Detalle de la web de Google Music Beta.

Cuando en 1997 Larry Page y Sergey Brin, dos estudiantes de doctorado en Ciencias de la Computación de la Universidad de Stanford, se propusieron agilizar las búsquedas en internet nunca pensaron que su invento -registrado por un error tipográfico como Google- llegaría tan lejos. Tras la adquisición de YouTube, el desarrollo de un sistema operativo libre para móviles (Android), el lanzamiento de la red social Google+ y sus continuos jaques al mercado editorial, el gigante tecnológico lanza esta noche un órdago a iTunes, Amazon y Spotify con Google Music, su servicio de descarga de canciones.

Como no podría ser de otra forma, la presentación en Los Ángeles, California, de esta plataforma de venta, almacenamiento y gestión de contenidos musicales se retransmitirá a las once de esta noche (hora peninsular) desde YouTube y en streaming, que es precisamente la tecnología en la que se basa la versión beta de Google Music. Hasta entonces, nos tendremos que conformar con los dos minutos que dura el vídeo de iniciación difundido por la compañía. Al más puro estilo de Apple (camiseta de Abbey Road, fondo neutro, frases simples y directas) un tal Chris, que se presenta a sí mismo como miembro de la familia Google, asegura estar trabajando desde mayo de este año para "que escuchar música sea una experiencia mucho mejor que antes".




No se trata sólo de acercar a sus clientes a los contenidos discográficos, sino de que la gente pueda conectar su música a la nube digital. O, dicho en otras palabras, que los usuarios tengan la posibilidad de disfrutar de los contenidos musicales desde cualquier lugar del mundo las 24 horas del día. "Sin líos de cables ni carpetas". Incluso cuando nuestro ordenador o dispositivo móvil no pueda conectarse a internet (por ejemplo, durante un viaje en avión) se podrá acceder offline a todos los archivos. Se trata de la misma tecnología que emplea iTunes Match e iCloud, presentados hace sólo unos días por Apple en Estados Unidos y que se supone acabará con las restricciones y los límites de almacenamiento de los reproductores multimedia.

Las prestaciones de Google Music Beta son muy parecidas, por no decir idénticas, a las que ofrece desde hace años Spotify, que ya es la segunda fuente de ingresos de la discográficas en Europa después de que alcanzara un millón de suscriptores de pago el pasado mes de marzo. Las canciones en Google Music constarán entre 0,99 y 1,29 dólares, un precio similar al que maneja iTunes y su modelo se sustentará (al menos, durante el periodo beta, que hasta nuevo aviso sólo funcionará en Estados Unidos) en las cuñas y banners publicitarios y más adelante en las suscripciones a través de cuentas premium (de consumo ilimitado), cuya tarifa rondará los 30 dólares anuales. La diferencia con sus competidores de Spotify, de momento, estriba en los acuerdos con las grandes majors -Sony Music Entertainment y Universal Music Group, que se acaban de repartir el catálogo de EMI Music- y los sellos independientes (más de 1.000 confirmados) y también en los servicios paralelos que ofrezca Google Music en el resto de aplicaciones de la casa, como la posibilidad de compartir canciones con la agenda de contactos de Google+. Volverá a medirse con Facebook, integrado desde hace meses en Spotify, que ya obliga a sus usuarios a registrarse en la red social de Mark Zuckerberg para poder acceder a sus contenidos.

Una vez confirmada la participación de los grandes sellos discográficos, el valor añadido de Google Music dependerá de su capacidad para gestionar más fácilmente y en menos tiempo la discografía de los usuarios. La clave estará, una vez más, en la sencillez de su interfaz (ausente en el malogrado Google Buzz) y en eso que ha dado en llamarse, dentro del gremio tecnológico, usabilidad. También en su capacidad para seguir sorprendiendo con propuestas originales. "Por lo pronto", nos cuenta Chris, "la herramienta instant mix permite crear listas de canciones de acuerdo a nuestro estado de ánimo". Todo se andará.