Image: Antonio Moral

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Escenarios

Antonio Moral

“El concierto ha muerto... ¡larga vida al concierto!”

5 octubre, 2012 02:00

Antonio Moral. Foto: Mario Orellana.

El director del Centro Nacional de Difusión Musical afronta su tercera temporada, que arranca mañana, con inusitado optimismo. Está convencido de que la crisis es una llamada a la imaginación y se ha marcado un único objetivo en los 102 conciertos que se anuncian: la reflexión.

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  • Hace tiempo que Antonio Moral (Cuenca, 1956) es inmune a las manías y fobias de los artistas de su gremio: la diva que no se levanta de la cama, el pianista hipersensible que manda desinfectar el instrumento a cada hora, el violinista que exige determinadas condiciones de temperatura y humedad... "La soledad del intérprete puede ser muy dura...", asevera. "Hay que ser comprensivos con los artistas". Los gestores están hechos de otra pasta. "En los despachos lo peor que te puede pasar no es estar solo sino mal acompañado". Para la sesión de fotos, el director del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) ha optado por la intimidad de la Sala de Cámara del Auditorio Nacional en vez de la Sinfónica. Desde la baranda del órgano explica que "la música es así, un viaje desde las grandes sinfonías de Beethoven hacia el instante sobrecogedor y mágico de una nota furtiva en un cuarteto de Webern".

    Insiste Moral en que su perfil es más artístico que económico, pero reconoce haber sudado la gota gorda para ajustar cada céntimo de los dos millones de euros de presupuesto con los que ha contado para su segunda temporada completa, que arranca mañana con un concierto de Eduardo López Banzo en la Catedral de León. "Siempre digo que hay que programar con la cabeza, un poco con el corazón y nunca con la calculadora". Avezado negociador, dicen quienes lo conocen que no hay caché que se le resista. "Es importante que el artista note que no lo necesitas, que te encantaría incluirlo en el programa pero que lo tienes todo vendido con y sin él. Por supuesto, no hablar nunca de dinero, sino de proyectos o experiencias". Y una cosa más: "Un buen vino". Que es su segunda pasión, después de la música. No puede olvidar el día en que el director de la Residencia de Estudiantes agasajó a Sergiu Celibidache con un Vega Sicilia y éste, muy complacido, lo rebajó con agua en sus narices. "Los artistas y los gran reserva obedecen a un mismo fenómeno social. Creemos que cuanto más paguemos por ellos mejores serán. La cosecha del 85 cuesta 300 euros la botella, cuando el paladar te dice que la mejor añada hoy es la de 2005, que está a diez. Y le cuento esto porque mi temporada 2012/2013 está hecha precisamente de vinos buenos, ricos y baratos".

    Los últimos recortes anunciados por el Gobierno (cuyos porcentajes concretará el INAEM, unidad por unidad, en los próximos días) no le quitan el sueño, quizá porque el CNDM es un recorte en sí mismo. Se creó para aglutinar tres unidades diferentes (el Centro para la Difusión de la Música Contemporánea, el Centro de las Músicas Históricas de León y la programación propia del Auditorio Nacional) y ahorrar así un millón de euros por ejercicio. "Nuestro objetivo no es lucrarnos saciando las expectativas musicales del público sino abrirles el apetito de lo desconocido". Para lo cual no descarta acuerdos de coproducción con algunas de las 14 ciudades en las que opera el CNDM y está abierto al patrocinio privado. "No me interesa tanto la pela como la implicación de la sociedad civil. Sentir que hay gente que te apoya".

    102 conciertos

    A los pocos días de su polémica destitución como director artístico del Teatro Real en agosto de 2010, Moral ya tenía una oferta en firme para dirigir el Teatro San Carlo de Nápoles y otra para ayudar a recuperar el Palacio de la Música de la Gran Vía. "Elegí el CNDM por el riesgo. Con muy escasos recursos tenía que ser capaz de meter en la coctelera toda la música desconocida, marginada y repudiada. Y que el resultado supiera bien... y embriagara". Pocos se han atrevido a mezclar en la misma agenda a Jordi Savall, El Cigala, el Cuarteto Quiroga y los electrizantes Atomic. Pero clásico (del Universo Barroco de René Jacobs y Alan Curtis a los recitales de Elisabeth Leonskaja y Lluís Claret), flamenco (Cañizares, Dorantes, Arcángel...), contemporáneo (con las Series 20/21, las sesiones del Auditorio 400, el proyecto pedagógico de Marisa Manchado o los estrenos de Jesús Navarro y Manel Ribera) y jazz (Vijay Iyer Trio) seguirán nutriendo todas sus salas a la vista de los índices de ocupación de la pasada temporada (80%) y de unos ingresos en taquilla que les han permitido mantener su presupuesto inicial a pesar del tijeretazo.

    "Con la chequera programa cualquiera. Ahora lo importante es no quejarse y buscar soluciones imaginativas e imprevisibles". Como el nuevo ciclo Bach Modern (un puente entre el gran Kantor y varios compositores actuales) o lo que tiene pensado para 2014: fusionar un coro, una viola da gamba, varios estrenos absolutos y música renacentista en un mismo concierto. "¿Ha sentido el calambre?", pregunta él. "Pues eso es lo que ando buscando". Ya puestos, ¿habrá cabida también para el rock y el pop? "No descarto ningún experimento, ni siquiera que un roquero pueda olvidarse por una tarde del micrófono".

    Todavía fantasea Moral con la idea de poder traer algún día a Madrid la Fedra de Hans Werner Henze, pero "no mientras haya otras prioridades que atender". Se refiere al Ciclo de Lied, que ha estado a punto de desaparecer y que ha adoptado solidariamente en su programa. "A estos conciertos, como a los del Liceo de Cámara, la gente no va a lucir vestido ni a brindar con champán, sino en busca de la pureza de la música, que suele estar en lo más sencillo. Prescindir de estos ciclos habría sido poco menos que un atentado contra la vida cultural madrileña". Con todo, sabe que lo peor está por llegar. "La música llega con dos años de retraso a la crisis. 2013 se anuncia muy duro". De ahí que los 102 conciertos del CNDM compartan un mismo objetivo: la reflexión. "Que la gente piense antes, durante y después de cada concierto".

    'Tempo' al tiempo

    En su despacho con vistas a la Plaza de Oriente, Moral aprendió a cerrar contratos con tres años de antelación. "Ahora lo hago en tres meses, en tres semanas y en tres días si hace falta". Es el nuevo tempo que impone la crisis, para bien y para mal. "No sabemos el dinero con el que contamos pero, por otro lado, los intérpretes han flexibilizado mucho sus agendas". En el apartado de encargos a compositores, el mensaje es claro: "No me gusta que se tome el pelo a la gente. Por eso me he propuesto dedicar más esfuerzos a reestrenar obras de éxito que a estrenar". Además, se va a poner en marcha en la nueva web del CNDM una "ventana abierta" con debates en los que intervendrán gestores, compositores, intérpretes y también los propios aficionados. "Las nuevas tecnologías están llevando la música por nuevos e interesantes derroteros. Hoy, más que nunca, es hora de decir eso de: el concierto tradicional ha muerto... ¡larga vida al concierto!".