Antón Reixa, este viernes en la SGAE. Foto: El Mundo

Cansado, cansadísimo, Antón Reixa, el músico, productor y director que tras las elecciones de la SGAE se perfila como presidente de la institución, respondía esta tarde a una letanía de entrevistas sin apenas haber dormido desde el jueves, cuando se celebraron los comicios, y tras la larga noche de recuentos. Asegura el líder de la candidatura AUNIR que no se esperaba el resultado que le ha dado mayoría -aunque no absoluta- con 14 representantes en una Junta Directiva que conforman un total de 39 socios. "No podía saberlo, porque todo es muy nuevo, nunca había habido tantos candidatos ni tanta gente, se ha producido en el escenario más interesante", agradece el gallego, que considera que el presente es "un momento especial" para la institución, "un momento de refundación", amplía.

En su opinión, es positivo que no se haya producido una dispersión excesiva que habría derivado en acuerdos imposibles ni una mayoría absoluta que se habría asimilado a la era Teddy. En esta futura Junta mixta, que se constituirá el 8 de mayo, habrá, al contrario, "un escenario de diálogo y pluralidad muy atractivo", asevera. Porque además, continúa, los 39 nombres elegidos comparten la convicción de que no hay vuelta atrás, de que la nueva SGAE debe ser eso, nueva. Por esta razón hoy mismo ha mantenido conversaciones con "José Miguel Fernández Sastrón, Miguel Ríos, Amargós, José Luis Cuerda, los candidatos de Autores Más que Nunca y los compañeros editores", enumera. Y en todos ha hallado voluntad de acuerdo.

Sabe la que se le viene encima, hereda una casa endeudada, con peor prensa que nunca y un panorama de socios entre el enfado y el desamparo, no sólo por la crisis del sector, sino por la dejación de funciones que ha tenido la que debe ser su casa y su salvaguarda. Pero está convencido de que podrán resolverlo, la fase de pensarse dónde se metía la pasó hace ya tres meses cuando decidió liderar el equipo de AUNIR y asumir un compromiso colectivo: "De no haberse producido en ese contexto, nunca lo habría hecho".

En cuanto a sus primeros objetivos una vez que se siente en el despacho, Reixas trazará una agenda de trabajo con una metodología de gestión que se plasme a través de directiva menos presidencialista y menos personalista: "Queremos una SGAE más discreta, somos un colectivo de autores que gestionamos derechos de autor, que recaudamos de la sociedad, de una sociedad a la que por tanto nos debemos". La prioridad será, además, la asistencia a los autores porque, reflexiona, "ser autor es un oficio muy difícil hoy y muchos tienen problemas y merecen todo el apoyo de la SGAE". En este sentido, apostilla, también quieren ser un apoyo para los más jóvenes.

Como ya indicó durante su campaña, se abandonará la "cultura de la ostentación y del exhibicionismo" que caracterizó a la Sociedad hasta el escándalo del verano pasado, lo que podría significar el desmantelamiento de la red de teatros que, según declaraba hace unos días a elcultural.es, supone "un crédito de 130 millones de euros avalado irregularmente por la recaudación de los derechos de autores y sangría anual que supera los 14 millones de euros".

De los puntos más loables de su candidatura era el referido al marco digital, factor que apenas contemplaban otros candidatos. Reixa considera la adaptación como una labor urgente e inaplazable porque, expone, hasta que no estén disponibles los contenidos en la red de forma legal y hasta que estos no constituyan un valor añadido para los usuarios, "no se acabará con la piratería". Y concluye: "Si conseguimos que se generalicen las plataformas legales, hablamos con las operdadoras, con los colectivos que defienden el derecho de autor y creamos acuerdos, se reforzará la idea de este derecho y se abrirán líneas de colaboración".