Gerard Mortier (Director Artístico del Real), Gregorio Marañón (Presidente del Patronato) e Ignacio García-Belenguer (Director General). Foto: Javier del Real

Esta mañana el Teatro Real ha organizado un encuentro con Ignacio García-Belenguer, quien el pasado 19 de abril sustituía a Miguel Muñiz tras ocho años como director general del coliseo madrileño. Durante la rueda de prensa, Gregorio Marañón, presidente del Patronato de la Fundación del teatro, ha insistido en señalar que se trata de un "relevo tranquilo y pensado" que "pone de manifiesto la autonomía y la estabilidad con la que se gestiona el Teatro Real, tal y como el propio secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, acaba de reconocer en su comparecencia en el Congreso de los Diputados".



García-Belenguer, de 45 años y licenciado en Derecho, viene de ocupar diferentes cargos en Patrimonio Nacional y en la Agencia Española de Protección de Datos. Persona de confianza de Miguel Ángel Recio, actual director general del INAEM, asume ahora el doble rango de director general y administrador general, tarea esta última que venía desempeñando en las últimas semanas en estrecha colaboración con Miguel Muñiz. Marañón ha celebrado que su nuevo fichaje haya abandonado su despacho en el Palacio Real y "cruzado la Plaza de Oriente para aportar una mirada nueva a la institución". Y ha aclarado que sólo percibirá "el más bajo de los salarios" de los dos cargos que ejerce.



Por su parte, García-Belenguer se ha alegrado de "volver al mundo de la cultura, que es fundamental para el desarrollo de las personas". Y ha reiterado su satisfacción por vincular su nombre al de "una institución de tanto prestigio". En los dos meses que lleva en la casa, García-Belenguer ha tenido tiempo de conocer de cerca el proyecto de Gerard Mortier, director artístico desde hace dos temporadas, y de "asumir como propios todos los retos que preocupan al Teatro Real". Empezando por el conflicto interno con los trabajadores, a quienes se les reclama un millón de euros en sueldos de acuerdo a la reducción salarial del Real Decreto 8/2010 y que amenazan con paralizar el estreno de Cyrano de Bergerac que protagonizará Plácido Domingo a partir del próximo 10 de mayo. "Confío plenamente en la responsabilidad, el buen hacer y el cariño de la gente que trabaja con nosotros", ha dicho después de aclarar que "se aplicará la ley" y que "la única negociación planteada con el Comité de Empresa tiene que ver con las fórmulas de aplazamiento de las cantidades a devolver". En cuanto a la posibilidad de un expediente de regulación de empleo (ERE), como ha sucedido recientemente en el Liceo de Barcelona, no ha descartado la medida, toda vez que "no se deben tratar estas cuestiones con frivolidad. No es una cuestión de sí o no, sino de viabilidad".



Según ha explicado, su objetivo será "seguir aspirando a la excelencia como referente de actuación en tiempos difíciles". Y ha dejado claro que para él "la ópera debe entenderse como un punto de encuentro entre el entretenimiento y la reflexión personal en el que deben primar las ideas, las emociones y los sentimientos". También ha querido concretar los cuatro ejes de acción de su mandato. El primero consistirá en atender las necesidades del proyecto artístico diseñado por Mortier para la temporada 2012/2013, que no sufrirá modificaciones. En lo que respecta a la programación hasta junio, no quiere pasar por alto la celebración de los 15 años de la reapertura del Teatro Real. El segundo "gran activo" serán los abonados, un total de 15.787 según el último censo, que sufrió las 2.028 bajas del año pasado y las 191 de la presente temporada. Para García-Belenguer el público es el "embajador del buen hacer de los artistas", aunque "también hay que asumir las críticas desde el respecto y no perder el tiempo en autocomplacencias". El tercer punto fuerte de su línea de actuación se centrará en los recursos humanos del teatro. "Creo que es importante no confundir en estos momentos la profesionalidad de los trabajadores con el conflicto de las últimas semanas". Por último, pondrá especial empeño en las relaciones con la sociedad civil a través de "las nuevas fórmulas de mecenazgo que ofrecerá la nueva legislación" que incrementen las aportaciones al teatro, cuyo presupuesto cuenta en la actualidad con un 58% de financiación privada y un 42% de ayudas públicas. En referencia a la escasez de fondos del Ministerio de Cultura, se ha propuesto "aspirar a la máxima calidad con los mínimos recursos, porque la excelencia no está reñida con la eficiencia".