Un momento del Rey Roger de la ABAO-OLBE. Foto: E. Moreno Esquibel
El Palacio Euskalduna estrena la ópera de Szymanowski con Mariusz Kwiecien, el mejor barítono del momento, como protagonista.
Una música que se escucha con atención y se sigue bien dentro de su aparente ambigüedad tonal. No es genial, pero funciona perfectamente para describir y ambientar la historia simbolista narrada con un lenguaje a veces inextricable -el que seguramente pudo emplear el autor en lo que indudablemente es un mensaje homoerótico- a lo largo de una superficie lustrosa y asimilable. En el nuevo montaje que estrena mañana la ABAO en el Palacio de Euskalduna, en coproducción con el Teatro Wielki de Poznan, la parte del dubitativo e impresionable protagonista va a ser incorporada por el acreditado barítono polaco Mariusz Kwiecien, que ha paseado el personaje por distintas latitudes. Su cálida voz lírica, de excelente pasta, se amolda perfectamente a las ondulaciones melismáticas de su escritura.
A su lado, como Roxana, Agnieszka Bochenek-Osiecka, y José Luis Sola en el nada fácil rol del Pastor, una suerte de Mesías. Su clara voz de lírico-ligero lo facultará para defender la espinosa tesitura. El competente Francisco Vas, tenor mimético donde los haya, es Edrisi, el hombre de confianza, mientras que el muy solvente Felipe Bou encarna al Arzobispo. Iryna Zhytynsa actúa como Diaconisa. Hasta el 3 de diciembre, estará en el foso, al lado de la Sinfónica de Euskadi, el joven talento polaco Lukasz Borowicz, de ágil y elocuente batuta. El Coro es el de la ABAO y la dirección de escena corre a cargo de Michal Znaniecki.