Escenarios

De mujer fatal a niña pija

HEDDA GABLER. Autor: H. Ibsen. Director: David Selva. Con Laia Marull... La Abadía. Madrid

30 marzo, 2012 02:00

Creo que fue Harold Bloom quien afirmó que Henrik Ibsen era uno de los trece pilares de la cultura occidental. Puede. Pero eso no se deduciría de este montaje de Hedda Gabler del Lliure. Hay una frase de este mítico personaje que pudiera definir el espíritu de esta hija de un general, bella, independiente y un poco atolondrada: "Todo lo que toco lo ensucio". Es como una belleza maldita atormentada por la fatalidad de ser bella y, en el fondo, una pieza codiciada por el macho frente a una idea sustancial de belleza imposible. Hedda es una mujer fatal que lleva dentro un sentido de la muerte y la devastación.

Laia Marull es, sin duda, una actriz llena de encanto en este friso de personajes un poco sombríos. No dudo del prestigio de David Selvas. Y esta serie de afortunadas conjunciones debieran conducir a un feliz resultado pero no es así. Esa fatalidad que impregna la gozosa insatisfacción de Heda, no autoriza a Laia Marul, o a la dirección de Selvas, a convertir a la heroína de Ibsen en una niña pija y alocada, en una neurasténica gritona que resuelve las situaciones de mayor calado emocional en ataques de nervios hiperactivos.

Laia Marull, a salvo su encanto personal que nada puede apagar, rompe el engranaje trágico del complejo mundo psicológico de la heroína de Ibsen. No es una mala interpretación, es algo peor: una distorsión, una falsificación. Se trata de una cuestión de enfoque, de definición del personaje. El espacio escénico tampoco ayuda a entender la intensidad caníbal de los personajes. Y obliga a una multipolaridad óptica, de un cinematografismo panorámico, agravado en algunos momentos por la proyección de un subtexto, especie de diálogo interior que distrae la atención. En suma resulta frustrante, aunque hay aciertos parciales como la destrucción del portátil.