Escenarios

Cunillé vuelve a Madrid con el grupo Hongaresa

La compañía valenciana presenta en la sala Azarte Patos salvajes

30 septiembre, 2011 02:00

La compañía Hongaresa de Valencia ha producido 19 espectáculos en los 16 años de andadura. Fiel cada temporada a su cita madrileña, presentan en la sala Azarte, desde mañana y hasta el 28 de octubre, su último espectáculo: Patos salvajes, ocho piezas inspiradas en la obra homónima de Ibsen.

Es grato comprobar cómo esta pequeña compañía se ha mantenido unida durante todos estos años fiel a un teatro de investigación, que nace de una total integración entre texto, interpretación y dirección. "Hemos tenido la suerte de ir aprendiendo el oficio, de probar y crecer y, a diferencia de otros autores, de representar nuestros textos", explica Paco Zarzoso.

Discípulos de Sanchis Sinisterra, los tres miembros participan en las labores diversas que exige el oficio del teatro. La única que no pisa el escenario es Lluïsa Cunillé, reconocida dramaturga galardonada el pasado año con el Premio Nacional de Literatura Dramática y prolífica autora de espectáculos en Cataluña; Paco Zarzoso, que también acumula premios de escritura teatral (Sgae 1998, Marqués de Bradomín), es también director e intérprete. Y Lola López destaca sobre todo como la actriz de la compañía.

Surtido teatral.
Patos salvajes se presenta como una creación colectiva y, según Zarzoso, es paradigma del trabajo que ha hecho la compañía en estos años: "Son ocho piezas y cada una está tratada desde una teatralidad distinta. Aquí mostramos que en el teatro hay muchos tipos de textualidad y que todos valen si están bien hechos. Está inspirada en El pato salvaje de Ibsen, obra con la que nos sentimos hermanados, es la más simbólica del autor y en ella trata el tema de la mentira pero, a diferencia de otras piezas suyas en las que los personajes luchan por la verdad, aquí se plantea la conveniencia de la mentira para soportar la vida".

Si la marca Hongaresa se reconocía por presentar personajes y atmósferas muy definidos pero de una manera contenida, Zarzoso trabaja ahora en lo que ha formulado como "teatro ebrio": "Me interesa un teatro que muestra una gran intensidad y grandes variaciones emocionales. Y los personajes ebrios funcionan en una obra como los que dicen la verdad. Creo que la ebriedad intensifica las verdades y las mentiras, es algo muy teatral, con muchos contrastes, permite pasar de la risa al llanto". De todo esto hablará en el curso que impartirá en Azarte.