Lorenzo Ramos.



El que hasta el año pasado fuera director musical de la temporada lírica del Teatro Cervantes de Málaga, Lorenzo Ramos (Viena, 1968), se estrena hoy como nuevo titular de la Orquesta de Córdoba. "Me consta que, además de cumplir con el perfil que buscaban en el Consorcio, y del interés de mi propuesta, también tuvo peso la opinión de los músicos, algo que es muy importante para mí", cuenta el director, que a lo largo de la temporada celebrará los 20 años de existencia de la agrupación andaluza. La primera parte del concierto se compone de tres piezas de autores españoles vinculados a la ciudad: Córdoba de Albéniz, el Capricho andaluz de Martínez Rücker (destacado compositor cordobés del siglo XIX y parte del XX) y Fulgores de Lorenzo Palomo, "uno de los compositores españoles más universales del momento". En la segunda parte harán la Renana de Schumann, piedra de toque del gran repertorio romántico y una de las piezas preferidas del propio Ramos. "Al fin y al cabo uno ha de lucir el mejor traje de luces el día de su primera faena, ¿no?".



Pregunta.- ¿Cómo recuerda su primer concierto al frente de la Orquesta de Córdoba?

Respuesta.- Fue en la XV edición del Festival de Música Contemporánea de Málaga, con obras de Luis de Pablo, Zulema de la Cruz, Claudio Prieto y un estreno de Francisco Gil Valencia. Guardo un grato recuerdo de aquel primer encuentro con la orquesta y también del segundo, en el que hicimos La voz humana y El secreto de Susana. Ahí ya hubo una química especial en nuestra relación que se ha visto refrendada con el nombramiento de director titular.



P.- ¿Cómo asume este reto?

R.- El reto consiste en dinamizar la institución y proyectar una imagen de orquesta moderna del siglo XXI, comprometida con la ciudadanía, a través de nuestro proyecto social, y flexible en su repertorio, ampliándolo con nuevas obras, sobre todo del rico patrimonio musical español.



P.- El momento no puede ser más complicado...

R.- Aunque nadie puede hacer milagros, ni pretender mantener la misma cantidad de producción de los últimos años con menos recursos, lo importante es conservar unos mínimos de calidad que, en el caso de la Orquesta de Córdoba, están garantizados. Creo que mi aportación puede ser importante en la línea de mi compromiso social con los colectivos que más difícil tienen el acceso a la cultura. Ahí voy a apostar en firme, pues creo en el poder de la música como herramienta de integración y cohesión social. Como muestra ahí está el Sistema de Abreu, aunque lo nuestro, claro, no va en esa línea, sino en ampliar nuestro público, más allá del abonado, y volcarnos en la ciudad, en la provincia, estando ahí presentes, haciéndole saber al ciudadano de a pie que ésta es su orquesta.



P.- ¿Qué objetivos se ha marcado?

R.- En lo estrictamente artístico me he fijado una meta clara y es normalizar la presencia de la música española en la temporada de abono y en el repertorio de la orquesta. Que no sea sólo algo testimonial, como sucede en otras orquestas españolas. Tenemos un enorme y riquísimo patrimonio musical, todo un abecedario de autores interesantes y no sólo el abecé al que estamos habituados y tenemos la obligación moral de darlo a conocer, pero no por razones de cupo, sino por su valor intrínseco como buena música que es.



P.- ¿Qué cree que le puede aportar a la Orquesta y qué le puede ofrecer la Orquesta a usted?

R.- Ante todo, diálogo. Soy conciliador en extremo, quizá demasiado, pero es que creo firmemente en que hablando se entiende la gente, como se suele decir, y que es mejor consensuar las decisiones en el seno de la institución que encontrarse un día con una noticia en la prensa que diga que tu orquesta quiere que te marches. Sinceramente, creo que el respeto y los apoyos han de ganarse y renovarse a diario, con cada gesto y decisión que se toma. En definitiva como titular no dejas de tener la última palabra, pues hay innumerables cuestiones que requieren de una última palabra, pero saber que has contrastado opiniones antes de tomar las decisiones tranquiliza mucho a todo el mundo, aunque no siempre puedas contentar a todos, claro. En cuanto a lo que la Orquesta me aporta a mí, siempre es mucho lo que se gana cuando se tiene algo que ofrecer. En las escasas tres semanas que llevo aquí, y aún no he debutado en temporada de abono, los resultados artísticos son muy satisfactorios y estoy sorprendido por la gran profesionalidad y excelente disposición que recibo por parte de los músicos. Cuando uno sólo quiere hacerlo lo mejor posible, y me refiero a hacer música, los beneficios se notan rápidamente porque, en el fondo, cualquier músico no desea otra cosa que disfrutar tocando, por muy difícil que sea lo que tiene que tocar o lo que se le pide dar sí mismo. Eso sí, siempre con respeto, nunca exigiendo o imponiendo. Yo siempre digo que nuestro ideal debe ser hacer música de cámara con dirección asistida.



P.- ¿Son compatibles la austeridad y la calidad?

R.- Como decía antes, creo que siempre se puede y se debe mantener un nivel mínimo de exigencia de calidad, independientemente de los recursos de que se dispongan. Para mí siempre ha sido muy importante contar con la cantera nacional de artistas. Hay excelentes compositores, cantantes, instrumentistas y directores en España que merecen todo nuestro apoyo y que se les dé cancha en su tierra. Que alguien venga de fuera y que sea más caro traerlo que llamar a otro de aquí no implica necesariamente que sea mejor artista. Es sólo marketing, no siempre tiene que ver con la calidad artística. En cuanto a la programación, de momento sólo está diseñada la de esta temporada. Para la próxima me gustaría tener en cuenta la valoración que hagan nuestros abonados de la programación de la presente temporada y ver si hemos de rectificar en algo o vamos por buen camino.