagro que el año pasado y con menos dinero (este año disponemos de 1.630.000 euros). Pero que esto no lo oigan los políticos porque lo pueden tomar como norma para otros años y no podemos soportar más recortes.

-B.P.: Con el presupuesto del año pasado (3.772.000 euros) vamos a presentar nueve producciones. Propias, no alquiladas. Son buenos cestos, hechos con buenos mimbres. Para flipar. Esto lo podemos hacer gracias a muchas personas con los pies en la tierra, que entienden la situación en la que estamos, que se han dado cuenta de que la época de los grandes presupuestos se ha acabado. Y que durante mucho tiempo va a haber que hacer las cosas así.



Moverse en época de recortes

-N. M.: Los que mejor han entendido eso son los ingleses. Llevan diez años de ventaja por los recortes de Thatcher. Han aprendido a moverse con menos medios que el resto de los europeos, han reaccionado haciendo trabajos estupendos. Son los que más viajan al extranjero.



-Por primera vez dos mujeres dirige estos festivales...

-N.M: Siempre igual. Esa pregunta no se la hacían a Emilio Hernández ni a Paco Suárez cuando los dirigían.

-Entonces no fue la primera vez que dos hombres dirigían Almagro y Mérida. Ahora, con ustedes, sí es nuevo que haya dos mujeres al frente.



-N. M.: Era de sentido común que ocurriera.

-B. P.: Lo que no lo era es que en 57 ediciones de Mérida jamás hubiera habido una mujer al frente. Ni directora, ni una gerenta ni nada. Todavía hay que cambiar muchas cosas, también en teatro, que está más avanzado que en otros campos, pero donde tampoco hay lideresas, puede que porque la idea de liderazgo es masculina. Yo lo que quiero es acabar con el ocho de marzo, cuando hay un Día Internacional de Algo malo, es que ese algo no va.

-- ¿Con qué medida de las tomadas están más orgullosas y cuál es la que más les gustaría tomar para 2012?



-N. M.: Son dos, el establecimiento de la Fundación y la creación del Almagro Off. Para el año que viene me gustaría poder producir un espectáculo.

-B. P.: De haber sacado el festival del Teatro Romano y darle más valor a nivel nacional. Me gustaría tener más presencia fuera de España y seguir produciendo al menos tantos espectáculos como ahora.

Diez piezas para el Almagro Off

Cuando el pasado año asumió la dirección del Festival de Almagro Natalia Menéndez apostó por crear un circuito Off, que no le dio tiempo a poner en marcha. Pero este año es una de las grandes novedades. El Almagro Off se ha confeccionado tras la convocatoria de un certamen al que han concurrido 62 producciones de doce países. Solo diez se han seleccionado, proyectos que adaptan o utilizan fragmentos de vida y obra de autores del Barroco y del Siglo de Oro. Hay dos versiones de La vida es sueño, por La Refinería de Andalucía y por la Compañía de Titiriteros de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina); Malcontent, una coproducción angloespañola, de Grumelot 03 y Teatro en Tránsito, sobre La Duquesa de Malfi de John Webster; Macbeth, por la catalana Per Se; Sueños rotos, inspirado en el Quijote a partir de la figura lusa de Joao Torto por Magnolia (Portugal); Experiencia del mural (Líbano) y de USA llega De Fuenteovejuna a Ciudad Juárez, una de las obras que más interés ha despertado, que adapta el mundo de Lope a la conflictiva ciudad mexicana.

Antígona toma Mérida

Blanca Portillo ha dado el protagonismo del Festival a la mujer, y entre los mitos griegos ha elegido el de Antígona, tragedia contada por Sófocles. Por dar entierro a su hermano Polinices, en contra de las leyes dictadas por Creonte, Antígona es condenada a ser encerrada, pero ella prefiere el suicidio. Esta edición del Festival se inaugura el día 8 con Antígona de Mérida, líbérrima adaptación de la tragedia a los días inmediatamente posteriores a la entrada de los nacionales en Mérida, tras la contienda civil. El texto es de Miguel Murillo, está dirigido por Helena Pimenta y protagonizado por la cantante Bebe. La segunda Antígona es la más fiel al texto de Sófocles (la versión es de Ernesto Caballero), la encarna Marta Etura y está dirigida por un joven mexicano que ha destacado también en los teatros líricos, Mauricio García Lozano. Portillo también actúa. Por último, en la Alcazaba se representará La Antígona del s. XXI, dirigida por Emilio del Valle y con Anna Allen dando vida al mito.