Image: Josep Maria Prat

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Josep Maria Prat

"La Filarmónica ha venido a Madrid para quedarse"

16 noviembre, 2012 01:00

Josep Maria Prat. Foto: Melanie Schroeder.

La Sinfónica de la Radio de Colonia inaugura el domingo en Madrid la primera temporada de La Filarmónica en el Auditorio Nacional. El nuevo ciclo de Josep Maria Prat, presidente de GrupCamera, viene avalado por más de 700 abonados y apuesta por una alternativa al 'star system' "para ayudar a cambiar el estado de ánimo de la gente".

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  • La música clásica es un deporte de riesgo. Al menos para quienes la practican desde los despachos, acostumbrados a esa rara combinación de satisfacción y miedo que produce el público. "Programar es una carrera de fondo", explica a El Cultural Josep Maria Prat (Barcelona, 1956), presidente de GrupCamera e Ibercamera. "Hay que adaptarse a cada tramo. Y ahora nuestra prioridad es cambiar el estado de ánimo de la gente".

    Tres décadas lleva este empresario catalán de 56 años nutriendo el Palau de la Música Catalana y L'Auditori de Barcelona de los mejores directores, orquestas e intérpretes del momento, lo que ha convertido su promotora de conciertos en uno de los grandes emporios musicales de España. La imparable evolución de su GrupCamera a lo largo de sus 29 temporadas ininterrumpidas no se explica sin la fidelidad de sus más de 1.500 abonados en Barcelona. Ahora se han animado a ampliar la cobertura de sus conciertos a las salas de Gerona, Bilbao, Vitoria y también a Madrid, en cuyo Auditorio inauguran este domingo La Filarmónica, un nuevo ciclo musical que se presenta como sociedad independiente de Ibercamera.

    Romperá el hielo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Colonia WDR a las órdenes del maestro finlandés Jukka-Pekka Saraste con Las ninfas del mar de Sibelius y Las cuatro últimas canciones de Richard Strauss, que contará con la soprano canadiense Measha Brueggergosman como solista. En la segunda parte del concierto, se escuchará la Quinta de Beethoven "porque es una obra maestra absoluta del sinfonismo y toda una referencia del repertorio. No imagino mejor manera de empezar esta aventura que con una obra que transmite tanta intensidad y energía".

    Recuerda Prat que fue Glenn Gould quien le produjo su primera conmoción musical. "En realidad, tengo el corazón partido entre su grabación del Concierto en re menor de Bach y unos tangos de Camarón y Paco de Lucía". Tampoco olvida la primera Suite para violonchelo de Bach que vio interpretar a Lluís Claret. "Hay conciertos de los que uno no se recupera nunca. Como las cicatrices, te acompañan toda la vida...".

    Con el nuevo ciclo, Josep Maria Prat y Víctor Medem (director artístico de las actividades de GrupCamera) están decididos a plantarle cara a la crisis con seis conciertos de alto nivel. "Maurizio Pollini me dijo en cierta ocasión que una de las cosas que había aprendido después de 40 años de carrera internacional era la correspon- dencia entre la personalidad del promotor de una ciudad y su público. Tenía comprobado que si el gestor era inteligente también lo serían sus abonados".

    Además de Jukka-Pekka Saraste, desfilarán por su programa Valery Gergiev (con la Orquesta del Teatro Mariinsky; el 14 de enero), Jonathan Nott (con la Sinfónica de Bamberg y Alexei Volodin al piano; el 28 de febrero), Martin Lehmann (con la Deutsche Kammervirtuosen Berlin y el Coro de niños de Windsbach; el 10 de abril), Pinchas Zukerman y Angela Chen (el 7 de mayo) y Daniele Gatti (al frente de la Nacional de Francia; el 20 de junio). Se trata de algunos de los artistas más solicitados por las principales salas sinfónicas y teatros de ópera del mundo, si bien La Filarmónica se postula como un modelo alternativo al star system imperante. "Desde la época de Karajan el concepto de cultura musical se ha venido entendiendo como objeto de consumo de lujo, algo que ha ido perdiendo vigencia porque la música a quien pertenece realmente es a los aficionados".

    Prat insiste en que Ibercamera y La Filarmónica son dos cosas distintas, aunque inspiradas en una misma política de calidad y de contención de precios. "Hace algunos años que nos venimos preparando para la crisis. Pero más que recortar en artistas o en repertorio hemos optado por congelar el precio de las entradas, e incluso reducirlo". En el caso de Ibercamera, la pasada temporada los abonos se abarataron entre un 8 y 12% (lo que se tradujo en aumento de casi un 8% de la venta de localidades) y se aplicaron descuentos para estudiantes. En Madrid, los abonos oscilan entre los 150 y 665 euros (un 30% menos para abonados fundadores) y los menores de 26 años podrán acceder a todo el ciclo en la zona D del Auditorio por 65 euros. "Además, gracias a la generosa aportación de nuestros protectores, ochenta jóvenes podrán acudir gratuitamente a todos los conciertos. Queremos facilitar el acceso a todos los aficionados a la música, sobre todo después de la injustificada subida del IVA a la cultura que ha aplicado el Gobierno. Es una opción que nos comportará pérdidas y tendremos que luchar en el futuro para amortizarlas".

    Para su primera temporada, La Filarmónica contará con un presupuesto de 760.000 euros. "Nosotros no nos dedicamos a comprar conciertos sino que diseñamos, programamos y realizamos giras. Cuidamos hasta el más mínimo detalle para que la experiencia artística se reproduzca allí donde trabajamos. Siempre habíamos albergado el deseo de compartir nuestros proyectos con la afición de Madrid y, al final, hemos cumplido ese sueño".

    En sólo unos meses, La Filarmónica ha superado el umbral de los 700 abonados, cifra nada desdeñable si tenemos en cuenta que en el Auditorio Nacional se reparten la taquilla dos grandes entidades públicas (la Orquesta y Coro Nacionales de España y el Centro Nacional de Difusión Musical) y otras promotoras privadas (Ibermúsica, Juventudes Musicales, el Ciclo Grandes Intérpretes, Excelentia...). "Lo importante es no crear dispersión ni competencias absurdas. El programador privado se debe exclusivamente al servicio a los artistas y al público. En ese sentido, nuestra propuesta se añade a este extraordinario tejido. La gran acogida que nos ha dispensado la afición madrileña así lo corrobora. Nuestra apuesta es a largo plazo. Porque hemos venido a Madrid para quedarnos".

    Prat no sólo apela al compromiso del público, también a la voluntad de diálogo de artistas dispuestos a reducir sus cachés en tiempos difíciles. "Ya no somos periferia. España es un circuito imprescindible para directores, músicos y orquestas. No tiene sentido pagar un precio que viene de una época en la que el sector no estaba profesionalizado. El no haber establecido desde el principio una política de concertación entre lo público y lo privado tuvo dos efectos negativos: el sobreprecio de las orquestas y la ausencia de una masa crítica de público capaz de sostener con las entradas el coste de las programaciones".