Image: Valencia inicia el curso con Rigoletto

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Escenarios

Valencia inicia el curso con Rigoletto

9 noviembre, 2012 01:00

El montaje de Rigoletto de Gilbert Deflo, a su paso por el El Gran Teatro Wielki de Varsovia.

La voz en alza del barítono Juan Jesús Rodríguez es el gran reclamo de las seis funciones de Rigoletto de Verdi con las que el Palau de les Arts valenciano dará, a partir de mañana, el pistoletazo de salida a su séptima temporada.

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  • El aficionado valenciano se alegrará de la presencia, a partir de mañana, de Rigoletto de Verdi en el cartellone del Palau de les Arts. Hay que celebrar que el protagonista sea el onubense Juan Jesús Rodríguez, cantante que tardó en salir a la palestra después de una serie de años en el coro del Teatro de la Zarzuela y que se ha revelado como un artista de raza. La voz es magnífica, probablemente una de las mejores de su cuerda, y no sólo en nuestro país, en donde no han abundado instrumentos de este tipo. Posee excelente encarnadura baritonal, igualdad de registros, con graves sólidos y bien apoyados, centro anchuroso y bruñido y agudos rotundos y generosos. El color es oscuro y la emisión vibrante y fornida.

    Es indudable que su Rigoletto, que ya ha cantado en algún teatro importante, está en periodo evolutivo, aunque ha merecido ya excelentes críticas. Un mayor control de intensidades, una mejora de la emisión a media voz, una matización más refinada contribuirán a redondear su visión del dolorido padre de Gilda, que será interpretada en estas representaciones por la soprano lírico-ligera estadounidense Erin Morley, antigua alumna de la Juilliard de Nueva York. Il Duca corre a cargo del siciliano Ivan Magrì, tenor en formación, protegido como Flórez de Ernesto Palacio, y que posee una muy brillante zona superior. Sparafucile lo canta el veterano y estentóreo bajo ruso Paata Burchuladze y su hermana Maddalena la mezzo Adriana di Paola. En la última representación, del día 24 de noviembre, el tullido va a ser cantado por el barítono mongol Amartuvshin Enkhbat, salido del concurso Operalia. Su timbre es casi de bajo, robusto, aún a falta de redondeo; como su estilo, algo rudo. En las demás representaciones incorpora a Monterone.

    El titular de la Orquesta de la Comunidad Valenciana, Omar Mei Welber, está en el foso. Su joven y cada vez más afirmada batuta deberá enfrentarse a la nada fácil tarea de dar adecuada forma a la tragedia, resaltar, sin pasarse, sus sangrientas tintas, regular el rico fluir melódico y establecer el siempre necesario pulso rítmico, ese tempo-ritmo que está en la entraña de la música verdiana y que da impulso imparable a esta magistral ópera, que se va a desarrollar en este caso dentro de un espacio escénico gobernado por el imaginativo Gilbert Deflo, que respeta las indicaciones y acotaciones históricas. Los decorados son de Ezio Frigerio y los figurines de Franca Squarciapino, dos artistas que se mueven por lo común dentro del respeto a lo escrito y que saben estilizar sabiamente los volúmenes. La producción proviene del Gran Teatro Wielki de Varsovia.