• Canal Spotify de El Cultural: escuche la música de este artículo


  • Surgidos de la cantera de talentos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, la pianista Patricia Arauzo (Burgos, 1984), el clarinetista Miguel Expósito (Murcia, 1984) y el violonchelista Aldo Mata (Madrid, 1973) han conseguido hacerse un hueco en el circuito europeo de música de cámara. El nombre de la formación es un homenaje al "universo místico, onírico y evocador" de la Alborada del Gracioso de Ravel y también a las músicas antiguas que se tocaban al amanecer. "La sonoridad de nuestros instrumentos -cuenta Arauzo- se nutre de ese momento mágico de la noche en que ya se anuncia el sol y que ha servido de inspiración a artistas de todos los tiempos".



    Tras una exitosa gira de conciertos por España, el Trío Alborada desembarca el domingo en el Festival de Valonia, en Bélgica, para un homenaje a Xavier Montsalvatge en el centenario de su nacimiento. "Montsalvatge es a la música lo que Dalí a la pintura. En sus partituras emplea una tonalidad tradicional pero también una serie de recursos contemporáneos, como escalas de tonos enteros, disonancias y efectos tímbricos como el ponticello, que consiguen que el reloj se derrita...".



    El programa se completa con otros dos tríos del repertorio español: Joaquín Turina y Gaspar Cassadó. "Ambos demuestran mucha influencia alhambrista, especialmente el Trío de Cassadó. En Turina advertimos el tiempo que pasó estudiando en París, como ponen de manifiesto algunos dejes impresionistas".



    A salvo de las inclemencias de algunas batutas pero expuestos al público en calidad de solistas, los tres músicos españoles se han hecho un nombre gracias, sobre todo, al opus 11 de Beethoven y el 114 de Brahms. Su catálogo incluye obras de Haydn, Mozart, Schubert, Schumann, Tchaikovsky, Ravel y, por supuesto, un amplio abanico de compositores españoles, sin perder nunca de vista la música de nuestro tiempo.



    Tanto es así que vienen de estrenar en el XXV Festival de Música Española de León Virgo, de José María García Laborda, y Acid Rebounds, de Alexandre Schnieper, escritas específicamente para ellos. "Ésa es una de las razones por las que la música de cámara resulta tan gratificante". En el mismo festival interpretaron el Trío de Consuelo Díez y, en la Casa del Cordón de Burgos, trabajaron con Alberto Hortigüela en Gran Trinidad de la Alegría. "Nos gustaría seguir ensanchando las fronteras de nuestro repertorio, hacia atrás y hacia adelante, para que los compositores encontraran en el clarinete, el violonchelo y el piano nuevas vías de expresión". Su próximo reto apunta al estudio de grabación. "Tenemos un proyecto sobre la mesa. Pero todavía no podemos adelantar nada".